Aceredo y otros pueblos de España sumergidos bajo el agua

  • La mayoría de los propietarios de las viviendas y de las tierras que desaparecieron bajo un embalse recibieron una indemnización por la expropiación

  • Sin embargo, muchos antiguos vecinos aseguran que es difícil asumir esa pérdida de las raíces y de los recuerdos

  • Aceredo, la aldea gallega casi en la frontera con Portugal qué se inundó hace menos tiempo, conserva hasta su caño con el abrevadero del que todavía brota el agua

La construcción de presas en cualquier región del mundo con el objetivo de generar energía y abastecer de agua a los ciudadanos también tiene sus consecuencias negativas. Sin entrar en el daño causado en los ecosistemas, cuando la maquinaria del dique cierra sus compuertas, el agua se embalsa cubriéndolo todo. Cada una de estas obras de ingeniería hidráulica no ha perdonado barrios, ni aldeas ni pueblos españoles sumergidos hoy bajo las aguas. En Uppers hemos estado pendientes de qué pueblo fantasma ha emergido debido a la sequía recientemente.

Como a cuentagotas, los niveles de los embalses descienden a medida que pasan los días sin lluvias. Así quedan al descubierto los vestigios de poblaciones con sus calles coronadas por muros de piedra, paredes derruidas que antes soportaban un tejado e iglesias que conservan sus campanarios. Con un poco de imaginación es posible recrear la vida de esos lugares fantasmales antes de ser engullidos por el agua.

La historia de todos esos núcleos de población enclavados en bonitos valles es trágica porque los habitantes se vieron forzados a desplazarse. A cambio, cada dueño recibiría una indemnización económica por sus hogares y sus tierras. Sin embargo, en su momento se les haría cuesta arriba seguir adelante con sus vidas viendo cómo sus recuerdos y los de sus antepasados se inundaban y desaparecían para siempre.

Aceredo emerge del agua cada año

La antigua aldea de Aceredo, en el municipio de Lobios, es uno de esos lugares que se suprimió del mapa cuando la presa hizo de tapón del río para formar el embalse portugués de Lindoso. Se encuentra en el suroeste de Ourense, en una pequeña parte de territorio que parece que se adentra en tierra lusa si la frontera fuera una línea recta.

Esta localidad gallega desapareció en 1992 junto a los cuatro pueblos de A Reloeira, Buscalque, O Bao y Lantemil. Mucho antes, en 1968, Francisco Franco y el presidente de Portugal António de Oliveira Salazar habían suscrito un convenio internacional para el aprovechamiento de los ríos fronterizos que dio lugar a la creación del embalse de Lindoso en terreno luso.

Muchas poblaciones llevan tantos años bajo el agua que sus restos han ido desapareciendo. En Aceredo, que no hace tanto se inundó, cada año reaparecen las antiguas construcciones y más aún en aquel donde la lluvia brilla por su ausencia. Esta aldea de Galicia conserva gran parte de lo que era. Incluso al bajar los niveles del embalse quedan a la vista su antiguo caño con su abrevadero por el que sigue brotando el agua del subsuelo. Alguna casa mantiene sus vigas de madera, los restos del hórreo y hasta la puerta cerrada de unas paredes sin tejado. También quedan algunas estanterías, mesas, barriles o aperos de labranza como si de allí alguna familia hubiera salido con prisa o pensando que mejor dejar todo donde estaba.

En la aldea había 70 casas y vivían unos 120 vecinos. El 8 de enero de 1992, la hidroeléctrica portuguesa EDP cerró las compuertas de la presa de Lindoso y el río que venía cargado por las lluvias lo inundó todo. Se salvó la iglesia y fueron desenterrados los cuerpos de los difuntos del cementerio. Algunos habitantes se marcharon lejos y otros decidieron empezar de nuevo en los pueblos próximos, junto a la carretera N-540, para no abandonar su tierra por completo.

Los vecinos cuentan que ese día todos habían salido de sus casas, pero en otras poblaciones que también quedaron sumergidas como Buscalque el agua sorprendió a varios que se resistían a abandonar sus hogares o porque tenían la esperanza de que el nivel del embalse no subiera tanto como para engullir el suyo. La mayoría cree que el dinero de las indemnizaciones por cada expropiación nunca compensa la pérdida de las raíces.

Pueblos desaparecidas bajo el agua

A lo largo de la geografía española hay muchos otros lugares que han corrido la misma suerte. Un ejemplo es el del desaparecido pueblo de Portomarín en Lugo. En 1962 comenzó la construcción del embalse de Belesar y toda la población se trasladó a Monte do Cristo donde se edificaron nuevos edificios civiles incluyendo una iglesia para dar cabida al aumento del censo. Al despejarse las aguas queda al aire libre un fantasmal Puertomarín donde se distinguen un viejo palco de la orquesta, el cementerio con sus nichos y restos de ciertas casas.

Otro embalse Gallego, el de Bárcena que está muy cercano a Ponferrada, deja a la vista el puente romano de la Vía Nova, que unía Lucus Augusti con Asturica Augusta (Astorga) al bajar el nivel del agua.

En el pantano que cubrió Sant Romà de Sau, en el municipio de Vilanova de Sau en Barcelona, y que adoptó su nombre, no hace falta que se vacíen las aguas por el consumo o la falta de lluvia porque estando al máximo de su capacidad sobresale el campanario de su iglesia románica.

No muy lejos, el embalse de Santa Ana, en la comarca de Noguera de Lleida, hizo desaparecer el pueblo de Tragó de Noguera. En la misma década de los sesenta se construyó la presa dejando hundidos el castillo de Tragó, la ermita de Santa Lucía y el monasterio cisterciense de Vallverd, que se construyó en 1172.

El traslado piedra a piedra de un puente hundido

El embalse de Mansilla en el río Najerilla de la Rioja inicio sus obras a finales de la década anterior. El pueblo de Mansilla De La Sierra se trasladó a unos kilómetros. En 2000, también se consiguió mover piedra a piedra el famoso puente de Suso del siglo XIV, que había quedado bajo el agua, hasta la entrada del nuevo pueblo de Mansilla.

Hay más ruinas de pueblos escondidos bajo las oscuras aguas de los embalses de toda España, ya en el recuerdo de sus habitantes para siempre, como los de Mediano o Lanuza en Huesca; Las Rozas De Valdearroyo, Medianedo, La Magdalena, Quintanilla y Quintanilla de Bustamante en Cantabria; La Muedra en Soria,; Tous y Benágebe en Valencia; o Peñarrubia