Cuando la 'operación salida' era nocturna, eterna y más divertida

  • Se esperan 90 millones de desplazamientos en la Operación Salida de 2019

Según Eurostat, la franja de edad que más gasta en su vacaciones es la comprendida entre los 45 y los 54 años. Llegan las vacaciones. Todo el año esperando este momento en el que preparas las maletas y te escapas. Las de este año, además, son especiales. Por fin tienes el tiempo libre que quieres y la estabilidad económica que necesitas para disfrutar de tu viaje. Sin embargo, lo que ahora ves como normal en tus desplazamientos, antes era lo excepcional.

Que las carreteras han cambiado durante estos años y ahora son mejores ya lo sabemos; que la tecnología de antes no es la de la actualidad, también. Sin embargo, hay algo común entre la Operación Salida de nuestra infancia y las de ahora: disfrutamos de las vacaciones igual.

La Operación Salida ha sido siempre uno de los momentos más delicados del año en las carreteras. En este 2019, la Dirección General de Tráfico ha previsto 90 millones de desplazamientos de largo recorrido, lo que supone un incremento del 1,66% respecto a los movimientos reales que se produjeron el año pasado (+1,5 millones). Los atascos seguirán siendo siempre atascos y un auténtico aburrimiento, pero los viajes de antes seguirán teniendo siempre un aroma especial.

"Las vacaciones eran lo mejor de mi infancia. Para nosotros era un acontecimiento, el gran viaje", recuerda Marta (54). "Madrugábamos mucho después de haber dormido poco. No importaba, era la aventura y podíamos dormir en el coche", nos dice Chema (49) y lo corrobora Gema (52): "Tardábamos muchas horas y, encima, el coche no tenía aire acondicionado. Los viajes se hacían eternos. Además, parábamos muchas veces porque éramos muchos dentro del coche".

Las horas no son las mismas

En la previsión de circulación que hace la DGT con cada Operación Salida siempre se dan los datos de las peores horas para echarse a la carretera. Estas suelen coincidir con las primeras horas de la mañana, a partir de las 8, y las de media tarde a partir de las 19h. Sin embargo, las horas de madrugada permanecen intactas, pero no siempre ha sido así.

Una noticia fechada el 2 de agosto de 1979 en El País decía: "Grandes atascos de madrugada en las carreteras de Valencia y Andalucía". De madrugada. Viajábamos por la noche. Nos gustaba salir antes de que amaneciera para llegar cuanto antes a nuestro destino, no pasar calor dentro del coche, y aprovechar al máximo nuestras vacaciones.

"Durante la noche nuestro padre ponía la radio bajita para no despertarnos. Era 'Radio Hora', que iba diciendo la hora y noticias variadas a cada minuto", rememora Chema.

Viajar en familia, fuera de moda

Ahora que, por fin, nuestros hijos han decidido emprender sus vidas en solitario, podemos disfrutar de nuestro viaje en pareja tranquilamente. Un estudio del portal ViajerosPiratas afirma que los españoles prefieren viajar con su pareja (64%) o con amigos (20%) antes que hacerlo con su familia (12%) o en solitario (4%).

Sin embargo, esto no siempre ha sido así. Durante nuestra infancia, viajar con parte de la familia o, directamente, junto con otras familias, estaba a la orden del día. Y claro, esto tenía algunos inconvenientes en la carretera.

"Íbamos en el coche mis dos hermanos, mi abuela, mis padres y yo, primero en un 4L y luego en un 1430. Coches pequeños, por lo que viajábamos bien estrujados. Recuerdo con horror un viaje en el que fuimos con unos amigos de mi padre y sus hijas se mareaban todo el rato. Tuvimos que parar cada media hora para que vomitaran. Si ellos paraban, nosotros también, porque cada familia iba con su coche, pero una detrás de la otra. No había móviles, así que teníamos que ir todos pegaditos", explica Gema.

Esther (63) también recuerda aquella época de Operación Salida con un aire familiar: "Íbamos en el SEAT 600 verde del abuelo con la abuela, el tío José, las primas Mara y Lili y yo, así que viajábamos como sardinas en lata. Teníamos que parar cada dos por tres porque el coche se calentaba, y un viaje para ir a Alicante podía durar un día entero, pero los recuerdo como una experiencia genial. Se trataba de estar con la familia y disfrutábamos de lo lindo".

El viaje ya era una fiesta

Hay cosas inherentes al paso del tiempo, como el ir tachando en el calendario los días que nos quedan para irnos de vacaciones. Pero, ahora, cuando este momento llega, lo que queremos es desplazarnos cuanto más rápido mejor para disfrutar lo antes posible de nuestro destino. En este paso, muchas veces nos perdemos la propia esencia de viajar, de deleitarse con los paisajes, los pueblos y las gentes del camino. De parar en cualquier zona de descanso y comer lo que hubiéramos preparado un día antes con especial cariño. Nos gusta la rapidez que nos ofrecen las áreas de servicio.

"Llevábamos en el maletero una nevera portátil con un montón de bebidas y una fiambrera con filetes empanados que había hecho mi abuela para comerlos durante el camino. Antes parabas en cualquier lado para comer, no había tantas áreas de servicio como ahora", cuenta Gema.

Esther también se acuerda con cariño de la comida en el camino: "cuando viajábamos debía ser el tiempo de la vendimia, porque recuerdo recogíamos uvas por el camino que nos íbamos tomando durante todo el camino", recuerda Esther.

En el caso de Marta, sus vacaciones comenzaban incluso antes de que hicieran el petate. "La diversión empezaba antes de irnos el 1 de agosto. El 29 de julio, coincidiendo con el cumpleaños de mi padre, que no podía conducir, nos invitaba a cenar a toda nuestra familia. Nos recuerdo a todos, guapos y felices, anticipando los días de mar".

Y como no hay fiesta sin música, esta era parte esencial de cualquier viaje. Lo sigue siendo, porque ameniza el tedio del camino por las anodinas autopistas, pero ¿alguien se acordará de Daddy Jankee o Bad Bunny cuando pasen 40 años?

Ya fuera por comprar los casetes en las gasolineras o por haberlos grabado de la radio previamente, lo cierto es que aún recordamos muchas de aquellas tonadas. "Después de parar en Tarancón a desayunar mis padres ponían una cinta de canciones de Pepe Da Rosa y, si nos portábamos bien, la de 'Los payasos de la tele'. Al pasar por Villatobas mi madre siempre decía que había pasado su infancia allí y que cantó una canción en sus fiestas, la de 'los cohetes que al subir hacen pum y hacen pam', y nos la cantaba de nuevo", concluye Chema.