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Hay canciones que, con solo oírse una vez, se quedan en nuestro disco duro. Es el caso del bolero 'Algo contigo', la historia de un amor callado que no termina de despuntar. Versiones de este bolerazo hay muchas, pero una de las más impactantes es la que interpretan el arquitecto e interiorista Lorenzo Meazza y Allegra, su hija pequeña.
En una de las estancias de su casa madrileña, cerca del museo del Prado, ambos interpretan con elegancia el tema de Chico Novarro. Y las redes se derriten. Sorprende la madurez de la voz de Allegra, que hace unos años se presentó a La Voz Kids. Se dice que para cantar boleros hay que haber vivido. No parece el caso de esta joven de 15 años, a la que entusiasma cantar junto a su padre por lo que vemos en sus redes sociales. Público no les falta: Meazza congrega a 42.000 followers en Instagram y entre sus posts más celebrados: sus momentos de plancha.
Licenciado en Arquitectura por el Politécnico de Milán y posgrado en Diseño de Producto en la ENSCI Le Ateliers de París, Lorenzo Meazza tiene una carrera deslumbrante. Después de ser el responsable de Interiorismo en Ikea España y de haber trabajado para la misma casa en Bélgica, Italia y Suecia, Meazza es actualmente responsable global de eventos de Ikea.
Pero Meazza es, sobre todo, un espíritu inquieto. Por eso, acaba de crear Casa BlueMont, un atelier con el que ha decidido compartir no sólo su concepto de decoración, sino también los muebles que diseña y que, de hecho, tiene en su propia casa.
La idea de Casa BlueMont surgió a raíz de su mudanza de una zona residencial de las afueras al centro de Madrid. Meazza ha cambiado su antigua parcela por unos cuantos balcones con vistas al Prado. Como dice en su cuenta, su jardín es ahora el parque del Retiro. Y a juzgar por la armonía que desprenden sus fotos, el cambio ha sido para bien.
Emprendedor a sus casi 50, Casa BlueMont es su proyecto personal, una marca que engloba decoración, pero también otros aspectos relacionados con el estilo de vida, desde el olor de una vela a la composición de un ramo de flores. El interiorista cumple así una vieja aspiración: compartir experiencias y objetos bellos desde uno de los lugares con más sabor de Madrid, en pleno Rastro.
¿Serán la casa y el proyecto definitivos? Seguramente, no. El milanés admite que se cambia de casa cada cinco años. "En ese tiempo me digo que es suficiente", explicaba hace unos meses en Hola. Cada lugar, en su opinión, "es como una historia de amor bonita que estuvo bien. Amor verdadero, sí, pero para toda la vida, no. Hay muchos amores esperando a ser descubiertos". El más especial, sin duda, el que siente por sus hijas y deja entrever a través de las redes.