"No he tenido una aventura, pero he cruzado la línea": ¿cuándo una infidelidad es una infidelidad?

  • Ante los insistentes rumores de haber mantenido un affaire extramatrimonial, Adam Levine, líder de Maroon5, admite que "cruzó esa línea"

  • Para muchas parejas, la infidelidad aun se vincula con el sexo; para otras, depende de la carga emocional que generen las nuevas relaciones

  • Aunque depende de los acuerdos de cada pareja, existen señales indisimulables de que el nuevo amigo o amiga se está postulando, en realidad, como un nuevo compañero de vida

Adam Levine ha abierto la caja de los truenos. Después de que la influencer Sumner Stroh compartiera en sus redes que había estado un año saliendo con el líder de Maroon5, al músico no le ha quedado otra opción que aclarar si finalmente le había sido infiel a su esposa Behati Prinsloo, con quien vive desde hace ocho años y quien está embarazada de su tercer hijo.

Cruzar la línea

En una story de Instagram, Levine ha declarado que no tuvo ninguna historia, pero que sí "cruzó la línea" durante un periodo de su vida del que se arrepiente. En su efímero comunicado (las stories de IG solo pueden verse durante 24 horas) el propio Levine se declara "ingenuo e infantil" por haber puesto en riesgo su matrimonio y que está dando pasos para recuperar la estabilidad familiar.

Lo que más llama la atención de toda esta declaración de intenciones es eso de "cruzar la línea". ¿A qué se refiere exactamente? Es una pregunta importante porque dependiendo de dónde coloquemos esa línea estaremos hablando o no de infidelidad.

Los cuernos de las buenas noches

En un artículo de El País, el escritor y periodista Manuel Jabois afirmaba que había más infidelidad en unas simples "buenas noches" que en una sesión de sexo. ¿Por qué? Si las "buenas noches" son producto de una relación de cercanía, intimidad y complicidad, al margen de la pareja y con ideaciones románticas, existe un vínculo distinto a la amistad y próximo al amor.

Como explica la psicóloga Lara Ferreiro, el amor es un sumatorio de amistad, pasión sexual y compromiso. Si conocemos a alguien con quien nos sentimos comprometidos, a quien apoyamos y con quien nos gustaría compartir sexo, aunque no lo haya, ciertamente estamos más cerca del amor que de la amistad. Y podemos entrar, casi 'resbalar', hacia la infidelidad completa: con intimidad emocional y física.

Al contrario, no toda relación sexual lleva aparejado el compromiso o la amistad. En ese sentido, los 'cuernos sexuales' pierden ante los 'cuernos emocionales' porque estos últimos pueden traicionar más la confianza que el sexo fuera de la pareja.

Más importancia a las emociones

Relacionar infidelidad con confianza y lealtad es un tema que viene de antiguo. La web de CNN llevó a cabo una encuesta en Facebook preguntando a los lectores dónde comienza esa línea de infidelidad. ¿Empieza al fantasear, coquetear, escribirse whatsapps, abrazarse besarse o mantener relaciones sexuales? Se recibieron más de 2.000 respuestas y la conclusión es que la infidelidad no tiene que ver con el contacto físico.

El 47% de los lectores afirmó que la infidelidad puede comenzar cuando las personas envían whatsapps, correos electrónicos y mensajes de texto sin el conocimiento de sus parejas. “Creo que andar a escondidas y mentir lo hace una infidelidad tanto como el sexo”, afirmó una lectora. Otra argumentó que “cuando la relación tiene que ser mantenida en secreto de tu pareja, está mal. De otra manera podrías traer a la persona, sentarla en la sala y ¡tratarla como un amigo!”.

Tener relaciones sexuales fue la segunda elección más popular, con el 20% de los votos. Otras formas de contacto como besarse (13%) y abrazarse (menos de 1%) fueron las menos votadas. Algunos trazaron la línea de infidelidad en comportamiento de coqueteo (11%). Pero, en general, los aspectos emocionales del amor ganaron por goleada. "A donde van tus pensamientos, pronto irán tus acciones", sentenció una lectora.

Acuerdos de pareja

Curiosamente, para muchas parejas la infidelidad sigue rondando en torno al sexo. Para otras, no es lo más importante. En el caso del amigo de Manuel Jabois, el inspirador del artículo de El País, no había infidelidad con su nueva amiga, aunque compartían su día a día cada dos horas, porque no se acostaban ("Eso no. Yo respeto a mi novia").

Dónde se coloque la línea de la infidelidad parece depender de los acuerdos de cada pareja porque más que ser infiel o no, es más importante ser leal a la persona con la que compartimos la vida. Todos esos límites, los de la lealtad y la infidelidad, quizá sean aún más sutiles en las parejas abiertas. ¿O no?

Hay que partir de la base de que una pareja -abierta o no- desea ser una pareja; es decir, desea ser considerada privada y públicamente como una unidad que comparte aspectos importantes de la vida. Abrirla no significa necesariamente erosionar las bases de la relación. Pero es obvio que existe un riesgo. Por esta razón, las parejas abiertas suelen respetar unos límites precisamente para no dañar la lealtad. Entre estos límites, usar métodos anticonceptivos cuando se mantengan relaciones sexuales, no repetir pareja sexual o no tener sexo con amigos o personas que conozcan a ambos miembros de la pareja. Pero quizá el límite más importante es abrir la pareja únicamente si los dos miembros lo desean. En caso contrario, surgirán conflictos emocionales, con la sensación de traición y deslealtad como primer plato del menú.

¿Cuándo estamos pasando la línea?

Adam Levine no ha compartido dónde estaba su línea entre ser fiel o infiel. Como decimos, depende de cada pareja. Pero al igual que el amor emite unas señales imposibles de ignorar, los indicios de que ese nuevo amigo o amiga puede convertirse en algo más son también indisimulables.

Para la psicóloga Lara Ferreiro, las señales más evidentes son creer que esa persona puede acompañarte en todas las facetas de tu vida, disfrutar cuando imaginas un futuro junta a ella, querer compartir cualquier evento cotidiano (eso de 'wasapearse' multitud de veces al día) o sentirse bien, casi eufórico, por el mero hecho de contactar y saber de ella. Todo eso, que además, seguramente, mantendremos oculto y ajeno a nuestra pareja 'oficial', son signos de que más que en un nuevo amigo estamos pensando en un nuevo compañero de vida.