Cómo acabar con las discusiones de pareja por las tareas del hogar: de hacer listas a bajar la exigencia

  • Un tercio de las parejas se rompen por conflictos en el hogar.

  • El reparto de tareas deberá ser flexible, en la vida hay cambios constantes que requieren de adaptación y ambos deben saber encargarse de la parte del otro en caso de un imprevisto.

  • Descubre algunos consejos prácticos para no discutir con tu pareja por las tareas domésticas

En las últimas décadas el modelo social ha cambiado profundamente y con ello el reparto tradicional de roles entre hombre y mujer. Las discusiones de pareja por las tareas domésticas están a la orden del día… ¿quién no ha tenido algún conflicto por este tema? Ahora, se considera que las tareas domésticas atañen a ambos y lejos aún de la llamada corresponsabilidad, surge el conflicto en las parejas: el cuidado de la casa y los hijos han sido tradicionalmente trabajos femeninos y a ellos, muchas veces, les cuesta asumir o les abruma tener que hacer frente también a esas tareas.

La mayoría de discusiones sobre las tareas del hogar se corresponden con los desequilibrios a la hora de asignar esas tareas, cuando uno de los dos asume más carga en las tareas es cuando llega el conflicto. Y no solo estamos hablando de quién friega los platos o quién va a tirar la basura más veces, también hablamos de tema bancos, facturas, organización de actividades de ocio en familia, horarios..,etc.

Aunque parece una tontería, las discusiones sobre esto podrían ser el principio del fin. Una de las actividades más conflictivas es la colada que nos quita hasta 500 horas al año y que conlleva lavar, tender, doblar y planchar. Aunque limpiar el baño también suele ser fuente de reproches.

El desequilibrio a la hora de la distribución de las tareas puede producirse por diversas cuestiones. En algunas ocasiones porque uno de los dos es muy exigente y perfeccionista, este termina por asumir tareas desde el principio sin ser consciente de ello y malacostumbrando a la pareja. En otras ocasiones, es porque uno de los dos no tiene un trabajo remunerado o teletrabaja, y esto es un gran error. Es por este motivo que, la organización de las tareas es tan importante.

Sabemos que llegar a ello resulta frustrante y muchas veces no sabemos cómo abordarlo, además cada pareja es un mundo y cada personalidad puede necesitar unas cosas distintas. Aquí tienes una lista de algunos pasos que deberías seguir para mejorar este tipo de conflictos en pareja.

Consejos prácticos para organizar las tareas domésticas

Compartir las tareas domésticas con tu pareja es fundamental para que la relación funcione, además algunos estudios confirman que las parejas que compartían las tareas del hogar tenían más relaciones sexuales, y mejores.

  • Organizar las tareas por preferencias: debéis hablar sinceramente sobre las preferencia de cada uno sobre lo que les gusta o no hacer en el hogar
  • Listas: debemos tener claro todas las responsabilidades que nuestro hogar necesita
  • Calendario de tareas: muchas veces tener a la vista las tareas, como por ejemplo en un calendario en la nevera, nos ayuda a evitar olvidarnos de nuestros deberes.
  • Elección del momento o control de horarios: es importante elegir cuando y respetar el horario para llevar a cabo las tareas, debemos tener tiempo para todo y no descuidar nuestras responsabilidades, eso no quita que en un momento dado se pueda ser flexible.
  • Enseñar a hacer las cosas y tener paciencia: quien no está acostumbrado a hacer algo, ni a hacerlo con cierta sistemática, es imposible que lo aprenda en una semana.
  • Respetar las diferentes formas de hacer de cada uno: tenemos puntos de vista diferentes y venimos de familias distintas.
  • No ser exigente, ni criticar en exceso: si cada vez que uno hace algo, se le critica, dejará de hacerlo.

Debe tenerse en cuenta que realizar un reparto de tareas equilibrado no sólo consiste en repartir la ejecución de las tareas domésticas por mitad, sino que también supone que cada uno sepa gestionar al completo esas tareas que le corresponden. Por ejemplo, si uno se encarga de la cena, deberá ocuparse no sólo de hacerla, sino también de pensar qué van a cenar y de si es necesario comprar algo.

Además, este reparto de tareas deberá ser flexible. En la vida hay cambios constantes que requieren de adaptación y ambos deben saber encargarse de la parte del otro en caso de un imprevisto, como puede ser que uno llegue tarde del trabajo y el otro se tenga que ocupar de ir a comprar o de hacer la cena. De esta forma ambos saben que pueden contar con el otro.