El placer más dulce y exclusivo: descubre los seis chocolates más caros del mundo

  • Por cincuenta euros un mordistquito; por más de mil puedes tragar muy, muy despacio una onza de chocolate imponente con una trufa cotizadísima en el interior o buscar una nueva adicción: el chocolate cubierto de oro de 24 kilates

Vida sin golosería no es vida que valga la pena, y ahí un buen postre, un bombón, una chocolatina o una buena onza de chocolate pueden arreglarnos la depresión de un día de trabajo y un jefe que te ha ordenado que te tires de un quinto piso. Chocolate es bien. Lo sabe el que cambia de la marca barata del súper a una liga superior, o aquel que se pasa del chute de azúcar a la pureza de un cacao de 70%. Un rito de paso del que no se regresa.

Como todo en la vida, a mayores mieles y mejores elaboraciones, más cara suele salir la broma de comprar chocolate exclusivo. Hoy te hablamos de cinco razas exóticas, tan caras que quizá tus oídos empiecen a sangrar o te decidas a vaciar la cuenta corriente para probarlos. Los chocolates más caros del mundo. Prepara tu paladar de millonario.

Toak Vintage Edición Coñac

El sueño de los que les gusta combinar chocolate y chupito post-ágape opíparo. Un chocolate ecuatoriano con tres años de maduración en barrica de roble francés, como ese vino del que presume tu yerno para competir contigo en la comida de Navidad. Unos 300 euros. Es hora de robar la hucha de tu hijo pequeño.

Godiva

Llevan 75 años haciendo magia en nuestra diabetes e hipoglucemia. Es una de las marcas más conocidas de Bélgica, que produce este manjar como si los niños de ese país lo tuvieran dentro de las venas y las arterias. Desde sus líneas de producto más baratas (es un decir) a delicatessens que parecen hechas por maestros chocolateros obsesivos. Nos movemos en un rango de precios con un mínimo de 50 euros, hasta los casi 400 dólares de las piezas más caras, que van en consonancia con los ingredientes exóticos que se gastan para sus elaboraciones más top: miel de países lejanos como Tasmania, especias y picante o té matcha de Japón.

Richart

Esta marca para gourmets con casa en Francia también tiene buena fama en los matices, las fragancias y los sabores más intensos y profundos del cacao. Su característica principal es el gusto por lo tropical y los ingredientes que añaden a sus tabletas y cajas de bombones: piña, fresa, plátano. Otras amigas del colesterol alto, como el chocolate con fondo de aceite de oliva. Puedes empezar por sus cajas de veinticuatro piezas, pero a los maestros chocolateros de Richart les gusta que acates sus órdenes y te comas a sus hijos en el orden que indica su caja de ciento doce chocolates, otro punto que también han diseñado con tiento. Prepara la cartera porque la cifra es escalofriante: 812 dólares.

Delafèe

Otro producto exclusivo y orgulloso hijo de Suiza el de esta marca, tan extravagante como ese jeque que se compra un tigre vivo para decorar su baño y comerse a los invitados que no le satisfacen en sus ágapes. Conocerás a Delafèe por su visión, propia de las urracas y sus excentricidades. Les gusta el oro, les gusta mucho, y su línea de chocolates se mezcla de buena gana con este metal precioso. Piezas de chocolate bañadas en oro comestible de 24 kilates. El mejor cacao de Venezuela o Ecuador para la causa de los millonarios. Por unos 390 euros puedes hacerte con la caja ‘Gold Swiss’, que incluye ocho piezas. 50 euros la pareja.

Noka

A lo que hace Noka con las trufas habría que darle categoría escultórica. Sus piezas hechas a mano son de probada y cara compañía. Recolectan el cacao de sus manjares en Ecuador, Venezuela, Trinidad y Tobago o Costa de Marfil, aunque la marca es estadounidense y está especializada en darle un toque ecológico a sus ingredientes: chocolate y crema fresca orgánica. A 910 euros la caja de 24 trufas. Poca producción anual, lo que encarece nuestro vicio. Es, a decir de casi todos los rankings, uno de los chocolates más exclusivos del mundo.

Knipschildt's La Madeline au Truffe

Knipschildt no es nombre de estornudo con resultado de muerte, sino del maestro chocolatero que creó esta bomba. Imagina a unos señores en yate con servicio y copas de champán para visualizar esta pieza para la que la palabra ‘exclusiva’ se queda un poco corta: dentro tiene una trufa de Périgord y se baña en una capa de oro y otra de chocolate Valrhona, otra casa chocolatera famosa en Europa. Lleva el sello del record Guinness y de la revista Forbes, que dijo que era el chocolate más caro del mundo. El kilo cuesta unos 2000 euros.