Las seis maneras de recuperar la conexión con tu pareja

  • Aprender a debatir, evitando cualquier ataque personal, es clave cuando se quiere solucionar un conflicto

  • Las parejas que mantienen una relación profunda se aman y se respetan incluso en las situaciones dolorosas

  • En un conflicto, cada uno debe aceptar su parte de responsabilidad observando la situación desde fuera

Os queréis, habéis construido una forma de vida en común, quizá una familia. Ya no hay mariposas en el estómago. Tampoco las echas de menos, pero sí necesitas sentir que os une un vínculo profundo y verdadero. Eso que pides puedes conseguirlo si aprendes a reconectar con tu pareja, algo que ves difícil porque últimamente no dejáis de discutir. No te agobies, puedes revertir la situación poniendo en marcha algunas de estas pautas.

1. Aprende a debatir, no a atacar

Si hay un tema incómodo, no hay que ignorarlo, sino solucionarlo, lo que implica abordar una cuestión que, como mínimo, va a generar una conversación desagradable. Ante la perspectiva, lo normal es que huyamos del tema. Y, sin embargo, la huida es mala porque cronifica el problema y tu sensación de rechazo es cada vez más grande.

La cuestión es cómo sacamos un tema a priori polémico y salir victoriosos. Estas son los tips de Sebastian N. Struck, escritor y autor del podcast 'Maestría Emocional':

  • Elegir el momento. Trata de que pase un tiempo prudencial desde que ocurre eso que tanto te molesta y la conversación con tu pareja.
  • Estar tranquilos. Nunca trates un tema incómodo en un momento crítico.
  • Debatir no es atacar: evita las palabras o las actitudes hirientes, no grites ni utilices argumentos que sabes que hacen daño. Recuerda que el objetivo es solucionar un problema, no agravarlo.

2. Llega a acuerdos

Casi nadie es intrínsecamente malo ni pretende hacernos daño. Cuando hay un conflicto, seguramente la otra parte también se siente mal o está sufriendo, así que hay que llegar a una salida en forma de acuerdo. Para esto, es necesario que hagas un ejercicio de empatía, el famoso "ponerse los zapatos de otro", y de escucha activa: prestar atención plena y sin prejuicios a eso que te están contando y que posiblemente explica mucho del problema. ¿Cómo podemos ponernos en modo empático? Ten esto presente:

  • Todas las parejas tienen conflictos. Lo que diferencia una pareja sana de otra es la manera de abordarlos. El mero hecho de intentar una solución o de llegar a un acuerdo ya es positivo.
  • Las parejas que mantienen una relación profunda y verdadera se aman y se respetan incluso en las situaciones conflictivas y dolorosas.

3. Expresa tus necesidades con serenidad

Muchos problemas se gestan cuando no expresamos nuestras necesidades de manera clara y serena. Normalmente, lo hacemos cuando hay un momento de crisis con todo lo que eso implica: ira, angustia o incluso tristeza. El resultado es que al expresarnos en un momento crítico, la otra persona no lo ve como algo necesario, sino excepcional. Nuestra necesidad se ignora y el problema crece.

Comunicar nuestros sentimientos con serenidad es la clave. ¿Cómo?

  • Evitando etiquetar al otro, sobre todo, si es de manera negativa. Por ejemplo, evitemos frases como "Eres un inmaduro o un egoísta porque nunca te preocupas por mí".
  • Expresando lo que duele de manera sencilla y transparente: "Cuando haces eso, siento que no te preocupas por mí".

4. Acepta tu responsabilidad

Ya lo anticipábamos: los problemas son cosa de dos. Es muy infrecuente que el conflicto sea responsabilidad de una sola persona.

Es fundamental que cada uno asuma su parte y que se sepa poner nombre a cada cosa. Por ejemplo, si un miembro de la pareja, creyendo que era lo mejor en ese momento, no ha compartido alguna información con el otro miembro, no puede enrocarse en su actitud bajo el argumento de que su intención era buena. En ese caso, lo normal es que la otra persona se haya sentido engañada. Hay que reconocer el error y ver que ha habido un problema de confianza. Por tanto, la secuencia en esta aceptación de responsabilidades es:

  • Observar el conflicto desde fuera: ¿Qué es lo que ha provocado tanto daño? ¿He sido parte activa? ¿De qué modo?
  • Reparar el daño: Asumir qué se ha hecho mal. Explicar por qué y entender las razones del otro.
  • Acudir a terapia si de manera recurrente no aceptamos la parte de responsabilidad.

5. Recupera la admiración por tu pareja

Con el paso de los años es normal que la admiración que sentíamos en la primera etapa de la pareja haya disminuido. El cerebro se gestiona a sí mismo por un principio de economía: si algo lo tenemos seguro, no empleamos más energía o atención. Y eso es letal para cualquier pareja porque nos impide apreciar lo que realmente nos cautivó de ella. ¿Cómo podemos recuperar esa admiración?

  • Piensa en los momentos en los que te has sentido orgulloso de tu pareja.
  • Valora lo que aporta en tu vida y en tu familia en el día a día.
  • Comparte con ella lo que significa para ti: "Me encanta que siempre estés pendiente de nosotros", "Si no fuera por ti, no podríamos haber hecho esto"... En definitiva, se trata de expresar el valor que tiene cada uno dentro de la pareja.

6. Haz cosas nuevas con regularidad

La novedad es el mejor antídoto contra la rutina. Y la rutina es uno de los enemigos de la pareja. Así que, si buscamos reconectar con ella, nada mejor que hacer algo distinto y novedoso al menos una vez a la semana o cada par de semanas. Además de mejorar la vida en pareja, también aumentaremos nuestro capital cognitivo. El cerebro establece nuevas conexiones neuronales cada vez que hacemos una 'ruta' distinta que nos obliga a salir del modo automático. Fuera de ese modo, disfrutaremos más de la vida y, por tanto, de nuestra relación de pareja. ¿Cómo renovar la agenda?

  • Establece un compromiso por ambas partes para disfrutar del tiempo compartido: estad dispuestos a hacer planes nuevos de manera regular.
  • Respeta esos tiempos: es fácil que se interponga cualquier cosa de trabajo o cualquier tarea doméstica, pero dedicar tiempo a disfrutar es una necesidad primaria.
  • Sal de tu zona de confort. Es habitual que solo queramos hacer las cosas que nos gustan, ignorando lo que le gusta a la otra parte. Participa en nuevas actividades, date la oportunidad de disfrutar y disfruta viendo al otro. Acuérdate del 'hoy por ti...' y piensa que cada nueva experiencia suma. Más, si es compartida.