Música, chapas y decoración: celebra tu fiesta de 50 cumpleaños tras la cuarentena

  • Una edad especial requiere una celebración a la altura

  • Puedes pensar un evento original que además sea económico

No todos los días se cumplen 50 años con una sonrisa (bueno, eso esperamos, que sonrías, bebas serenamente y te achispes recordando los hitos más importantes de la película de tu vida). Como todas las ocasiones de importancia, mereces una celebración a la altura, un aniversario de una sola vez que refleje tu experiencia, madurez y ese ‘savoir faire’ que te caracteriza para la vida. Si todavía conservas las ganas de divertirte (esperamos que sí), tus invitados tienen que notarlo. Eso sí, aunque tendrás que esperar al fin del confinamiento, ya puedes comenzar a idearla.

Para animarte y prepararla con toda ceremonia, te sugerimos que recuerdes de las palabras de Jep Gambardella en ‘La gran belleza’: "Los trenes que forman los bailarines en mis fiestas son los mejores de Roma, porque no conducen a ninguna parte". También te damos algunos tips.

Dónde y cuándo

Admítelo. La idea de tener a veinte viejos amigos achispados correteando por el salón de tu casa y a punto de volcar la copa en alguno de tus cuadros no es la mejor idea, y mejor no pensar en todos esos vasos de plástico o colillas que tendrás que recoger al día siguiente.

Quizá lo mejor sea ser práctico y elegir un local para la celebración de tan importante evento. Bares, recintos privados, salones. En primavera y verano, una azotea, una terraza, el jardín de un amigo. Todo puede alquilarse, y te ahorrará disgustos. Eso, además, te dará la posibilidad de invitar hasta al último contacto de tu agenda, sin enemistarte con nadie ni favorecer posibles vendettas, cabezas ensangrentadas de caballo incluidas.

Una buena idea es diseñar chapas con los nombres de los invitados. También organizar un photocall en el salón de la casa o en el local que hayáis elegido para el evento. Pedid a vuestro público que saque su mejor sonrisa y sus mejores posturas para ser retratados.

Para la decoración, como todo, la personalidad de cada anfitrión determinará la complejidad estética de la vajilla (las hay de papel, baratas, divertidas y a prueba de brebajes corrosivos). En cualquier caso, lo más importante es la diversión, esa celebración rodeado de los tuyos sin ataques neuróticos. Recuerda que no va a venir la reina de Inglaterra a fijarse en el estampado de los manteles, y que la gente suele recordar la calidad de la comida antes que el sutil color de las servilletas que tantas horas te costó encontrar.

Si lo que prefieres es un ambiente íntimo en el salón de tu casa, o fuera, en el jardín, póntelo fácil, saca al espléndido que llevas dentro y acuérdate de contratar un servicio de catering y de limpieza que te ahorre los dolores de columna. Como la terapia o el café cien por cien arábiga, dinero bien invertido. Tu resaca será dulce.

A quién invitar

Sencillamente, elige bien. La edad te ha dado cierta lucidez para tomar decisiones sin atender. Una fiesta, y especialmente una en la que alguien cumple cincuenta años, es una colmena llena de mentes sincronizadas por un mismo tipo de placer, por la bonhomía de la amistad y los lazos familiares. Siempre será útil que todos los invitados compartan tu dicha.

Nada de compromisos forzados. 50 años no se cumplen todos los días. Es mejor rodearse de las mejores mentes de tu generación (de amigos, de familia) que andar adquiriendo compromisos ineludibles con tu jefe o tus compañeros de oficina. No es necesario planear la fiesta como quien orquesta un conciliábulo de Illuminatis, y hacerla secreta y susurrada entre los elegidos, pero lo más importante es esto: rodéate de tu gente, la que te quiere y sabe cómo eres, y no busques quedar bien.

Elegir un tema

Una fiesta también es la marca de agua de una personalidad. Da lo mismo si es la tuya o es una celebración sorpresa para alguien que ha llegado a los cincuenta años. Como en todo lo que implique creatividad, mucha gente tira por los lugares comunes, fastos decepcionantes que parecen ideados por el señor Smithers. La idea de tener a todos tus invitados vestidos de piratas o de felices mafiosos puede ser divertida, pero imagínatelos con una copa de más, el rímel corrido y cantando canciones marineras.

Recuerda lo más importante: a mucha gente le encanta sentirse implicada con una idea o prepararse para los eventos con antelación. Nada mejor que darles a tus invitados a una misión y tiempo para que busquen ese disfraz que se llevará las mejores fotos en Instagram al día siguiente.

Las fiestas temáticas nunca caducan, aunque es cierto que no todo el mundo es Leonardo Da Vinci con la elección de los temas para disfrazarse. Por un mundo (feliz) donde se erradiquen las fiestas de disfraces de los años veinte o los atuendos de médico. Eso sí, no les pidas que se disfracen de ti mismo si no quieres acabar con la sensación de estar rodeado de tus dopelgängers.

No olvides que puedes poner a todo el mundo de tu parte y pedirles que reúnan las fotografías que compartáis. Y si la fiesta es sorpresa, acuérdate de conseguir un disfraz (honorable) para el homenajeado.