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Las tapas son uno de los símbolos de la cultura gastronómica de nuestro país, un complemento que no puede faltar cuando decidimos bajar a tomar unas copas con los amigos y que puede hacer que nos decantemos por un bar u otro. Y es que, seamos sinceros, a todos nos gusta disfrutar de una pequeña tapa mientras tomamos una caña, y todos hemos sentido la decepción cuando nos hemos encontrado en uno de esos bares en los que no ponen ni unas simples patatitas.
Aunque todos sepamos qué es una tapa, los orígenes de estos aperitivos son un poco confusos. Según la leyenda, la tapa apareció en el siglo XIII y, ojo, por prescripción médica.
En concreto, se dice que la tapa surgió cuando al rey Alfonso X el Sabio le prescribieron tomar pequeños sorbos de vino para tratar su enfermedad. Para evitar que el alcohol se le subiese, el rey se vio obligado a tomar pequeños bocaditos acompañando la bebida, y la idea le gustó tanto que decidió que, una vez repuesto, decidió que no se sirviese una copa de vino sin un piscolabis al lado.
Otra teoría, en cambio, apunta a que la tapa apareció un poco después, en el siglo XIX, cuando el rey Alfonso XIX se encontraba de visita oficial en Cádiz y, al pasar por un establecimiento, pidió una copa de vino de Jerez.
En ese momento, una corriente de aire levantó arena y, para evitar que esta se vertiese en la copa del monarca, la leyenda dice que el camarero colocó una loncha de jamón sobre la copa. Cuando el rey le preguntó por qué, el camarero le respondió que era una “tapa” para evitar que la arena se metiese en el vino y el resto es, como quien dice, historia.
Independientemente de los orígenes de la tapa, no cabe duda de que estos aperitivos han enraizado profundamente en nuestra gastronomía y que se han convertido en un reflejo de la cultura culinaria del país. De hecho, cada Comunidad Autónoma tiene una tapa propia, un pedacito que sirve para representar a su cocina.
Para conocerlas, desde la Fundación Española de Nutrición (FEN) han elaborado un listado con las tapas típicas de cada comunidad. De la lista, eso sí, quedan excluidas las banderillas, las gambas al ajillo, la tortilla de patata y las patatas bravas, ya que se considera que se extienden a lo largo de toda la geografía española.
Si viajas a Cantabria, no puedes perder la ocasión de probar la anchoa del Cantábrico con queso, la tapa reina de esta región. Elaborada con anchoas de la tierra, queso suave o semicurado y una rebanada de pan blanco, esta tapa te conquistará.
El País Vasco es una región que destaca por su gastronomía, pero si tenemos que quedarnos con una tapa, esa es el bacalao al pil-pil, una elaboración hecha con bacalao desalado, ajo, guindilla y aceite de oliva.
Cuando hablamos de Madrid, hay dos platos que siempre saltan en nuestra mente: el cocido y el bocata de calamares. Sin embargo, si hablamos de tapas, no podemos irnos sin probar los callos, una bomba hecha con tocino, garbanzos, morro de vaca, chorizo, morcilla, ternera, etcétera. En definitiva, una tapa que hay que consumir con precaución, como quien dice.
La sidra es uno de los símbolos de identidad de Asturias, pero, además de para beber, esta bebida también sirve para dar forma a la tapa típica de la región: los chorizos a la sidra, una delicia que, acompañada con un poco de pan, nos alegrará las tardes en el bar.
Las croquetas están buenas en todas partes, pero si tuviéramos que quedarnos solo con unas, esas serían las croquetas de jamón y carne de Aragón, una delicia para conquistar a toda la familia.
Aunque La Rioja también destaca por sus croquetas, en esta ocasión queremos hacer mención a su pincho de champiñones, una elaboración que mezcla estas setas con jamón serrano, ajo y aceite y que está para chuparse los dedos.
En pocos sitios de España se come mejor que en Galicia, una región conocida por su pescado, su marisco, su pan y sus empanadas. Si hablamos de tapas, sin embargo, tenemos que mencionar dos: el lacón con grelos y el famoso pulpo a la gallega, dos delicias que no puedes perderte.
La carne magra con tomate es la tapa más popular de Murcia, una mezcla para mojar pan con la que te chuparás los dedos.
Hablar de Extremadura es sinónimo de hablar de migas, una receta económica elaborada con pimiento choricero, pan candeal, panceta, ajo, pimentón dulce y aceite de oliva capaz de conquistar a cualquiera.
La morcilla es una de las elaboraciones más típicas de Castilla y León, y si hablamos de su tapa estrella, no podemos sino mencionar la Morcilla de Burgos, una exquisitez famosa en todo el país. Otra opción son sus patatas revolconas con torreznos, una pequeña bomba llena de sabor.
La paella es uno de los platos más conocidos de la gastronomía española, y también uno de los que más polémica despierta. Que si no lleva esto, que si eso es arroz con cosas, etcétera, etcétera. Si quieres probar una buena paella, hecha con los ingredientes tradicionales, tienes que viajar, obviamente, a la Comunidad Valenciana, donde seguro que también la encontrarás servida como tapa.
El clásico de Cataluña es, sin duda, el pan con tomate y jamón, un montadito hecho con pan payés, jamón serrano, tomate, aceite de oliva, ajo y sal que te hará la boca agua.
En las Islas Canarias, no hay nada más típico que unas buenas “papas arrugás” y un buen mojo picón, una elaboración hecha con papas de yema, aceite, comino, pimentón picante, guindilla, vinagre y sal que recoge todo el sabor canario.
Si viajas a Andalucía, no puedes perder la ocasión de probar su famoso “pescaíto” frito, una tapa con sabor a mar elaborada con boquerones, calamar y chipirones. Otra opción es el salmorejo, una opción muy refrescante para los días de verano.
Si vas a tomarte una caña en Navarra, es probable que te sirvan también unos pimientos rellenos. Concretamente, de bacalao, que es el ingrediente más típico de esta sabrosa elaboración.
Si tuviéramos que destacar dos ingredientes de las Islas Baleares, esos serían la sobrasada y el queso de mahón, así que no nos sorprende que la tapa más popular del archipiélago balear sea, precisamente, la tostada de sobrasada con queso de mahón, un bocadito perfecto para ir abriendo el apetito.
Cerramos la lista con Castilla La Mancha y su tapa: los zarajos, una elaboración hecha con intestinos de cordero lechal, pan blanco, ajo y aceite de oliva perfecta para acompañar a la cerveza.