"Mi ex es mi mejor amiga": cuando mantener una buena relación con quien hizo daño es beneficioso

  • ¿Y qué hago con el resquemor? ¿No será mejor pasar página? Hablamos con una psicóloga

  • El 60% de las personas mantienen la amistad con sus ex, según un estudio

  • Araceli y Juanjo, Sergio y Elena son dos parejas que, a pesar de haber roto su relación, se llevan bien

No es fácil mantener una buena relación con la persona que nos decepcionó o nos rompió el corazón. Pero resulta beneficioso y se puede. Araceli, de 48 años, habla de 'mis chicos' cuando se refiere a su hijo y a su ex. El niño vive con el padre en Madrid; ella tuvo que mudarse fuera de la capital por motivos laborales, pero casi la totalidad de los fines de semana acude a la casa de su expareja para disfrutar de una comida familiar. Al trío suelen unírsele las hijas de él, ya mayores, de modo que la paella de los domingos se convierte en una celebración del cariño que unos y otros se profesan mutuamente. Hablamos con un psicólogo sobre cómo gestionar mejor pasado, presente y futuro en este tema.

"Juanjo y yo nos separamos porque, al poco de nacer el niño, se desgastó nuestra relación", cuenta Araceli. "Pero es un hombre excepcional. Cuando tengo un problema, es a la primera persona a quien llamo. Es mi mejor amigo", añade.

Un gran amor también es amistad

La historia de Araceli y Juanjo no es extraordinaria; tampoco la más común. En muchas ocasiones, una ruptura sentimental acarrea, cuando menos, un sentimiento de decepción hacia la otra persona, que no ha sabido darnos lo que necesitábamos. En otras, el cese de la convivencia viene provocado por alguna actuación imperdonable. Es lógico, por tanto, que cuando se da por terminada la relación uno no quiera saber nada de quien le rompió el corazón.

¿Por qué seguir siendo amigos?

No obstante, el 60% de las personas mantienen la amistad con sus ex, según un estudio de la Universidad de Kansas (EEUU) publicado en 2017 en la revista científica Personal Relationships. Los investigadores preguntaron a los participantes cuál eran las razones que les llevaban a tratar de llevarse bien con la persona a la que una vez amaron, y hallaron cuatro. Por orden de prevalencia: la seguridad que eso les aportaba, en términos de apoyo emocional, asesoramiento o confianza; la practicidad, útil cuando hay hijos de por medio; el mostrarse civilizado, evitar la confrontación; y, por último, la perdurabilidad de sentimientos románticos o el miedo a quedarse solo.

Aunque pierdes una pareja siempre tendrás un amigo o amiga

Pero para que todo esto tan bonito pueda darse deben reunirse unas condiciones. Así, para las personas que dejan resulta más fácil mantener la amistad que para las dejadas. También si la ruptura ha sido decisión de ambos (en total, un 74%). Solo un 24% de los que fueron dejados lograban conservar el aprecio hacia el ex. El hecho de haber sido amigos antes de iniciar la relación (un 70%) también ayuda, pues en el fondo pasa por regresar a una situación anterior enriquecedora para los dos.

"Dado que hay tantos aspectos negativos involucrados en el divorcio —concluye Rebecca L. Griffith, la psicóloga directora del estudio—, puede ser útil examinar las amistades como una forma de mitigar algunas de esas consecuencias negativas tanto para los ex como para los niños involucrados en el divorcio".

¿Y si es mejor pasar página?

La cuestión es: ¿qué necesidad hay de mantener la amistad en vez de, simplemente, pasar página? Lo primero solo trae consecuencias positivas. Lo explica Mara Cuadrado, psicóloga especialista en Clínica: "Eso siempre sería beneficioso para los dos. Todos deberíamos saber cerrar una relación que ha terminado de forma amistosa puesto que ayudará a tener buenos recuerdos de la misma, y aunque pierdes una pareja siempre tendrás un amigo o amiga".

Obviamente, si se comparte descendencia, hacer buenas migas, más que una recomendación, es casi una obligación: "Cuando hay hijos es fundamental cerrar el periodo de pareja de forma amistosa —dice Mara Cuadrado— porque tendremos que relacionarnos forzosamente como padres para hablar sobre las cosas que conciernen a los hijos hasta su emancipación. Será mucho más fácil, eficaz y grato".

Cuando tengo un problema, es a la primera persona a quien llamo. Es mi mejor amigo

Cuando hay hijos

El cuidado de su hijo es lo que sigue uniendo amistosamente a Sergio y su ex, Elena. Su ruptura no fue idílica: la causó una infidelidad de él. De hecho, trabajaban juntos en un pequeño comercio que habían montado a medias, y tras la desunión, una dolida Elena decidió buscar otro empleo. Pero "lo mejor para nuestro hijo era que nos lleváramos bien", afirma Sergio.

"Vivimos muy cerca el uno del otro [en una ciudad-dormitorio a las afueras de Madrid] y nos vemos muy a menudo. Y somos muy flexibles a la hora de adaptar la custodia a nuestras obligaciones laborales. Si necesito que ella me haga un favor, me lo hace, y lo mismo al revés". Tal es el buen rollo, que es la actual pareja de Sergio quien se ocupa de hacer deberes con el niño y va a las tutorías en el colegio, lo que Elena acepta de buen grado.

¿Y qué hago con el resquemor?

Cuando el resquemor complica la amistad, "es muy recomendable acudir a una mediación —añade la psicóloga—, pues al final de la misma los dos miembros de la expareja tienen la sensación de que han acordado todo a partes iguales, sin que uno gane y otro ". Fomentar amigos y aficiones comunes —se supone que como pareja había afinidades— también contribuirá a que donde hubo amor queden, al menos, cariño y simpatía.