"¿De qué?": una psicóloga analiza cuándo es pertinente o no dar explicaciones

  • Juan Carlos I regresa a Emiratos sin declaración oficial

  • Moncloa se posiciona y considera que el emérito "Ha perdido la oportunidad de disculparse"

  • Hablamos con la psicóloga Teresa Terol para nos explique en qué casos conviene explicarse en público y cómo hacerlo

La visita del emérito a nuestro país ha generado todo el revuelo que se esperaba. Tras su reunión familiar de ayer, en la que se vio, entre otros, con su hijo, Felipe VI, se marchaba de vuelta a Abu Dabi, donde tiene su residencia habitual. 11 horas de visita que concluyeron sin declaración pública, como ya dijo el día anterior “Explicaciones, ¿de qué?” ni tampoco foto oficial. Pese a que Moncloa había mantenido un perfil bajo con la visita, la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, rompía el silencio en una entrevista de RNE, "Ha perdido la oportunidad de disculparse", aseveraba. Pedir perdón o no, aclarar algún tema o no hacerlo. 

Más allá de lo ocurrido con Juan Carlos I, todos nos hemos enfrentado alguna vez a una bronca familiar o laboral ante la que nos han pedido explicaciones. Hablamos con la psicóloga Teresa Terol para que nos diga en qué ocasiones está bien disculparse, si hacerlo es una obligación y cómo debemos explicarnos con los demás.

Darlas o no, cuestión de asertividad

Lo primero que debemos comprender es que cuando alguien te pide explicaciones porque considera que has hecho algo mal, tiene sus razones para hacerlo. Es decir, partimos de un enfado y de una crítica a un comportamiento determinado. Sin embargo, eso que el de enfrente se toma como una afrenta, puede que nosotros no lo consideremos como tal.

“Ahí es donde entra en juego el asertividad, que tiene una serie de normas o reglas que rigen la conducta y nos validan para no actuar de manera pasiva o agresiva. Dentro de estos principios se encuentra el derecho a equivocarse y cometer errores, pero también a no dar explicaciones”, apunta la psicóloga. 

Sobre todo, cuando la forma en la que nos las piden no es asertiva, sino agresiva. “Si en lugar de pedirnos una explicación nos la exigen, la reacción normal es no querer darla, porque de alguna forma nos dan razones para no hacerlo al sentirnos atacados”. Por lo tanto, la forma en la que afrontamos la conversación por ambas partes será clave para determinar si las explicaciones ocurrirán o no. 

Cómo reaccionamos a las críticas

De acuerdo con Teresa Terol, hay tres actitudes que debemos evitar cuando nos piden explicaciones o nos hacen una crítica. “El primer error básico es contraatacar. Suele ser la reacción más normal y no nos lleva a buen puerto. Después, intentamos negar lo que hemos hecho o minimizar el daño con frases del tipo ‘no es para tanto’ o ‘no exageres’. La tercera fase es el sobrecastigo. Tendemos a fustigarnos y eso no es sano, es importante medir las reacciones y recordar que tenemos derecho a equivocarnos y cometer errores”. 

Cuando somos pequeños, nuestros padres nos enseñan a disculparnos como regla de educación básica, pero a medida que cumplimos años, entendemos el acto de pedir perdón como un signo de debilidad y, en muchas ocasiones, como un sinónimo de derrota o fracaso. Hacerlo o no, depende de nuestra voluntad de reparar el daño causado y de mantener o no la relación con los implicados. “La reacción más sana cuando la cagamos es reconocer el error, aceptarlo y expresar tu voluntad de que no vuelva a pasar”, concluye Terol.