Tolerante, detector de mentiras, patriarcal o desafiante: averigua qué tipo de suegro eres

  • Los tópicos de suegros y yernos que observamos en el cine se repiten de manera casi universal y atemporal en muchas familias

  • Según la ciencia, la raíz de su rivalidad está en el hecho de tratarse de un apego involuntario que surge en la edad adulta y condicionado por un tercero

  • Tres de cada cuatro parejas viven en conflicto con su familia política. La queja más habitual es su tendencia a rebasar algunos límites: presión para tener hijos, autoridad, creer saberlo todo y empeño en que adopte sus mismas creencias

Sin un chuletón, buena maña para jugar al frontón y una larga ristra de apellidos vascos, no hay yerno que se gane el aprecio ni la confianza de Koldo, el popular aita de 'Ocho apellidos'. Si el chuletón va regado con un exquisito Rioja, mejor que mejor. El actor Karra Elejalde en su papel cumple todos los tópicos del suegro, pero lo curioso es que cualquiera de sus recelos o terquedades se repiten de manera casi universal y atemporal en muchas familias. Queremos pensar que no todos se las gastan como Koldo: "Como me engañes, tiro del sedal, te cojo, te ablando a hostias, te retuerzo entero y luego hago contigo un nudo marinero", le advierte a Dani Rovira, que ejerce de sufrido aspirante a yerno en 'Ocho apellidos vascos'.

El cine reproduce la rivalidad en la vida real

Suena anacrónico, pero por algo será que el cine sigue estirando hasta el atolondramiento la rivalidad entre el suegro y el yerno y esa imagen de padre sobreprotector que se esfuerza por convertirse en la peor pesadilla para la pareja que escoge su amada hija. Tampoco la ciencia le va a la zaga. Karen L. Fingerman, profesora de la Universidad de Texas en Austin, ha querido saber, junto a un equipo de investigadores de otras universidades, si la relación entre suegro y yerno mejora después del matrimonio o, al contrario, la hostilidad se sale totalmente de madre. Evaluaron a 60 hombres y mujeres y también a sus padres, tanto antes de casarse como a los seis u ocho meses después de la boda, y encontraron patrones muy similares en todos los participantes.

Los investigadores destacan que en la raíz de esta singular relación está el hecho de que no se trata de un apego voluntario ni espontáneo, sino que surge en la edad adulta, condicionado por un tercero y etiquetado como formal después de la ceremonia nupcial. El estereotipo clásico lo protagonizan suegra y nuera con reacciones emocionales bastante más intensas que las de los suegros con sus yernos. El choque entre estos puede ser más racional, pero igualmente comprometedor para la familia.

Es mejor ganarse a la suegra

Fingerman y sus colegas recuerdan que, en Estados Unidos, la mayoría de la población considera muy relevante las relaciones con los suegros e incluso determinante en la calidad del vínculo romántico, bien como apoyo o, por el contrario, generador de estrés. También en España, la población tiene un trato al menos aceptable, de acuerdo con los datos del CIS, si bien la sorpresa es que el 70% prefiere llevarse mejor con la suegra que con el suegro.

Este detalle obliga al suegro a un esfuerzo mayor. Los investigadores estadounidenses aconsejan que uno y otro se comporten de manera que se permitan conocerse, desarrollar afectos o sentimientos y adquirir información básica uno sobre otro. "Es importante crear oportunidades, como encuentros frecuentes y cierto grado de privacidad, para que se convierta en una relación cercana". Su conclusión es tan simple como el refrán lo que bien empieza bien acaba. "En general, las relaciones que comienzan con sentimientos positivos se vuelven más estrechas con el tiempo y se afianzan con el tiempo".

Si, por el contrario, lo que pesan son los estereotipos, se acaba cumpliendo una especie de profecía cumplida. Esos pensamientos negativos, antes o después, se materializan. Igual ocurre si el yerno ve en el padre de su pareja una figura intrusiva, controladora, crítica e incluso amenazante. "Todo ello repercute en una relación de mala calidad", concluyen.

No hay hombre suficientemente bueno para una hija

Según la psicóloga Terri Apter, autora de '¿Qué quieres de mí?', tres de cada cuatro parejas viven en permanente conflicto con sus suegros, especialmente las nueras con las suegras. Concretamente, el 60% de las mujeres define la relación con la madre de su marido tensa, incómoda, exasperante, deprimente, agotadora y horrible. En el caso de los yernos con sus suegros, el porcentaje de quienes piensan así se reduce al 15%. Las quejas más frecuentes son esa idea tan habitual de que ningún hombre será lo suficientemente bueno para su hija o la tendencia a rebasar ciertos límites: presión para tener hijos, intentos de trasladar su autoridad a su hogar, mostrarse sabelotodo o empeño en que se adapte a sus normas, creencias y valores.

Su consejo es la conversación progresiva para ir acordando ciertos límites saludables y conseguir que el cónyuge actúe como vehículo transmisor cuando haya que manejar asuntos especialmente delicados. Si es necesario, recomienda la ayuda de un terapeuta. El éxito radica en resolver el problema en el momento que surge, "de frente, con rapidez y sin tonterías". Haciendo concesiones, pero también brindándole la ocasión de cambiar su comportamiento y tratando de que sea consciente de las consecuencias.

Todos estos patrones son los que ha explotado el cine casi siempre de una manera cómica, pero están presentes en la sociedad y quizás puedes verte reflejado en alguno:

Suegro tóxico

Admítelo. Te gusta tener el control de la pareja. No respetas el espacio de tu yerno, vigilas constantemente sus redes sociales, incluidos los likes y comentarios que aparecen en sus publicaciones. Te inmiscuyes en sus decisiones, apareces en su casa sin previo aviso y desbaratas sus planes con una nueva propuesta. Te gusta hacerle sentir mal con algún comentario o mal gesto. Sabes cómo chantajearle y cómo poner a tu gente en su contra. Si te identificas con todo esto, siéntete libre de entrar en el club de los suegros tóxicos. El puesto de honor ya lo ocupa Robert de Niro, en 'Los padres de ella'.

Tolerante (y rompiendo prejuicios)

'Adivina quién viene esta noche' es una de las obras maestras que protagonizaron Katharine Hepburn y Spencer Tracy, esta vez en el papel de padres cuya hija se enamora de un hombre negro. Rodada en 1967, fue pionera en este tipo de sátira familiar. La madre evoluciona desde el miedo y la incredulidad a la aceptación, mientras que el padre se mantiene firme en su preocupación. No obstante, acaba venciendo los prejuicios con un brillante discurso final de tolerancia, respeto y comunión. Una situación similar debió de vivir la suegra de Barack Obama, Marian Robinson. Según el biógrafo de Michelle, Peter Slevinse, le costó admitirle como yerno por ser mulato. "Supongo que me preocupaba el hecho de la mezcla de raíces (madre blanca y padre negro) porque hay muchos prejuicios al respecto", le confesó.

Desconfiado, detector de mentiras y con apariencia histriónica

O sea, todo un personaje. Títulos como 'El padre de la novia', con los suegros más legendarios e impertinentes del celuloide, hacen sonrojar a más de un progenitor al ver en ellos su propio reflejo. Con un suegro así, el yerno no hace otra cosa que palidecer, desencajarse o fingir. Lo natural es que sea pillado sistemáticamente. A veces, este tipo de suegro se comporta histriónico y exhibe una capacidad insólita para improvisar chistes casi siempre burlones.

Patriarcal y desafiante

Quizás tu actitud se acerca más a la de Bryan Cranston en '¿Tenía que ser él?', una película en la que el actor, en su papel de suegro, comparte clichés y duelo de testosterona con James Franco, como yerno. Lo de menos es la relación amorosa. Otro buen despliegue de suegros pendencieros lo tenemos en 'Es por tu bien'. José Coronado, Javier Cámara y Roberto Álamo interpretan a tres suegros horrorizados con los novios de sus hijas y unidos por un mismo objetivo: ayudarse para que rompan con ellos.