Albert, pionero en España en cambiarse el orden de los apellidos: "Fue para seguir la empresa familiar"

  • Al alcanzar la mayoría de edad, cualquier persona puede decidir cambiar el orden de sus apellidos conforme a su voluntad

  • Albert Deulofeu, de 59 años, relegó el apellido paterno Gutiérrez al segundo lugar hace 15 para dar continuidad a la empresa familiar

  • La saga de artesanos nació en 1929, con su bisabuela Dolores, y él continúa haciendo figuras de belenes

A Albert (Barcelona, 1961), artesano de belenes, el apellido de su madre, Deulofeu, le viene que ni pintado. Traducido, sería "hecho por Dios" y realmente sus creaciones tienen algo de divino. ¿El problema? Cuando nació, era impensable cambiar el orden de los apellidos en el Registro Civil. El del padre, en su caso Gutiérrez, se anteponía siempre al de la madre. Aunque es aparejador, decidió tomar las riendas de la empresa familiar a los 40 años, recogiendo el testigo de su madre con la idea de dar continuidad a un negocio que nació en 1929 y va ya por la cuarta generación de pesebristas.

De su bisabuela Dolores pasó a su abuela María y de esta a su madre, Amparo. Por eso, se lanzó a cambiar su nombre y dejar que oficialmente Deulofeu fuese su primer apellido. Además del taller, sucedió también a su madre como presidenta de la Fira de Santa Llúcia, un evento que reúne cada año a casi 300 belenistas. El apellido iba inevitablemente con él.

"Mi infancia transcurrió entre figuras de corcho, pesebres y paisajes de musgo. Desde sus inicios, y a pesar de los altibajos económicos en el sector, la tradición del Belén se ha mantenido, independientemente de la fe, gracias a una iconografía que permite jugar con elementos naturales de gran belleza y calidad", explica.

Inició trámites hace 15 años

Con tal herencia, parecía claro que su apellido no podía ser otro que Deulofeu. "Inicié los trámites hace 15 años. En el Registro Civil fue tan sencillo como aportar el padrón y la partida de nacimiento. El engorro vino después: DNI, cuentas bancarias, títulos académicos, carné de conducir, domiciliación de recibos y todos aquellos sitios en los que constaba mi nombre anterior con el Gutiérrez antepuesto a Deulofeu. Fue una locura que duró varios años".

¿Qué dice la Ley?

El cambio de orden de los apellidos es hoy un trámite sencillo que se realiza en el Registro Civil, pero no deja de ser una posibilidad nueva, ya que por ley se imponía siempre el del padre, lo que suponía una discriminación y una vulneración del artículo 14 de la Constitución Española de 1978 en el que se fundamenta la igualdad entre hombres y mujeres.

A partir del año 2000 se permitió inscribir al niño con el apellido de la madre en primer lugar si los padres enviaban una solicitud al juez encargado del Registro Civil y una declaración de mutuo acuerdo sobre el cambio en el orden de los apellidos. En caso de no existir consenso, se daba preferencia por defecto al paterno.

Desde el 30 de junio de 2017, cuando entró en vigor la reforma del Registro Civil, el apellido paterno ya no prima a la hora de inscribir a un hijo recién nacido y desaparece la opción "por defecto". El cambio de legislación permite elegir el orden de los apellidos del hijo siempre que los progenitores estén de acuerdo. Por eso, lo aconsejable es hacerlo en el momento del nacimiento, cuando se inscribe al niño por primera vez en el registro. En caso de discordia, el juez del registro determina, por sorteo u otro criterio, cuál de los dos irá primero. El orden acordado para el primogénito será el que llevarán los siguientes hijos de la pareja.

Cambiar el orden a los 18 años

Cualquier persona al alcanzar la mayoría de edad puede solicitar la inversión del orden, pero no debe hacerse de manera caprichosa porque una vez que se consigue, es irreversible. A pesar de esta flexibilidad, la ley impone algunas exigencias. Por ejemplo, si el solicitante fue inscrito al nacer por ambos progenitores, no puede demandar una única línea ascendente para sus dos apellidos. Los dos deben pertenecerle de forma legítima.

De manera excepcional, se puede eximir de tales requisitos a las víctimas de violencia de género o cuando se trata de apellidos contrarios al decoro, si su uso implica un inconveniente grave, por regularización ortográfica, o, como habría sido el caso de Deulofeu, por preservación de un apellido.

Cambios 'oficiosos'

Aunque no se hiciese de un modo formal, la inversión de los apellidos para adoptar un nombre artístico nunca ha sido extraño tratándose de sagas familiares. Pensemos, por ejemplo, en la familia Flores. Las hermanas Lolita y Rosario son herederas del apellido de La Faraona, una artista de extraordinaria popularidad.

Más lejos aún, a los escritores Alejandro Dumas, padre e hijo, el apellido les vino también por rama materna. El abuelo, Thomas-Alexandre Davy de la Pailleterie, también conocido como El Diablo Negro, primer militar mulato en Europa que ascendió al grado de general, fue el hijo ilegítimo de un marqués francés y una de sus esclavas negras, Marie-Cesette Dumas, de quien tomó su apellido poco antes de morir el padre.