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Por hache o por be, allá donde va, Brad Pitt (58 años) está en boca de todos. Ahora el motivo es el imaginario baúl, digno de la Piquer, con el que viaja para presentar 'Bullet Train', la película que acaba de llegar a las salas de cine. En París, Berlín, Londres o Los Ángeles, el actor ha sorprendido por sus conjuntos vaporosos de lino. Uno en color salmón claro, pantalones de cordón, camiseta de tono rojo oxidados y zapatillas blancas. Otros similares, en color caqui y gris pizarra.
Todos están hechos a medida por el diseñador Haans Nicholas Mott, autor también de su llamativo traje verde lima que lució en la alfombra roja de Los Ángeles, rematado con unas zapatillas amarillas con rayas en rojo de la colección de Adidas en colaboración con Gucci. De sus icónicos trajes de patrón clásico y corte perfecto, ni rastro. También se ha despedido de su impecable esmoquin y, donde antes había negro, ahora son colores potentes. La guinda la ha puesto al posar en el estreno de 'Bullet Train' en Berlín, con falda de lino midi de corte asimétrico que deja sus pantorrillas tatuadas al descubierto.
Analizamos su cambio con Ritxar Bacete, antropólogo, autor de 'Nuevos hombres buenos' e investigador de la masculinidad en la era del feminismo. Lo primero que le llama la atención al observar con detenimiento la imagen de Pitt con falda es su hipermasculinidad. Por el color marrón, el corte asimétrico y las botas de cuero con las que completa el look, podría ser un gladiador del circo romano, con todos los estereotipos masculinos que se adjudican a esta figura. “Paradójicamente, es una imagen muy varonil más acorde con la película de acción trepidante, en la que Pitt se muestra como un experto en la lucha cuerpo a cuerpo, que con lo que podría representar esta prenda", explica Bacete.
¿Por qué se la ha puesto? “¡No sé! Todos vamos a morir, ¡pongamos las cosas patas arriba!", bromeó cuando le preguntaron. Dice también que al hacerse mayor va buscando comodidad. Si es o no estilo, parece que le trae sin cuidado. Pero si tomamos el pulso al público que comenta en redes, el desconcierto ante sus estilismos ha sido absoluto y se ha desatado una ola de memes.
Bacete está convencido de que es una falda liberadora. “Generalmente, los hombres a esta edad rompen sus propios límites en cuanto a qué identidad desean tener o cómo tienen que vestir. Es habitual que empiecen a elegir ropas y accesorios cómodos, divertidos y libres". La estrella de Hollywood se ha atrevido con la falda y la lleva como quiere. Ese es su encanto.
La gira promocional de su nuevo trabajo por Estados Unidos y Europa nos está destapando a un Brad Pitt desinhibido y, según el antropólogo, más auténtico. “Hay edades clave en las que el hombre define su identidad y la madurez próxima a los 60 es una de ellas". Sus divertidas piruetas en las sesiones fotográficas, los gestos de complicidad con sus compañeros de reparto y las bromas se alían con sus atrevidos estilismos y nos muestran a ese hombre que menciona Bacete, con mucha personalidad y seguro de sí mismo.
El diseñador de sus conjuntos, Haans Nicholas Mott, también se ha pronunciado en esa misma línea de confianza ganada: “Tiene una idea clara de cómo quiere aparecer en el mundo y hacemos el trabajo en ese espacio: su sentido del color, ajuste, textura.. Es genuinamente especial". Sobre todo, fuera de los cánones.
Llevamos mucho tiempo hablando de la falda masculina como la prenda que podría marcar la evolución de la masculinidad y la revolución en la indumentaria del hombre. Es la apuesta de algunas firmas de moda, como Gucci, que en 2020 presentó dos vestidos en su colección masculina Otoño/Invierno con la idea de romper con los estereotipos tradicionales y eliminar las barreras de género en la ropa. Los diseños se viralizaron en redes, pero más por su estratosférico precio -1.900 y 1.300 euros- que por la propuesta de Alessandro Michele, director creativo de la casa.
“Aunque el cambio en la calle apenas es perceptible, lo que sí se observa es un avance en su aprobación o aceptación. La gente ya no suele volver la cabeza si un hombre viste falda, si bien es verdad que la cantidad de varones que se atreven con ella es mínima y, además, escogen faldas largas", reflexiona Bacete. En cualquier caso, considera que no deja de ser transgresor. “Esa diversidad y libertad es positiva favorece una nueva masculinidad que, en lugar de anularle como hombre, le permite identificarse. Ahora que Pitt ha abierto el camino y la defiende bien, ¿la veremos también en la calle?