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Si hay un lugar único, especial y devoto donde celebrar la Semana Santa, es Sevilla. La capital andaluza vive durante esos días el sentimiento más fuerte, vecinos y turistas venidos de todas partes, no solo de España, salen a la calle. Disfrutar de las procesiones es un espectáculo que hay que vivir por lo menos una vez en la vida, eso sí, si el tiempo lo permite. Más de una vez el cielo ha decidido encapotarse e impedir el paseo de algunas procesiones. La Semana Santa sevillana está declarada Interés Turístico Internacional desde 1980, ¿quieres descubrir cómo es?
Si en el resto de España se suele empezar la Semana Santa el domingo de Ramos o el lunes Santo, Sevilla dice que no. Ellos se adelantan y comienzan sus festejos el viernes de Dolores con los primeros nazarenos y bandas en las calles. Por ejemplo, por el barrio de Pino Montano los vecinos esperan emocionados el paso de la hermandad con Jesús de Nazaret y la Virgen del Amor.
Al día siguiente es el sábado de Pasión, y varios barrios sevillanos comienzan desde bien pronto sus procesiones. La hermandad de Padre Pio es una de las que sale durante ese día, que pasea al Jesús de la Salud y la Clemencia y a la Virgen de la Divina Gracia hasta la parroquia de los Dolores, en el barrio del Cerro del Águila.
El domingo de Ramos ya comienza lo fuerte en Sevilla. El ambiente empieza a crecer y las calles cada vez están más abarrotadas. El pistoletazo de salida lo da la hermandad de la Paz en el barrio del Porvenir. Al día siguiente, el lunes Santo y también en el martes Santo, tienen lugar algunas de las procesiones más bonitas para los sevillanos, pues en ellas se representan algunos de los momentos de la vida de Jesús, como la hermandad de la Redención, que simula durante su paso cuando Judas Iscariote besa a Jesús en el Huerto de los Olivos.
El miércoles Santo el furor empieza a crecer en Sevilla, se acercan los días más grandes de esas fechas, y los sentimientos de los feligreses están a flor de piel. Hermandades como la de la Sed, San Bernardo o la de las Siete Palabras recorren las calles sevillanas durante todo el día para dar paso al jueves Santo.
Los Negritos, Las Cigarreras o la Quinta Angustia son solo algunas de las hermandades que salen a la calle el jueves Santo. Cuando cae la noche llega la famosa Madrugá, que impregna las calles de Sevilla de sobriedad y momentos en los que es prácticamente imposible no emocionarse. Durante el viernes Santo tiene lugar la reconocida salida del Cachorro a su paso por la céntrica Triana y el casco histórico de la ciudad.
No hay nada más emblemático en el sábado Santo que el Santo Entierro, dividido en tres pasos. El segundo puede que sea el más famoso y el que más se graba en la memoria, pues llevan a Cristo muerto dentro de una urna de cristal, acompañado de la música de banda con un público en absoluto silencio.
Y llega el final. Después de una semana llena de procesiones, en la que decenas y decenas de hermandades salen a la calle con sus Santos, el domingo de Resurrección es el colofón final. La hermandad de la Resurrección saca en procesión al Cristo resucitado y a la Virgen de la Aurora por toda la ciudad, hasta que a media tarde, la Semana Santa sevillana, se da por finalizada.
La Semana Santa sevillana es una fiesta que se vive muchísimo en la ciudad, y tanto para las hermandades, como para los ciudadanos y los turistas, todo tiene que salir perfecto. Pero siempre existe la duda, ¿lloverá? Es inevitable echar la vista hacia el cielo, cruzando los dedos para que, si el cielo no está despejado, por lo menos no empiece a caer agua.
Porque por mucho frío o calor que se pase, la Semana Santa se celebra, sí o sí, no hay opción. Pero cuando llega la lluvia… la cosa cambia. Ya el año pasado varias procesiones tuvieron que ser canceladas por el temporal de lluvia, granizo y viento que azotó a toda España. Aunque aún es un poco pronto, si no se presenta ningún temporal, lo más seguro es que haya el tiempo primaveral propio de abril. Pero como se suele decir, el tiempo está loco. Así que habrá que esperar a que se acerque la fecha para ver si se tendrá que abrir el paraguas o no.