El truco de Arguiñano para encontrar langostinos más baratos


El langostino de pesca tradicional del Mediterráneo y del Golfo de Cádiz es exquisito, pero solo se encuentra en el mercado de mayo a agosto
El chef Karlos Arguiñano propone muchas recetas a partir de este rico crustáceo y tiene un truco para comprarlo durante todo el año
Un festín la mar de sabroso: cómo comer cada tipo de marisco y con qué maridarlo
Llega el fin de semana y nos gusta preparar algo rico de menú. Un básico es acercarse al mercado y elegir lo que nos apetezca o esté bien de precio. Los langostinos tigre son una opción que solemos tomar en casa: en tempura, al ajillo, en salsa marinera con pasta o simplemente cocidos para mojar en mayonesa.
Chefs como Karlos Arguiñano proponen ideas variadas con este marisco, más asequible que el resto, mezclan ingredientes de otras culturas e incluso tiene sus trucos sobre cómo encontrar langostinos más baratos. En Uppers nos hemos hecho eco de ellos.
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Está claro que se tiene predilección por los langostinos recién cogidos a la manera tradicional como hace la flota pesquera de poblaciones como Vinarós, en la costa mediterránea del norte de Castellón, o la del golfo de Cádiz, principalmente de Sanlúcar de Barrameda. Su calidad en este caso es tan preciada que no siempre llegan al pescadero de confianza o su precio resulta elevado para el momento.
Además, su época de captura empieza en mayo y termina en agosto. Es un crustáceo originario del Pacífico Occidental y del Índico, pero penetró en el Mediterráneo a través del canal de Suez. En España se introdujo a principios de la década de los ochenta en el delta del Ebro y en las marismas de Huelva.
El mismo Karlos Arguiñano recuerda que hay otras variedades, no tan exquisitas, pero perfectamente válidas en cocina. En uno de los programas que habitualmente presenta en televisión, antes de enseñar a preparar una rica brocheta de langostino y piña, Arguiñano comentó que se pueden comprar los langostinos tigre de cultivo.
Otro idea es apostar por los que se comercializan congelados. Ninguna de las opciones que propone son baratísimas, pero sí suelen estar bastante bien de precio. El langostino a menudo se convierte en la estrella de sus platos como en otras brochetas donde el crustáceo se envuelve en panceta para después hacerlo a la parrilla. Resultan de los más apetecible.
Consumo de langostinos de cultivo
Precisamente, en España se ha incrementado bastante su consumo: se ha convertido en el principal país importador de toda Europa y en el tercero de todo el mundo, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Se comercializa tanto en el mercado nacional como en el local, a través de mayoristas y es muy solicitado en la restauración.
Seguro que este es el motivo por el que además ha aumentado su cultivo en nuestro país para su venta fresco, entero y en muchas ocasiones vivo. En concreto, en Andalucía, donde hay unas ocho instalaciones, la producción del langostino tigre, el Penaeus japonicus, alcanzó las 22 toneladas en 2020. Los machos miden unos 19 centímetros y las hembras son un poco más largas con 22 centímetros. Por un lado, se ha incrementado la demanda de este producto a nivel mundial y por otro la sobrepesca ha provocado una significativa reducción de los volúmenes capturados bajo el método tradicional.
El langostino es una especie marina que habita en aguas tropicales y subtropicales de las zonas de costa. Acostumbra a permanecer sobre los fondos fangosos y de arena durante el día, hasta una profundidad de unos 50 y 90 metros de profundidad, para salir en la noche en busca de alimento, que son pequeñas presas como crustáceos, anélidos, bivalvos, gasterópodos o restos orgánicos. Entre abril y noviembre se traslada a alta mar para reproducirse una sola vez al año. Cada hembra, unas horas después de la cópula, hace una única puesta de más de un millón de huevos que deposita en el fondo marino por la noche. Después, las postlarvas migran hacia las costas y se adentran en los estuarios y en las lagunas salobres. Cuando crecen vuelven a las aguas profundas con una esperanza de vida de entre dos y tres años.