El pueblo más feliz de España, según la ciencia

La felicidad es subjetiva. Lo que a unos les hace estar bien consigo mismo, a otros no les acerca a ese estado de bienestar. Nuestra rutina, la alimentación, la forma en la que nos relacionamos con los demás, nuestra economía o situación laboral, el entorno en el que vivimos… Los factores que afectan a la felicidad son múltiples y diversos. ¿Dónde se es más feliz en España? La respuesta es complicada, hay ciudades y pueblos con un gran clima, con una sociedad amable, con experiencias al alcance de la mano únicas... Y pese a la dificultad, la ciencia ha dado con el que es el pueblo más feliz de España.

Las claves de la felicidad

En España hay más de 8.000 municipios distribuidos por toda la geografía del país, cada uno con sus propios encantos, gastronomía, tradiciones y entornos naturales únicos, factores que pueden influir directamente en la felicidad de sus habitantes.

Uno de los factores que más poder tiene sobre nuestro bienestar es la naturaleza, o al menos eso es lo que expone el estudio ‘The importance of species diversity for human well-being in Europe’ que se publicó en 2020 y que confirma que la naturaleza tiene un papel muy importante en la felicidad de las personas y que estar en contacto con ella te acerca a alcanzarla.

La riqueza en las especies de fauna y flora en una localidad tiene un efecto positivo sobre la población de una localidad, subrayando especialmente a las especies de aves. Por eso mismo, en España han señalado que Gautéguiz de Arteaga, en el País Vasco, es el pueblo más feliz de nuestro país. ¿La razón? Allí se encuentra el Urdaibai Bird Center.

¿Qué ver en Gautéguiz de Arteaga?

Se trata de un museo vivo abierto a la naturaleza para poder disfrutar de las aves y sus migraciones por donde pasan unas 250 especies diferentes que los visitantes pueden divisar en cada época del año y que se establece en plena Reserva de la Biosfera de Urdaibai.

El avistamiento de aves no es lo único que se puede contemplar en Gautéguiz de Arteaga, pues su otra seña de identidad es el Castillo de Arteaga que Eugenia de Montijo remodeló para agradecer que su hijo, Eugenio Bonaparte, fuese reconocido como vizcaíno de origen y ahora se ha reconvertido en un hotel.

Pasear por el barrio Ozollo, abierto a la marisma o la iglesia de Santa María y su ermita de San Lorenzo, que tiene en su interior una ventana prerrománica del siglo XI tallada en un solo bloque de piedra que cuenta con unas espectaculares vistas a la ría de Urdaibai.

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