"Que nuestro dolor no sea en vano": la carta de una madre que ha perdido a su hijo adolescente por depresión

  • "Hace poco más de 5 meses, la depresión se llevó a mi hermano poco antes de que llegara a cumplir los 15 años", contaba Irene Pujol en sus redes

  • A continuación, hacía pública la carta abierta que la madre del adolescente fallecido ha escrito para visibilizar el suicidio, la depresión y la salud mental

  • En España, diez personas deciden cada día acabar con su vida. En el caso de los adolescentes, el suicidio es además la tercera causa de muerte

Antes de contar la historia de Rodrigo Pujol queremos dar algunos datos. En España, diez personas deciden cada día acabar con su vida. Las muertes por suicidio son la primera causa de fallecimiento no natural en España desde 2008, casi triplicando a los accidentes de tráfico (3.671 personas se suicidaron en 2019 en nuestro país, según el INE; frente a los 1.101 fallecidos en carretera en el mismo año). Un drama que se ha acentuado a causa de los estragos que la pandemia ha causado en nuestra salud mental. En el caso de los adolescentes, el suicidio es además la tercera causa de muerte, alertan desde la Asociación Española de Pediatría. La historia de Rodrigo, que tanto dolor y sufrimiento ha causado a su familia, nos apela a todos.

La salud mental es un problema colectivo, un asunto en el que sociedad y sistema estamos fallando. "Hemos sido víctimas de la desinformación, la estigmatización y la infravaloración de la salud mental", reza la carta abierta que la madre de Rodrigo ha querido hacer pública a través de redes sociales con la intención de que su testimonio ayude a poner la conversación y la necesidad de los recursos para la prevención y el cuidado de la salud mental sobre la mesa.

El mensaje lo compartía Irene Pujol, hermana de Rodrigo, de forma pública a través de una serie de tuits que encabezaba así: "Hace poco más de 5 meses, la depresión llevó a mi hermano poco antes de que llegara a cumplir los 15 años. Ayer, mi madre fue capaz de expresar mucho de lo que sentimos al respecto. Abro hilo con sus palabras. No queremos que su muerte y nuestro dolor sea en vano".

"Ese día la vida nos arrancó un trozo de corazón y nos dejó a sus padres y hermanas una herida que nunca se cerrará del todo. Y una pena y un dolor en el alma que a veces es insoportable", escribe su madre. "Yo no sabía que los niños podían tener depresión, y cuando lo supe tampoco sabía la intensidad del sufrimiento que puede provocar. Hemos vulgarizado la palabra depresión y así le hemos rebajado su importancia".

"La depresión severa se caracteriza por una tristeza y una angustia casi continua, un cansancio extremo, por la incapacidad de emocionarse y disfrutar de las cosas y por la pérdida de la concentración y la memoria. Las personas con depresión están convencidas de que la vida es un desastre, de que ellos son un fracaso y de que estos dos hechos van a ser siempre así. Están seguros de ser una carga para las personas que le quieren. Además es una enfermedad cruel e invisible que no sale en analíticas ni radiografías, por lo que todo depende de lo que cuente el paciente, lo que hace que parezca que deciden ellos que es su culpa o que exageran. Como consecuencia, lo esconden, y los que estamos cerca nos damos cuenta tarde, porque cuando ya se ve la enfermedad es porque no tienen fuerzas ni para disimular. Una enfermedad invisible y tremendamente cruel, con la que mi hijo tuvo que luchar en plena adolescencia".

Más adelante, la madre de Rodrigo señala, desde su propia experiencia, uno de los errores al reaccionar que, por falta de educación emocional respecto a las enfermedades mentales, habitualmente cometen quienes tienen a alguien que padece una depresión cerca. "Aquellas frases que yo le decía con amor y la mejor intención pero cargadas de desconocimiento como 'tienes que cambiar el chip' o 'disfruta de la suerte que tienes', o 'hay que hacer por la vida', hoy sé lo injustas que eran. Él me contestó una vez con mucha tranquilidad: 'mamá, le estás pidiendo a alguien que tiene cáncer, que deje de tenerlo'. ¡Era mucho más inteligente que yo! Tan inteligente y bueno que sé que no me lo tenía en cuenta".

Tanto Irene como su madre concluyen subrayando con que, si #GraciasaRodrigo (la etiqueta con la que se está dando a conocer su historia y visibilizando otros casos de suicidio y de problemas de salud mental en redes sociales), se puede contribuir a combatir el estigma y la enfermedad, lo vivido tendrá algo más de sentido para ellos y servirá para paliar su dolor. "Si gracias a Rodrigo se dedica un euro más a investigación; o se hace una buena campaña de información y normalización de las enfermedades mentales; o en las revisiones médicas se interesan también por el bienestar mental y social de las personas, o en los colegios se fomenta más la inteligencia emocional de los niños… Su pérdida no habrá sido del todo en balde". Como dice su madre: "Queda mucho por investigar y por normalizar" respecto a la salud mental.