Amor, lealtad, compañía y otros beneficios de las mascotas en las personas mayores

  • Convivir con un animal cuando nos hacemos mayores ayuda a mejorar nuestra salud y el bienestar tanto físico y emocional

Cuando somos mayores, las personas necesitamos compañía. Tener al lado una mascota ayuda a superar la soledad del día a día para las personas mayores.

Una mascota puede ser la mejor medicina que un médico puede prescribir a una persona solitaria en la tercera edad. Además de la compañía recibida, tendrá en el animal un compañero. Será alguien a quien cuidar, cepillar, alimentar, hablar, jugar y ser responsable. Un animal puede ser exactamente lo que la persona mayor necesita.

Pasearlo, recoger sus necesidades, jugar con el can, llevarlo al veterinario, etc. Son muchas las cosas que hay que hacer, y por muchos años. Por ello, estas personas mayores deben estar dispuestas.

La convivencia con animales de compañía puede ayudar a mantener la autoestima de sus dueños. Contribuye a hacerles sentirse necesarios y útiles, disminuir la depresión, centrar su interés, impulsarles a cuidarse más, participar en eventos sociales relacionados con los animales o simplemente realizar actividades físicas. En el caso de las mujeres, está demostrado que una mascota favorece la socialización con otras personas, mientras que en caso de los varones estimula la realización de actividades físicas de forma generalizada.

Se trata de una relación mutua, en la que las personas mayores se benefician de la compañía de los animales, reduciendo la soledad pero también en la que las mascotas se sienten queridas y encuentran un hogar, dar y recibir cariño es la clave.

Compartir nuestra vida con un animal cuando nos hacemos mayores contribuirá a mejorar la salud y el bienestar tanto a nivel físico como emocional.

5 ventajas de tener mascotas para las personas mayores

  • Estimula la actividad física. Contar con un compañero de cuatro patas, especialmente si es un perro, contribuye a fomentar el ejercicio gracias a los paseos y juegos diarios que requieren estos animales. Es importante estudiar qué raza de perro encaja más con el estilo de vida y capacidades de la persona para que puedan convertirse en grandes compañeros. Por ejemplo, los cachorros tienen mucha más energía que perros más mayores y hay razas con caracteres más tranquilos que se adaptan mejor a una vida más casera.
  • Disminuye la sensación de soledad. Compartir el día a día con una mascota proporciona mucha compañía, ayudando a mitigar el síndrome del nido vacío que afecta a muchos de nuestros mayores cuando los hijos abandonan el hogar. Además, en el caso de los perros, salir con ellos a pasear es una actividad que permite socializar y relacionarse con otras personas, consiguiendo así compañía tanto dentro como fuera de casa.
  • Son el mejor medicamento para la tristeza y la depresión. Está demostrado que convivir con una mascota reduce la sensación de tristeza y depresión en las personas mayores. Volver a sentirse "útiles" al cuidar de un animal es un gran aliciente para ellas, ya que muchas veces se sienten apartadas y poco necesarias. Una mascota requiere atención y cuidados pero, en este caso, un mayor que cuida un animal cuida también de sí mismo.
  • Velan por la seguridad de su amo. Las personas mayores con alguna limitación de sus capacidades corren un riesgo añadido en su seguridad. En este caso, los perros entrenados pueden ser de gran ayuda, ya que pueden dar una señal de alerta si se da determinada situación, suena el teléfono, algo se quema, el dueño se encuentra en peligro e, incluso, en algunos casos, detectar enfermedades.Reducen el estrés. No importa el tipo de mascota ni el estado de salud del amo, todas tienen efectos positivos en el estrés de los dueños. Ya sea observando nadar los peces, escuchando el ronroneo de un gato o el piar de los pájaros, los niveles de ansiedad y estrés se reducen y ayudan a contribuir a la sensación de bienestar.

¿Cuál es la mascota más adecuada?

Para personas con buena salud la mascota que se recomienda es un perro, ya que obligatoriedad de sacarlo a pasear motiva a sus dueños a salir a la calle. Aunque, por supuesto, si vamos a elegir un perro para convivir con una persona mayor, lo recomendable es que el perro sea también senior y que tenga una energía similar a la suya. De esta manera, logramos unir dos necesidades: la persona consigue una compañía fiel y amor incondicional, mientras que el perro senior consigue acabar su vida en un hogar donde se siente útil y querido.

En el caso de que la persona mayor tenga movilidad reducida y no sea autosuficiente para salir a la calle, lo ideal será adoptar un gato, porque suelen ser muy cariñosos. En las protectoras de animales cuentan con múltiples gatos en adopción y los profesionales que están en ellas, al conocer el carácter de cada animal, recomendarán siempre el más adecuado.