El mejor modo para hablar de sexualidad con los hijos adolescentes: "Naturaliza los tabúes"

  • Los expertos destacan que resulta importante que los padres se involucren con las necesidades emocionales de los jóvenes

  • Hay que saber elaborar la información de contenido sexual a la que se accede para trasmitirle al hijo

  • "Es oportuno crear un ambiente abierto, relajado, de comprensión y respeto mutuo", explica la psicóloga y sexóloga Silvia Fonseca

Resulta crucial estar pendiente de los hijos en todas sus etapas de la vida, pero la adolescencia en especial es un momento donde los jóvenes se cuestionan muchos temas, como la sexualidad y necesitan respuestas. Los padres, como afirman seguidamente los expertos, han de representar el sostén y cuidado y permitirse la naturalidad, incluso el asesoramiento profesional para hacer frente a ciertas demandas.

Todavía existen muchos tabúes en el tema de la sexualidad y la brecha generacional entre ambas partes puede representar una traba a la hora de conversar de un modo sano y positivo. Aunque para las familias puede resultar un momento incómodo no debe eludirse ya que de ellos depende preparar al hijo para actuar con responsabilidad.

Incómodo, pero necesario

“Mi madre y yo vivimos solas y eso hace que le cuente casi todo a ella. También hablo mucho con mis dos mejores amigas y nos damos consejos sobre las relaciones con chicos. No tengo novio, pero ya hace tiempo que hablo con mi madre de temas amorosos y de tener precaución en las relaciones sexuales. Ella me contó que una de sus mejores amigas se quedó embarazada muy joven y fue algo muy difícil de afrontar para toda la familia", comenta Cristina, de 15 años.

María José Jiménez, madre de un adolescente de 16 años, expresa que como padres es complicado abordar conversaciones de índole sexual, pero añade que las considera totalmente necesarias. “Procuro leer artículos al respecto, libros y hablo con otras madres. Hoy en día todo va demasiado rápido y con las redes sociales se enteran de asuntos que no son capaces de gestionar, por eso, prefiero ser yo la que hable con mi hijo”.

 Por su parte, Nuria, de 13 años, asegura que se siente más cómoda y menos cuestionada cuando habla con sus amigas. “Es muy fácil acceder a contenido sexual por las redes sociales, con los videojuegos..., y la verdad es que la juventud está bastante descontrolada en ese sentido. En ocasiones, sientes que tienes que encajar y hacer lo que el resto, aunque no te apetezca y no te sientas preparada. Si no lo haces te etiquetan enseguida”.

Comunicación asertiva y eficaz

“El tipo de crianza de los padres respecto a los hijos determinará el esqueleto emocional que tenga de adulto", refiere Beatriz Trujillo García, psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja, quien destaca lo adecuado del vínculo entre ambas partes.

Como señala la profesional, para que el hijo sienta una conexión, es necesario que los padres muestren una disponibilidad emocional, es decir, que sean sensibles a sus necesidades emocionales. Asimismo, añade que resulta acertado que el adulto muestre sus emociones siempre que sepa entenderlas y regularlas y no supongan un desborde para el hijo.

“Es esencial una comunicación asertiva y eficaz en las relaciones padre-hijo, donde sean capaces de mostrar vulnerabilidad, pero también entendimiento y donde esa comunicación se adapte a la edad y comprensión del hijo”, sostiene la psicóloga, quien también explica que "Los padres deben desarrollar la inteligencia emocional de sus hijos con ejemplos y que crezca sabiendo que las emociones como la tristeza o el enfado son validadas, por ejemplo: 'Es normal llorar cuando perdemos algo que queríamos".

La información sexual está al alcance de todos, pero no siempre es útil, hay que saber elaborarla. Trujillo señala que en la adolescencia los jóvenes quieren explorar y la sexualidad es parte del mundo que quieren explorar. Por lo tanto, los padres han de normalizar ese desarrollo. "Los mensajes que los adolescentes pueden llegar a asimilar provenientes de internet les puede condicionar a la hora de querer ser aceptados por sus iguales y sentirse presionados hacia ciertas prácticas. En consecuencia, los padres han de naturalizar la sexualidad y mostrarles apoyo y confianza para que los hijos puedan acudir”, explica esta sexóloga.

La experta admite que las familias tienen un gran papel creando un espacio de seguridad donde se les permita hablar de sus sentimientos, preguntar y cometer errores.

No forzar la conversación

Silvia Fonseca Pino, profesional de la Psicología y Sexología, considera que uno de los errores principales que cometen los padres con los hijos al hablar de sexo es procurar eludir el tema. “Aunque habitualmente hacemos el intento de no responder preguntas incómodas o información demasiado detallada e, incluso, las negativas de los hijos a abordarlas nos hacen sentirnos aliviados, lo ideal es hacerles frente y crear un ambiente abierto, relajado y de consideración mutua. Hemos de pensar que para los hijos tampoco es fácil hablar de su sexualidad y de relaciones eróticas”, argumenta la psicóloga.

Para Fonseca, existe un desacierto generalizado en las familias que consiste en pensar que hay una edad concreta para tener este tipo de conversaciones y que con hacerlo una vez es suficiente. “Las conversaciones son necesarias y no tienen que resultar forzadas, sino que hemos de hacer sentir a los jóvenes cómodos y nunca juzgados”. Después, expone que deben ofrecerse informaciones según sus edades y su desarrollo madurativo, hasta preguntarles qué conocen y en qué se les puede ayudar.

En el caso de hablarles de la experiencia personal, la profesional insta a hacerlo si son ellos quienes preguntan y teniendo en consideración el tipo de datos y si pueden incomodarles. “Tenemos que pensar que lo que les decimos debe facilitarles las cosas”, aclara Fonseca.

Respetar el pudor de los hijos

“Todos los padres y madres están suficientemente capacitados para hacer una educación sexual de calidad y deben implicarse en ella junto al resto de agentes, como los centros educativos o los profesionales de la sexología”, opina Jesús Manuel Lagar Méndez, psicólogo sanitario y sexólogo.

Desde niños ya se empieza a educar en sexualidad hablando de un modo distinto a niños y niñas o adjudicando juguetes o ropa diferente según el género. “El silencio también educa cuando aparece una escena erótica en una serie y hay tensión entre los progenitores y se cambia rápidamente de canal. Siendo así, se trasmite el mensaje de que es algo de lo que no se puede o no se va a hablar”, atestigua este especialista.

La educación sexual tiene que ver con muchos temas, como la corporalidad, la intimidad, la diversidad sexual o los vínculos afectivos, no sólo con las relaciones eróticas. El profesional insiste en que si nunca se hablado con los hijos, no se puede pretender que tratar la sexualidad en la adolescencia vaya a ser un fácil o que quieran expresarse con libertad.

“Para hablar del asunto en cuestión podemos aprovechar ciertas oportunidades como viendo, una serie de televisión o con una noticia y abordarlo con normalidad, siendo claros, mirando a los ojos... Los padres pueden hablar sobre ello, pero no insistir a los hijos en que participen, es decir, respetar su vergüenza y privacidad”, perfila este sexólogo. Lagar recalca que es un desacierto inventarse información. Por el contrario, se puede ser francos y explicarles que se buscarán más datos al respecto. “Lo importante es mostrar que la sexualidad es algo amplio y diverso desde una visión positiva de esta y no desde el miedo o el peligro”.

El experto considera que, si alguno de los progenitores se siente abrumado o le supone un gran problema hacer frente a ese momento, puede solicitar asesoramiento a un profesional de la sexología para que le ofrezca algunas orientaciones. "Todo esto no tiene por qué ser una labor exclusiva de las familias. Sería propicio fomentar que en los centros educativos se imparta Educación sexual con expertos y desde la familia adoptar un papel de acompañamiento, escucha y transmisión de valores como el respeto o la igualdad", confirma el psicólogo sanitario.