Cómo limpiar y eliminar manchas en los zapatos de ante: del amoniaco a los polvos de talco

Unos zapatos de ante son elegantes, cómodos y flexibles, pero mucho más delicados que los de piel. Ya empezado el verano es aconsejable buscar un rato para revisar en qué estado ha quedado nuestro calzado de ante tras el invierno. En Uppers hemos tomado nota de los consejos de los fabricantes y expertos sobre cómo limpiar y eliminar manchas en los zapatos de ante. El objetivo es dejarlos como nuevos y guardarlos impecables para la próxima temporada.

El ante es uno de los materiales más delicados sobre todo en el calzado al que le afecta bastante el polvo, el barro o la lluvia. Con unos sencillos trucos es posible devolver a nuestros zapatos de ante su lustre original y eliminar todas las manchas que se hayan ido acumulando.

A veces se confunden el ante y el nobuk. El primero es un material delicado que se realiza con la piel vuelta de modo que el proceso de pulido y curtido se lleva a cabo en la parte interior. El resultado es que se vuelve suave, delgado, muy maleable y versátil, de forma que se adapta a diferentes cortes y costuras al igual que se puede fusionar con otros materiales.

Por su parte, el nobuk es un material más duradero y resistente. También tiene un mayor coste por el trabajo que implica. Se trata de un tipo de cuero de vaca muy similar al ante por su característico tacto aterciopelado. En este caso, el proceso de fabricación es diferente, ya que el pulido y curtido se realiza sobre la cara exterior de la piel. 

No obstante, ambos materiales son bastante sensibles a las manchas y en general delicados. Por ejemplo, los zapatos de nobuk suelen ir engrasados para protegerlos e impermeabilizarlos.

Los profesionales apuntan que limpiar y restaurar unos zapatos de ante requiere más dedicación que unos de piel. La superficie tiene una mayor porosidad que el cuero habitual de tal forma que es más propenso a mancharse o rozarse.

Pasos para limpiar el calzado de ante

En primer lugar, tras cada uso conviene pasarles un cepillo específico con el que eliminar el polvo y los restos superficiales. Hay ciertos cepillos que en vez de cerdas son de gamuza lo que ayuda a limpiar el ante o el nobuk sin dañar el material. A la hora de cepillar se debe hacer en el sentido del pelo y siempre en seco.

Ante las manchas concretas, en el mercado se comercializan otro tipo de cepillos que son de cerdas pero que en su interior tienen un grupo de cerdas de latón. Gracias a ellas es posible retirar la suciedad más adherida o las manchas pegadas como las de barro. En este caso, el cepillado, igualmente en seco, debe ser en el sentido contrario al pelo a base de pasadas ligeras y cortas.

Habrá ciertas zonas como las más cercanas a la suela o la lengüeta que son menos accesibles y por tanto ninguno de estos cepillos hace su papel. Para ellas funcionan las gomas limpiadoras que también se venden en tiendas especializadas. Consiste en difuminar esas manchas tan inaccesibles realizando ligeras pasadas con la goma.

Por otro lado, cuando el ante se mancha de aceite o de alcohol, los profesionales recomiendan echar unas gotas de amoniaco en un paño de microfibra y frotar suavemente en dirección al sentido del pelo. Otra opción es rociar la mancha con polvos de talco y dejar reposar toda la noche para que se absorba la mancha. Después habría que cepillar.

También sucede que, tras el uso continuado de los zapatos de ante, el material pierde el pelo, se cuartea, se endurece y hasta se destiñe o se diluye el color. Una posibilidad para dar una segunda vida a ese calzado, que se ha utilizado tanto por su comodidad, es teñirlo en un tono más oscuro. Incluso estos tintes normalmente nutren y protegen. Tras echarlo y secarse completamente se recomienda realizar un buen cepillado con el cepillo de cerdas de latón.

Además, una vez los zapatos tengan un tiempo de uso se pueden emplear ceras reparadoras que suelen estar fabricadas a base de vaselina, cera de abejas y aceites de alta calidad. Gracias a ellas se reparan y se cubren los pequeños arañazos y devuelven al ante la elasticidad que va perdiendo tras su utilización. Se aplican con un paño de algodón en movimientos circulares sobre el zapato limpio y seco para después dejar secar unas horas.

Por último, otra forma de proteger el calzado de ante es rociarlo con un espray impermeabilizante. Se crea una capa invisible sobre las fibras que protege de la humedad y de la lluvia porque repele el agua. Además, aporta resistencia y es transpirable.