{{#section.link.href}}
{{section.link.title}}
{{/section.link.href}}
Cielo estrellado en Cantabria. En concreto en Villaverde de Potones donde la lluvia de astros ha iluminado el Cenador de Amós. El restaurante del chef Jesús Sánchez se ha hecho con las tres estrellas Michelin, la calificación máxima en restauración.
Junto a su mujer, Marián, Jesús Sánchez lleva ya 26 años regentando el Cenador de Amós, localizado en una antigua casona palaciega del siglo XVIII. La primera estrella la consiguió tan solo dos años después de abrir, en 1995, la segunda llegaría en la guía 2017 y ahora, en la de 2020, con 55 años, se ha hecho con la tercera. Posee, además, desde 2015 los tres soles Repsol.
Pese a la reinvención continua que un restaurante con estos galardones requiere, hay platos que se han convertido en imprescindibles en sus menús. La tortilla montañesa es uno de ellos. Comer aquí te costará entre 109 y 167 euros (bodega aparte) pero te permitirá degustar este pincho tan mítico y difícil de imitar.
Se trata de un bocado en el que se mezclan texturas para conseguir el sabor tradicional pero con un toque de modernidad. La base es una elaboración de patata que se seca en el horno y después se fríe hasta conseguir que sufle (se hinche). Encima se coloca el relleno. Patata de la variedad monalisa cocinada con cebolla y yema de huevo, que se añade a posteriori, una vez fuera del fuego para que se cocine con el calor de la patata.
Sobre ella otra patata, pero en esta ocasión finísima y muy frita para conseguir un toque extra crujiente. Es, además, la base para la espuma. Una mouse ligera de tortilla de patata. Huevo, patata y cebolla, todo cocinado y triturado para meter muy fino en el sifón. Con dos cargas de gas quedará perfecta. Para decorar el pincho: polvo de jamón ibérico y un toque de cebollino picado.
Jesús Sánchez ofrece tres opciones de menús. Esencia, Memoria y Experiencia. Cada uno de ellos con elaboraciones únicas. La lubina, preparada con mantequilla de algas y servida con caviar de cachón es otro de sus platos estrella.
Especial mención también al cocido de garbanzos con timbal de huevo que, a primera vista, poco tiene que ver con el plato de cuchara al que evoca y que en boca transporta al puchero de la abuela. Para terminar sus chocolates de origen con praliné de avellanas y helado de café ponen el toque dulce mezclando tradición y modernidad.