Tiempo de plumas: durabilidad, 'cuins' y otros secretos de una prenda en la que merece la pena invertir

  • 'Cuins', Thinsulate, 'Fill Power'... Este idioma extraño es el que debes controlar si quieres hacerte con un buen plumas

Llevar un buen plumífero que abrigue y sea confortable es una sensación similar a la de envolverse en un edredón de plumas. No es raro, ya que el origen de esta prenda se remonta a 1947 cuando el ingeniero alemán Klaus Obermeyer transformó un saco de dormir en la chaqueta acolchada que hoy conocemos.

Los abrigos de plumas comenzaron como parte del uniforme de militares, sobre todo para el cuerpo del ejército del aire. Más tarde, se extendieron entre los aficionados de los deportes extremos, para vivir su máximo esplendor en los años 90. Ahora, vuelven con fuerza en un otoño cargado de ciclogénesis y coronavirus.

Claves: composición y capacidad para mantener el calor

El plumífero es la prenda perfecta para aguantar las bajas temperaturas. Pero no todos ofrecen las mismas prestaciones. Algunos están hechos de plumas de pato o de ganso, y otros son completamente sintéticos. En el caso de que sean de plumas de ave, es importante conocer el porcentaje de plumón frente al de cañón de pluma (80/20, 90/10…). En general, a más plumón, menos peso.

Si no tienen plumas, existen fibras sintéticas como Primaloft, Thinsulate, Thermolite o Polartec Alpha con muy buena capacidad aislante, transpirables y con una velocidad de secado muy superior a la de la pluma. El dato del porcentaje de plumas o de tejido sintético aparece en la etiqueta de la prenda.

Otra característica importante para tener en cuenta a la hora de comprar un plumífero es el 'Fill Power', o lo que es lo mismo, la capacidad de hinchado de la pluma para atrapar el aire caliente. El 'Fill Power' se mide en 'cuin' ('cubic inches' o pulgadas cúbicas). Si en un modelo normal esta medida alcanza los 400 o 500 'cuins', en uno de gran calidad puede superar los 700.

¿Cómo escoger un plumífero?

Al margen de que nos favorezcan o no, los plumíferos, ya sean como chaqueta o abrigo, están fabricados con una clasificación de aislamiento, peso y durabilidad. Además, tendremos que tener en cuenta los mencionados 'cuins'; es decir, la calidez que aporta, junto a la resistencia al agua, la compresibilidad (cuánto abulta al doblarse o manipularse) y los accesorios de que dispone.

Al comprarlo es importante tener en cuenta en qué ambiente se va a utilizar. Si vamos a movernos en temperaturas moderadas, basta una chaqueta ligera y con gran capacidad de compresión. La tecnología hace posible que prendas aparentemente muy ligeras aíslen mucho gracias a rellenos de gran poder térmico. Un plumífero estándar tiene un poder de relleno de 550. Cuanto mayor sea el poder de relleno mayor será su capacidad aislante.

El exterior de los plumíferos suele ser de nylon o de poliéster. Antes de comprarlo hay que asegurarse que está perfectamente confeccionado, sin que exista ninguna fuga del material de relleno. Una prueba para verificar la calidad de la prenda es comprimirla y comprobar cuánto tarda en volver a su estado original. A mayor calidad, mayor flexibilidad y resiliencia.

Por último, aunque pueden parecer diseños unisex, el patronaje es distinto, según sean para hombres o mujeres. Además de los accesorios (bolsillos, solapas, capuchas…), el diseño femenino puede tener cambios en el largo, la cintura y el contorno.

La moda se rinde a sus pies

Los plumíferos han evolucionado mucho desde su nacimiento: desde los modelos ideados por el alpinista Lionel Terray en los años 50 para Moncler, la marca de mayor prestigio (alguno de sus diseños puede superar los 1.000 euros), hasta los famosos plumíferos de Thierry Mugler en los 80 pasando por los que habían diseñado Courrèges y Paco Rabanne en la década de los 60.

Tras algunos años en desgracia, el rap los resucitó en los años 90 y volvieron a desvanecerse hasta esta temporada. Demna Gvasalia para Balenciaga, acompañado por otro buen puñado de grandes firmas, ha demostrado que el plumífero es un objeto de deseo fashionista. No hay firma que no haya subido a la pasarela su reinterpretación del plumas: Chanel apostó por la versión tres cuartos con un acolchado imperceptible; Fendi lo sofisticó poniendo apliques en el cuello; Stella McCartney o Jason Wu apostaron por su versión más funcional y Carven, Max Mara o Courréges fueron a por el patronaje más clásico y depurado.

Como anticipábamos, Moncler es el rey absoluto en el diseño de plumíferos. Son caros, pero se amortiza la inversión: duran toda la vida. A la zaga le van Canada y Goose. Para los que no se vean en esa liga, hay opciones más económicas con grandes prestaciones como las de Geox, Columbia, Ellesse, Herno, North Face, Invicta o Ecoalf. Marcas más asequibles, como Uniqlo, Benetton, Mango o la misma Zara disponen de modelos igualmente atractivos y funcionales.

¿Por qué hacernos con un plumas?

No es necesario vivir en la sierra o hacer deporte de montaña para comprarse un plumas. Aun siendo urbanitas, hay razones más que suficientes para optar por el acolchado.

1. Abrigan de verdad

Un abrigo tiene que abrigar, ¿verdad? Pues esta verdad universal no es tan evidente. Hay armarios llenos de prendas de abrigo que no dan calor. Cualquier plumas, por básico que sea, abriga realmente. Si pensamos en las opciones más lujosas, podemos esperar a las rebajas o aprovecharnos del outlet y de las ofertas que normalmente se incluyen en las webs de cada marca.

2. Cómodos y con buen mantenimiento

¿Un abrigo de paño en una maleta? Misión imposible. Un plumas cabe casi en cualquier sitio, y si es de los ultraligeros apenas ocupan espacio. Algunos modelos, como los de Uniqlo, Ecoalf, Zara o Mango suelen venir acompañados de una bolsa para plegarlos, guardarlos y llevarlos en el bolso. En muchos países europeos son un básico para llevar debajo de otro abrigo o chaqueta. En España, ya es un clásico llevar el chaleco de plumas y encima la americana.

3. Van con todo

Lo decíamos al principio. El plumas ya no es solo una prenda deportiva. Pueden ir con traje y hasta con un outfit de etiqueta. Sonia Rykiel, por ejemplo, lo mezcla con transparencias y Tommy Hilfiger los convierte en una prenda más sofisticada con acabados metalizados. Con vaqueros y ropa 'casual', ningún problema. Es, de hecho, su hábitat natural.

4. Fondo de armario (de verdad)

El plumas ha vuelto para quedarse, como abrigo o como chaleco. El plumas sin mangas puede parecer una pieza un tanto contradictoria pero es perfecta para entretiempo, complementa looks deportivos y es, indudablemente, una prenda de abrigo de esas que entrarán en cualquier lista de deseos. Y como la moda va y viene, de propina, enriquecerás (de verdad) tu fondo de armario.