Cruceros privados: una opción de lujo para las vacaciones con la familia o los amigos

  • Barcos exclusivos para ti y tus acompañantes, además de la tripulación, una experiencia única para despejar la mente y relajarse en la inmensidad del mar

Con el verano ya tocando a la puerta, las vacaciones parece que aún no están del todo planeadas, pero si de algo no tienes ninguna duda es que quieres que sean cerca del mar. Necesitas respirar ese aire ensalitrado y que la brisa marina recorra tu piel después de haber estado meses encerrado en casa. Por no hablar del placer que es dormir mientras de fondo escuchas el sonido del mar, como las olas llegan a la orilla o rompen en las rocas de los acantilados. Pero claro, quieres mar pero de una forma diferente, pues no te apetece estar en las localidades costeras que estos meses se inundan de turistas, con las playas a rebosar de bañistas, y el típico crucero tampoco es de tu agrado. ¿Qué hacer entonces?

Si tú y tu familia o amigos están dispuestos hay una opción para disfrutar de la inmensidad del mar con total tranquilidad y sin estar rodeado de desconocidos: los cruceros privados. No, nada de grandes buques repletos de turistas de todas las nacionalidades, aquí la intimidad va por delante, pues los recorridos se hacen en barcos de vela, en yates, catamaranes o goletas. Toda una experiencia en la que te sentirás uno más de la tripulación.

Grupos reducidos

No cabe duda que viajar en estas embarcaciones es un buen capricho, pues compartes navío con familia y amigos, además de la tripulación que se encargará de la correcta navegación, vuestra seguridad y de dar todos los servicios que cualquier crucero estándar puede ofertar, pero con la cercanía de uno privado, que difícilmente se podría conseguir en otros.

Además, estos cruceros están pensados para que se viaje en grupos algo grandes para completar bien la ocupación de la embarcación que cuenta con todas las comodidades. Imagínate navegar por el mar Mediterráneo, rumbo a alguna isla griega, mecido por el mar, tomando el sol en una hamaca en la cubierta o contemplando el atardecer. Desde luego uno de esos placeres culpables que si no lo tenías en tu lista, lo acabas de apuntar.

Jacuzzi, grandes salones, restaurantes y zona de bar para charlas más relajadas tomando una copa tanto dentro como fuera… Desde luego que no tienen nada que envidiar a los grandes cruceros, más bien al revés. Además, algunos de estos barcos cuentan con un equipamiento para que, una vez hayan atracado, se pueda disfrutar del agua de la mejor forma con canoas, tablas de windsurf o jet ski, así que si quieres reservar alguno fíjate bien si incluye estas opciones.

Vacaciones en alta mar

Por supuesto el presupuesto varía según las condiciones de cada embarcación y el viaje que se haga. Hay cruceros privados estándar que poco a poco van subiendo de categoría hasta los más lujosos y lo que el precio incluye o no. Por lo general, los vuelos para llegar a la localidad de salida, si tuviesen que hacerse, no están incluidos en el precio, como tampoco las bebidas del bar, las propinas o las excursiones externas, aunque todo ello depende de cada crucero.

Una de las curiosidades es que en muchos de los cruceros se suele celebrar una cena con el capitán para una primera toma de contacto y así establecer las normas de navegación. Además, como no, de un pequeño entrenamiento, recuerda que los próximos días vas a vivir en un barco en medio del mar y por mucha ilusión que te haga, no estás acostumbrado a ello.

¿Y qué hay del recorrido? El mar Mediterráneo es perfecto para pasar unos días en tu crucero privado, que suele durar entre siete y nueve días. Las islas griegas, la costa de Croacia, las ciudades costeras de Italia… hay múltiples opciones para elegir tu recorrido. Es más, ya que estás ahí, puedes aprender a manejar un yate o a controlar las velas del barco o de la goleta, aunque si somos sinceros, la mayoría van siempre propulsados por un motor para cumplir con el recorrido. Eso sí, si el tiempo acompaña, nada impedirá una buena clase para conocer cómo se navegan esas embarcaciones. Tus hijos o tus nietos te aseguramos que disfrutarán de ello.

Disfrutar del mar en paz es posible, sin playas abarrotadas y con la infinidad del océano para ti y los tuyos. Una experiencia en un barco que solo compartes con la tripulación y que querrás repetir en próximas ocasiones para visitar nuevos destinos de una forma diferente. De estas vacaciones tu relación con el mar saldrá más que afianzada y desearás volver a la época estival para que la brisa marina vuelva a envolver tu piel.