Cómo decir 'no' a un adolescente sin chocar: "Las conversaciones incómodas son muy educativas"

  • Las familias viven momentos de tensión cuando deben dar una respuesta negativa a su hijo adolescente, pero existen medios de manejar la conversación de una manera constructiva

  • Natalia Ortega, directora de Activa Psicología: "No será bueno ceder por miedo a una discusión; de lo contrario, enseñamos a los hijos a no tolerar la frustración"

  • Eva González de la Flor, psicóloga infanto-juvenil y de familia: “Las relaciones más sanas suelen estar construidas sobre bases sólidas donde las conversaciones incómodas están presentes y el 'no' también”

La etapa adolescente exige dosis a partes iguales de paciencia, afecto, comprensión y dedicación. A los padres suele resultar difícil decir 'no' por temor a una probable respuesta de enfado, incomprensión e incluso rabia de los hijos.

Sin embargo, frente a ese momento y el recelo por que se inicie una discusión, la cuestión es si es recomendable ceder o seguir con la idea inicial. ¿Pueden ofrecerse algunos 'noes' que no representen un estricto autoritarismo o un mandato porque sí? Algunos profesionales nos dan las claves y resuelven que el hijo pueda tener los motivos que necesita para sentirse más seguro.

Necesidad de imponer límites

En la etapa adolescente hay que saber estar para los hijos. Cuando resulta demasiado complicado conviene pedir ayuda. Eva González de la Flor, psicóloga infanto-juvenil y de familia, comparte esta afirmación y añade que: “Los adolescentes necesitan límites nuevos para salir a explorar el mundo, también saber ponerlos”.

La creadora de Viaje a Ti resalta la importancia de trabajar por y para la prevención de conflictos, los que puntualiza, no han de llevar siempre una connotación negativa. “Las relaciones más sanas suelen estar construidas sobre bases sólidas donde las conversaciones incómodas están presentes y el 'no' también”, aclara. A mayores, destaca su alto valor educativo y que implica firmeza.

González señala que para dar un 'no' a los hijos adolescentes es muy importante, como lo es:

  • Poner una atención plena y mostrar interés facilitando la conexión emocional: Atiéndele, escucha para entender lo que está comunicando y mírale a los ojos. Valida lo importante que es lo que pide el joven. Fomenta un clima respetuoso para poder argumentar, entender, dar opciones y negociar posibles opciones. Si no es posible en ese instante, infórmale: 'Ahora no puedo, te atiendo cuando termine. Te pido que me des tiempo'. Agradécele cuando lo haga.
  • En el caso de que la negativa sea incuestionable: 'Lo que pides no es negociable. Podemos sentarnos si necesitas argumentos y explicaciones sobre mi decisión y mis motivos. Te escucharé'. Si no atiende a razones, se le puede repetir con cariño: 'Ya te lo he explicado'. Conviene evitar expresiones, como: 'Porque lo digo yo/Porque soy tu madre/Ya lo entenderás cuando seas padre/madre' y dejar de lado el 'no' autoritario.
  • Comunicar con respeto, de un modo firme y calmado.
  • Facilitar la toma de decisiones: Puede elegir entre dos opciones diferenciadas, una intermedia o solicitarle tiempo para pensar diciéndole que se le informará en el momento preciso. Si es una decisión instantánea y no hay tiempo de reflexión, hay que respirar, calmarse y valorar si ese 'no' beneficia al hijo. 'Hoy no hay posibilidad de salir hasta tarde porque ya lo hiciste ayer y mañana tienes un examen'. Ya habrá tiempo en el que se puedan flexibilizar posturas.
  • Comunicar las consecuencias del no cumplimiento de lo acordado. 'Sé que es importante para ti quedarte a dormir en casa de Marina. Sin embargo, hoy no es posible porque mañana salimos de viaje y necesitas terminar tu maleta. Es importante que llegues a casa a las 21h y, si no es así, necesitamos revisar qué privilegio (algo que ambas partes han negociado con anterioridad) vas a perder por un día estas vacaciones'.
  • Evitar luchas de poder con el hijo y no tomárselo como algo personal. Hay que poner límites claros, cortos y concisos. Si ha habido alguna falta de respeto importante, se le debe explicar que como adulto necesitas salir de la habitación, tomar distancia para respirar y volverás cuando puedas ser capaz de dialogar desde el respeto tal y como se merece vuestra relación. No es propicio dar sermones en ese momento, ya habrá otros momentos donde poder explicar qué valores son importantes para ti y escuchar los de tu hijo porque pueden no coincidir.
  • Hablar desde el 'Yo': 'Entiendo lo que sientes, pero considero que...'
  • Practicar la honestidad emocional comunicando de manera afectiva, firme y respetuosa. Transmitir acciones directas y en positivo. 'Quiero que intentes entender que esto que pides no es posible. Siento si no lo entiendes o te crea malestar. Podemos sentarnos a hablar sobre lo que necesites que te aclare'.
  • Tener en cuenta que la flexibilidad y el cambio de opinión en algunos momentos pueden beneficiar la interacción. Este hecho no quiere decir que el primer 'no' pierda consistencia, si no que has podido valorar el esfuerzo empleado para poder conseguir un 'sí' a su petición. De la misma manera, resulta óptimo informar las opciones que tiene para que esa negativa se altere.
  • Flexibilizar posturas cuando el desarrollo evolutivo del hijo lo permita.

¿Cómo se interpreta un no?

Los hijos adolescentes pueden sentir que una negativa por parte de los progenitores puede significar que no los quieren o no les tienen en consideración, aunque es totalmente lo opuesto. Natalia Ortega, directora de Activa Psicología, sostiene que es fundamental el diálogo y cierto margen para la negociación. “No será bueno ceder por miedo a una discusión. De lo contrario, enseñamos a los hijos a no tolerar la frustración”.

La experta revela que a medida que los hijos crecen y se comprueba su estado de madurez resulta acertado otorgarles ciertas libertades, con ello ganarán autonomía y mejoran su desarrollo a través del aprendizaje y los errores que cometan. “La flexibilidad ha de llevarse a cabo ante cuestiones en las que los padres puedan ir observando que los hijos van a responder de manera positiva por el desarrollo evolutivo. No obstante, esa flexibilidad no ha de darse frente a límites inamovibles como horarios, estudios o asumir responsabilidades en casa”, perfila.

Para poner límites y que el hijo siga sintiéndose amado y cuidado es necesario comunicarse y dialogar de un modo asertivo. “Hemos de empatizar con él, exponerle nuestros motivos e incorporar alternativas. Desde luego los hijos deben tener claro que se les pone límites porque los queremos y han de entender que no todo vale”, refiere Ortega.

Si ocurre una situación donde hay mucha tensión, los adultos deben recordar que son el referente del adolescente por lo que nunca han de reaccionar con hostilidad o agresividad. “Es correcto dejar pasar un tiempo y calmarse, que exista una separación física progenitor-hijo. Ya más tranquilos puede producirse un diálogo correcto y el adolescente puede percibir del padre/madre un mensaje firme, asertivo y desde el cariño, interiorizando que esos límites le ayudarán a crecer y no se establecen para frustrar sus deseos deliberadamente”.