La mina de carbón que está en el centro de Madrid

Uno de los secretos mejor guardados de Madrid es la mina de carbón que alberga en pleno barrio de Chamberí, una joya subterránea que se puede visitar.  Se trata de una excavación en el patio de la Escuela Superior de Ingenieros de Minas, en la calle Ríos Rosas 21, que fue construida en los años 60 por orden de Marcelo Jorissen para habilitar un aula interactiva en la que sus estudiantes pudiesen realizar prácticas y simular casos reales de construcción y sujeción interior.

La mina reproducía un yacimiento de carbón que era una réplica de las de Asturias y Ponferrada. En rigor, nunca produjo carbón, pero sí ayudó indirectamente a la producción en otros muchos lugares pues su utilidad era formar a futuros ingenieros de minas.

75 escalones a 25 metros de profundidad

Bajar los 25 metros de profundidad hasta la mina de Marcelo Jorissen es toda una aventura. Solo se puede acceder a través de sus 75 escalones (no hay ascensor), desde donde se accede a una galería de 50 metros de largo en el que se pueden ver los elementos y estructuras que forman parte de una antigua mina de carbón: raíles, vagonetas, taladros hidráulicos, ventilación, desagüe y vigas de madera y metal que sujetan las paredes. La galería no pudo hacerse más larga y profunda pues ya se acercaba a los túneles de la línea 1 del Metro de Madrid.

Para conseguir la máxima verosimilitud en la mina, incluso se introdujeron elementos procedentes de verdaderos yacimientos como pueden ser los vagones o el castillete que se puede apreciar desde el exterior. También se cuidó detalles como la humedad o la iluminación para que se pareciera lo máximo posible a una mina de verdad. De lo que sí carece es de un verdadero yacimiento, ya que en el suelo del barrio de Chamberí no hay minerales de interés.

Museo de la Escuela de Ingenieros de Minas

Según explican desde la propia Escuela de Minas, "los años de oro como centro de prácticas para nuestros estudiantes llegaron a su fin. La tecnología y las técnicas de minería han avanzado mucho, tanto es así, que las medidas de seguridad de la mina experimental se han quedado obsoletas y ya no representan las condiciones que los alumnos se encontrarían en una mina real".

Actualmente la mina de Ríos Rosas se utiliza únicamente como museo en el que se puede comprobar y conocer cómo "se montaba la ventilación de los pozos, fundamental para combatir el gran enemigo de muchas minas, el grisú; también cómo son los accesos, con un plano inclinado, el pozo al fondo; la iluminación, que debe estar totalmente aislada para que no provoque explosiones; y elementos de trabajo, como una vagoneta de carga de carbón, otra con madera para el posteo aunque con el tiempo se fueron sustituyendo por cuadros metálicos", explica Cristian Peña, coordinador del museo de la Escuela de Ingenieros de Minas.