¿Cómo ha cambiado ser padre en los últimos 30 años? "Hemos pasado de las certezas a las dudas"

  • Dibujamos el arco sociológico de la paternidad en España: de padres proveedores (y ausentes) a padres cada vez más implicados en la crianza

  • Hablamos con el actor Alberto San Juan, a sus 55 años padre de dos hijos en edad infantil, sobre la gran diferencia con la generación de su padre

  • También con Rubén Castro, que se autodefine como padre gestante y dio a luz a su hijo hace 5 años

Dicen que tener hijos no te convierte en padre, de la misma manera en que tener un piano no te convierte en pianista. Quienes ejercen la paternidad en la actualidad lo hacen además en un contexto atravesado por una serie de reflexiones que van desde las nuevas masculinidades a los discursos antipatriarcales. Pero ¿qué tanto ha cambiado la paternidad desde que éramos solo los hijos? Podríamos decir que sus grandes desafíos siguen siendo los mismos, proteger y educar, pero ahora se suman la necesidad de establecer puentes generacionales, de reformular el principio de autoridad, de alejarnos de la toxicidad del machismo o de vigilar la increíble cantidad de información a la que se ven expuestos niños y adolescentes. Sí, es imposible concebir la paternidad hoy en día sin darle constantemente al botón de actualizar.

¿Más dudas que certezas?

Como ocurre con el tema de las identidades, de los roles de género o de lo que hay para ver en televisión, antes todo parecía estar más claro. Ocurre lo mismo con la paternidad. Para el escritor Percy Chávez Alzamora, autor de ‘Nadie sabe que esto es tierra de nadie’ (La Navaja, 2021), un libro en el que explora los miedos a los que se enfrentó al convertirse en padre, todo tiene que ver con que antes la paternidad estaba llena de certezas: “Estaba muy claro cuál era tu rol: eras el proveedor, el que estaba afuera para cubrir las necesidades de la familia y también el que tenía la última palabra”.

Para el autor, nuestra generación, por el contrario, vive “una paternidad llena de confusión”: “Somos padres que dudan constantemente mientras nos adentramos en territorios que antes eran considerados de la mujer, me refiero básicamente al terreno de la emoción”. Y en esta visión polarizada de los femenino y masculino es que muchos de nuestros padres tuvieron que forjar sus relaciones con nosotros, sus hijos. 

Para el actor Alberto San Juan, a sus 55 años padre de dos hijos en edad infantil, la gran diferencia entre la paternidad de la generación de su padre y la suya propia también tiene que ver con roles establecidos. “Mi padre no entró nunca en la cocina, ni fue a comprar ropa para los niños, ni nada semejante… Era un padre que estaba afuera, mientras que mi madre, que dejó de trabajar cuando nació su cuarto hijo, yo, era la que estaba adentro”. Ese estar dentro o fuera del hogar podría ser perfectamente una definición de maternidad y paternidad hace treinta años. Pero en los 90 las cosas estaban por cambiar. 

¿Cuántos hombres se necesitan para un biberón?

Para los que fuimos niños en los años 80 y primeros 90, el “nuevo” paradigma de la paternidad se nos ofrecía en productos como la película 'Tres hombres y un bebé' (1987) o su epígono televisivo 'Full House' (1987-1995), en España llamada directamente 'Padres forzosos'. Y es que tanto en el éxito palomitero de los 80, como en la serie de los 90, la idea era que la paternidad suponía un trabajo forzado, algo tolerable pero no realmente deseado, una especie de excentricidad que descuadraba a los hombres (y sí, se necesitaban al menos tres para encargarse de criar) y que, sin embargo, gracias a un voluntarismo masculino y molón (¡tío, que estamos en los 90!) lograban convertir en algo divertido, singular, insólito. Todavía estábamos muy lejos de la paternidad realmente implicada y basada en la igualdad. 

“En mi generación -dice Alberto San Juan- la paternidad es distinta… pero en realidad no tanto. Hay un intento por compartir las tares de crianza, sí. Pero está claro que muchos hombres siguen dándole prioridad a su trabajo mientras que las mujeres priorizan los cuidados.” Para San Juan está claro que hay un camino avanzado en las últimas tres décadas, pero eso no quiere decir que no hayan taras comunes con generaciones anteriores. “La ausencia podría un rasgo definitorio de la paternidad tanto en la generación de mi padre como en la mía”, asegura. 

Nuevas paternidades

Los padres de niños y adolescentes nos enfrentamos, pues, al reto de intentar romper la cadena de conductas aprendidas. “No se trata de deconstruir la paternidad -dice David (48) padre a tiempo completo desde que el y su mujer decidieron que les rentaba más mantener el trabajo de ella- se trata simplemente de hacerla evolucionar. Mi padre tenía un dicho que de chico me hacía gracia: ‘haz como yo digo, no como yo hago’. Ahora me parece una barbaridad, porque te separa completamente como padre, crea una distancia enorme en lugar de generar complicidad”.

Para Alberto San Juan está bastante claro: “los niños aprenden lo que ven en casa, por eso hay que enseñarles que los cuidados son cosa de todos, que no hay nada específico en la naturaleza de hombres o mujeres que diga que pueden o no pueden cuidar.”

Y en ese constante evolucionar de la paternidad, como dice David, es imprescindible incorporar a las paternidades trans, contribuir a su visibilidad y defender sus derechos. Para Rubén Castro, padre trans, “la paternidad y la maternidad son etiquetas que tienen que ver con el peso social que se les ha dado, pero no necesariamente con quién las habita. Al final es decisión de cada persona qué etiqueta define esa etapa de su vida”. Rubén, que se autodefine como padre gestante, dio a luz a su hije hace 2 años.

“Hace tiempo que la maternidad no está necesariamente relacionada con la gestación: lo vemos en las madres adoptivas, en las madres no gestantes de las parejas de lesbianas, etc. De la misma manera la gestación de mi hijo tampoco define mi paternidad. Mi paternidad la define en principio mi identidad.” Porque además de asumir los retos que conlleva ser padre, Rubén tiene que asumir además los retos políticos, legales, sociales y hasta morales a los que se enfrentan constantemente las personas trans. 

Por último, según cifras que se pueden extraer del INE, en España hay 326,000 hogares monoparentales encabezados por un hombre. Los padres solteros son una fuerza cuidadora que no se puede desdeñar. Con ellos, con los padres trans, con los padres primerizos, los padres de “toda la vida”, los padrazos, los abuelos que ejercen de padres, los tíos, los amigos y todos los hombres que cuidan, toca seguir avanzando hacia una paternidad más plena.