Historias con corazón: la señal que une a un padre con demencia y a su hija con síndrome de Down

  • Luis, de 78, y Fani, de 38, son padre e hija con demencia y síndrome de Down que viven en la misma residencia, pero en diferentes edificios

  • En la residencia han creado un plan para que se puedan ver cada mañana con la señal de un corazón en la ventana

  • Luis siempre cuidó y educó a su hija para que pudiese ser lo más independiente posible

Hay historias llenas de emoción, como la de Luis y Fani. Él tiene 78 años y, desde que su hija llegó a la vida se volcó en su cuidado, ya que había nacido con Síndrome de Down, ayudándole en todo lo posible, pero también enseñándole a ser una persona independiente dentro de sus circunstancias. Sin embargo, en los últimos años la salud de Luis ha empeorado, sufriendo demencia, por lo que sus otros hijos, sin recursos para cuidar de ambos, los ingresaron en una misma residencia de Alicante tras tiempo buscando una en la que pudiesen estar los dos.

Separados por un jardín

Tras una exhaustiva búsqueda, sus hijos encontraron un centro en el que podían estar ambos, con el único inconveniente de que no pueden estar en el mismo edificio, sino diferentes, separados por un jardín, ya que uno está destinado para personas mayores y el otro para personas con algún tipo de discapacidad. “Cuando llegaron aquí, dada la situación de Luis, no era posible que se encontraran padre e hija en el mismo sector”, explica Vanesa, López, psicóloga del centro en el que se encuentran.

La psicóloga se dio cuenta que Luis aún podía leer, por lo que estableció una especie de plan para padre e hija se pudiesen ver y comunicarse de un edificio a otro. En la habitación de él pusieron un cartel en el que leyese que la residencia era su nueva casa y que Fani, de 38 años, también vivía allí, que si quería verla solo tenía que asomarse por la ventana.

El corazón que los une

Para que todo pudiese ser más fácil y Luis siempre supiese donde está su hija colocaron un corazón en su ventana. Desde ese día, los dos se saludan cada mañana, borrando la angustia de Luis, que sabe que tiene a su hija cerca.

Además, al conseguir mejorar el ánimo y la salud de Luis, han dado un paso más para que ambos puedan verse en la realización de actividades y la acompaña en las salidas y excursiones que el centro para los residentes con discapacidad.