Una cuestión social: ¿por qué en España bebemos más cerveza que vino?

  • En 2020 los españoles bebieron 3.328 millones de litros de cerveza, somos el segundo país en consumo per cápita

  • De marzo de 2020 a marzo de 2021, el consumo de vino en España fue de 960 millones de litros

  • El vino contiene 70 calorías por mililitro y la cerveza 50 calorías por mililitro además de hidratos de carbono

Nos encanta quedar con amigos, ir de cañas, salir de tapeo, tomar unos vinos… forma parte de nuestro ocio de fin de semana, de las tardes de los jueves y de las vacaciones. En nuestras “quedadas”, en Uppers nos preguntamos, qué se consume más en España, vino o cerveza.

Es muy curioso. Resulta que podemos presumir de contar con la mayor superficie dedicada al cultivo de viñedos y somos el cuarto productor de vino del mundo. Sin embargo, ¿cuánto vino se bebe en España? La respuesta es que consumimos mucho menos vino que cerveza. Es más, antes de encerrarnos en casa por la Covid-19 ocupábamos el puesto número dos de consumo per cápita de cerveza de todo el mundo, detrás de la República Checa.

Consumo de cerveza y de vino

Según datos de Cerveceros de España, en 2019 se consumieron 3.784 millones de litros en nuestro país y 3.328 millones de litros en 2020. Las cantidades son importantes, pero han disminuido un 15% de un ejercicio a otro a causa de la pandemia. Además, la tendencia apunta a que el consumo general sigue bajando; no solo el de cerveza sino también el del vino y el de las demás bebidas alcohólicas. De enero a abril de este año el de cerveza fue de 964,9 millones.

En cuanto al vino, tal como publicó la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), en consumo per cápita somos el país decimosegundo detrás de Portugal, que se erige como el primero, de Austria, Suiza, Italia, Francia o Bélgica. En España, de marzo de 2020 a marzo de 2021, el consumo fue de 960 millones de litros, un 16,6% menos que el ejercicio anterior.

La cerveza es más social y transversal

Los expertos destacan que una de las razones por las que no somos tan fans del vino es porque se relaciona con momentos puntuales y más elegidos a diferencia de la cerveza que es más social y transversal, la toman hombres y mujeres y no hay distinción entre clases sociales. Esta incluso ha creado un tándem junto la tapa muy difícil de cambiar. Acompaña mejor al tapeo por el cambio de local, por la inmediatez. Además, el consumo del turismo británico o alemán que pasa sus vacaciones en España es muy cervecero y también computa en la cifra global.

El vino se asocia a ocasiones especiales

El vino requiere un poco más de tiempo para disfrutarlo, gusta tomarlo en una buena copa y está vinculado con momentos y ocasiones especiales. Tiene una imagen sibarita más asociada a clases medias y altas. Siempre ha estado rodeado de exclusividad, de rituales, de un lenguaje para entendidos, de precios altos y de la sensación de que hay que ser experto para pedirlo, apreciarlo y consumirlo. Al sector vinícola le está costando quitarse estos apelativos para aumentar las ventas nacionales. Hace unos años pusieron de moda el enoturismo, la visita a bodegas y las catas de vino pero todo ello no está dando los frutos deseados.

Lo cierto es que contamos con unas bodegas que producen vinos de altísima calidad que se venden en todo el mundo y otros que han sabido alcanzar el equilibrio entre esa calidad y un precio asequible apto para casi todas las economías domésticas.

No obstante, la cerveza siempre gana. Otro hándicap es el calor. En España, se sirve muy fría y sus defensores dicen que les quita la sed. Algunos expertos vinícolas, para darle más empuje al vino, destacan que le falta frescura y hasta proponen añadirle hielo, pero chocan contra otros entendidos para los que sería cometer un sacrilegio.

Para los que cuidan la línea, el vino contiene 70 calorías por mililitro frente a las 50 calorías por mililitro de la cerveza, aunque de esta última se bebe más cantidad por lo que el resultado final es una ingesta mayor de calorías. Los nutricionistas apuntan que cuanto más joven sea el vino más azúcar tendrá al igual que el tinto en comparación con el blanco. Si decides beber apuntan que lo que menos engorda es un vino blanco con más de dos años.