Islas Feroe, un paraíso desconocido en medio del Atlántico que enamora a los amantes de la naturaleza

  • Las Islas Feroe son uno de los archipiélagos más espectaculares del Viejo Continente

  • Enclavadas en el Océano Atlántico, estas 18 islas pertenecientes a Dinamarca ofrecen una naturaleza sin igual, con grandes acantilados, cascadas y prados

Cuando hablamos de lugares de ensueño en los que pasar nuestras vacaciones y desconectar del ajetreo de la gran ciudad, solemos pensar en las islas del Pacífico, esos países tropicales de aguas cristalinas y playas de arenas blancas que cada año atraen a millones de turistas de todo el mundo.

Sin embargo, en Europa también podemos encontrar maravillas en las que disfrutar de toda la magia de la naturaleza, aunque muchas veces no somos conscientes de ellos. Uno de los lugares más especiales y desconocidos del Viejo Continente son las Islas Feroe, un archipiélago perteneciente a Dinamarca que pocos podrían situar en el mapa.

Situado en medio del Océano Atlántico, a medio camino entre Islandia, Noruega y Escocia, este remoto archipiélago está conformado por 18 islas volcánicas, y cuenta con unos paisajes espectaculares que ningún amante de la naturaleza puede perderse, con grandes montañas, acantilados y cascadas de película.

Aquí podremos disfrutar de aguas de un intensísimo color azul, grandes extensiones de prados verdes y unos lagos y pueblos de postal. ¿Lo mejor? En verano podemos viajar en un vuelo directo desde España, así que, si estás planeando qué hacer cuando las restricciones contra el coronavirus lo permitan, anota: Islas Feroe.

Un paraíso desconocido

Son muchas las particularidades que hacen de las Islas Feroe un lugar especial. A nivel político, este archipiélago se caracteriza por ser un territorio autónomo que, a pesar de pertenecer a Dinamarca, no forma parte de la Unión Europa ni del tratado de Schengen, por lo que cuenta con su propia divisa: la corona feroesa, una versión local de la corona danesa que utiliza el resto del país.

Dado su nivel de independencia, para viajar a las Islas Feroe es necesario que llevemos nuestro pasaporte. Sin embargo, la experiencia merece la pena. Y es que hablar de las Islas Feroe es hablar de naturaleza salvaje, libre y única.

Hechas por varias capas de basalto volcánico y separadas por fiordos, estas islas tienen costas escarpadísimas con acantilados de infarto, fruto de la erosión de las olas y el viento, interminables campos de un color verde intenso en los que no se ve ni un árbol, lagos e impresionantes cascadas, como la de Múlafossur, en la isla de Vágar, que tiene 60 metros de altura y que se ha convertido en una de las estampas más fotografiadas del archipiélago.

El clima es extremo, con grandes ráfagas de viento, nieblas espesas y lluvias abundantes. Dados los cambios bruscos de temperatura que suelen sucederse en el territorio, se suele recomendar viajar entre mayo y agosto, ya que las temperaturas son más cálidas y los días más secos, pero si viajas en invierno tal vez puedas ver la aurora boreal desde Tórshavn, la capital de las islas, o los pueblos de Vidareidi y Gasaladur.

La vida en las Islas Feroe

Más allá de su vasta naturaleza, uno de los rasgos que más llama la atención del archipiélago es su arquitectura rural, con casas cubiertas con tejados de hierba que resguardan a sus habitantes de la lluvia y el viento y varían su tonalidad a lo largo de todo el año, pasando del marrón al blanco al verde en la primavera.

Esta estampa se puede encontrar a lo largo de todas las islas. No obstante, a pesar de que 17 de ellas están habitadas, la mayor parte de la población se concentra en Tórshavn, donde, a pesar de su pequeño tamaño, se puede disfrutar de una rica oferta cultural y gastronómica, con restaurantes donde priman los productos del mar, una animada escena musical y museos que recogen la historia del territorio.

Las islas del archipiélago están conectadas mediante puentes y túneles subacuáticos, por lo que podemos alquilar coches para desplazarnos con libertad entre ellas. Además, se organizan excursiones en barco para que los turistas puedan admirar toda su geografía volcánica y conocer algunos puntos más inaccesibles, como la isla de Suðuroy, en el sur, o la isla de Mykines, al oeste, un paraíso natural donde se pueden observar frailecillos y pájaros bobos y uno de los principales atractivos del archipiélago.

A las Islas Feroe se puede acceder tanto en ferry, desde Islandia y Dinamarca, como en avión, gracias a la compañía nacional del archipiélago, Atlantic Airways, como a la escandinava SAS, que ofrecen conexiones durante todo el año desde Dinamarca, Noruega, Islandia y Escocia.

No obstante, en verano la oferta se amplía, y podemos encontrar vuelos directos desde Barcelona o Palma de Mallorca. Eso sí, si vas a viajar, mejor hazlo con tiempo: si quieres conocer todas las maravillas de este territorio, se recomienda dedicar un día a cada una. Así no te perderás nada.