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Es uno de los hombre más atractivos y elegantes del mundo. Sabe cuidarse y mantener su estilo de caballero con un toque deportivo. Pero también sabe que en su negocio -el show business- renovarse es imperativo. Eso, o morir por obsoleto. Y se ha metido en lo de la renovación hasta las trancas, al menos en lo que se refiere a escala de colores. Hablamos de Pierce Brosnan y su última aparición en la alfombra roja.
El irlandés se encuentra en plena campaña de promoción de su última película, 'Black Adam', en la que encarna al Doctor Fate, todopoderoso fundador de la Sociedad de la Justicia. El papel supone un cambio en el registro de Brosnan, ya que es su primer papel en el género de los superhéroes.
El actor sabía que para lograr el máximo impacto promocional debía dar la campanada en la alfombra roja. ¿Cómo? Buscando un estilismo que chocara con su imagen clásica (quizá demasiado clásica). Y si hay un color anti-masculino por antonomasia es el rosa en su versión más extrema: el fucsia neón o 'rosa shocking'.
El ex agente 007 (antecedió al último de la saga, Daniel Craig) llegó al estreno mundial en Londres vistendo un traje fucsia a la medida, camisa blanca de Brioni con un par de botones abiertos, ninguna corbata, y botines marrones. Elegir un color negro para los zapatos hubiera sido un contraste demasiado marcado con el fucsia y el blanco. El marrón, color de la escala de los cálidos, está dentro de la gama de los rosas, junto a los tonos violetas, rojos y anaranjados. Se trataba, por tanto, de una elección segura.
El look se completaba con unas gafas de sol de cristal rojo de la marca Jacques Marie Mage que Brosnan se quitó nada más iniciarse el photocall.
El look rosa de Brosnan coincidió, en parte, con la elección de Dwayne Johnson, que también ha tirado del fucsia en su camiseta, pese a que la estilista de La Roca, Ilaria Urbinati aseguraba en un post de su IG que la coincidencia se trataba de algo casual.
El rosa es un color lleno de significados. Para la filosofía hindú, corresponde al chakra del corazón, el más alto (se situaría por encima de la cabeza), el encargado de dirigir las emociones y de conectar los instintos primarios con las aspiraciones espirituales.
Para la psicología del color, el rosa, en su versión pastel, se asocia a la infancia, al amor maternal y a las niñas, pese a todos los intentos por revisar los estereotipos asociados a los colores. Hasta hace unos años, era un color vedado al guardarropa masculino. Pero, tímidamente, comenzó a usarse en la ropa menos formal: camisas de verano, jerséis, bañadores o complementos tan de hombre como las corbatas. Hoy hay hasta abrigos rosas para hombres o estampados en chaquetas con distintos tonos de rosa, pero, admitámoslo, no ha entrado en el guardarropa masculino a gran escala.
Las declinaciones del rosa van desde el casi blanco en las versiones más claras al marrón terracotta. Los más elegantes, de hecho, se asocian a los subtonos amarronados (de ahí la elección de Brosnan de ponerse zapatos marrones), mientras que los más efectistas son los rosas chicles o barbies, como marca el Barbiecore, la tendencia de vestirse con color fucsia que está causando furor.
Sin embargo, nada más lejos del universo Barbie. El fucsia es un tono, si no creado, sí amplificado por una grande de la Alta Costura: la diseñadora Elsa Schiaparelli. Elsa, abuela de la actriz y supermodelo de los 70 Marisa Berenson, fue una mujer influyente que se atrevió a incluir en su universo creativo una tonalidad arriesgada. Hasta el momento, los tonos flúor se asociaban con la vulgaridad, el concepto del que la alta moda huye como alma que lleva el diablo.
La diseñadora le dio categoría, el toque 'classy' sin renunciar a lo sexy, como mostró el icónico modelo que lució Zsa Zsa Gabor en 1953 en la película 'Moulin Rouge'. Más de 60 años después, es otro grande -Valentino, esta vez con la mano de Pierpaolo Piccioli- el que lo ha elevado a los altares de la moda. En sus últimos desfiles, el rosa shocking convive sin problemas con el clásico rojo Valentino, marca de la casa.
La combinación es atrevida, pero no debería serlo. El rojo y el rosa están en la misma escala cromática y se complementan a la perfección: la pasión del rojo y la serenidad del rosa. Los sentidos y la sensatez. ¿Hay mejor combinación para estos tiempos convulsos?