Hikikomoris: pautas de experto para reconocer si tu hijo corre peligro de convertirse en un niño caracol

  • Los niños-caracol se aíslan en su habitación y solo socializan a través de medios digitales.

  • La primera medida para prevenir está conducta es dosificar las pantallas y hacer actividades reales.

  • La psicóloga María Luisa Ferrerós ofrece en su libro 'Dame la mano' pautas para lograr que el niño-caracol salga de

¿Sabes lo que son los niños 'hikikomori' o niños caracol? Un fenómeno cada vez más extendido, especialmente en Japón: jóvenes que cuentan con todo tipo de avances tecnológicos en su habitación, de manera que crean un 'paraíso digital' que no quieren abandonar. Dejan a relacionarse, salen lo imprescindible de su habitación y su socialización, incluida su propia familia, pasa a ser completamente online. Uppers ha hablado con la psicóloga infantil María Luisa Ferrerós, autora del libro 'Dame la mano' (Planeta), para conocer las pautas que permitirán que nuestro hijo salga de su caparazón. La primera es la más importante: "No intentes cambiar a tu hijo, positiviza su forma de ser. ¡Juega con ellos, ponle sentido del humor y creatividad!".

Cuando vemos que tenemos un hijo 'caracol' en casa, ¿cómo podemos erradicar estos comportamientos de aislamiento?

La prevención pasa por la planificación, evitar la máximo que podamos los gadgets electrónicos para distraerlos y que no molesten, por ejemplo, en los restaurantes, algo que se ve mucho más de lo que sería deseable. Las comidas juntos han de servir para hablar y conocer sus opiniones y las cosas que les preocupan. La tele, las tablets y los móviles son instrumentos que hemos de utilizar en positivo. Existen muchas aplicaciones y juego educativos fantásticos con los que pueden interactuar y que pueden ser una fuente fantástica de aprendizaje, tanto social como intelectual, pero se ha de combinar con el juego tradicional, las extraescolares, juegos de equipo y el contacto social real. Ir al parque, que jueguen con otros niños, invitar a amigos o vecinos. Es importante implicar a los hijos en la vida familiar: cocinar juntos, repartirnos las tareas, compartir, hacer excursiones juntos, descubrir cosas con ellos, elegir con ellos: ¿apagamos y jugamos juntos ?

¿Qué pautas o estilo de vida pueden contribuir a evitar hábitos como los de los niños-caracol?

El estilo de vida ha de ser de juego al aire libre, juegos de equipo desde pequeños, ir al parque o excursiones por la playa o la montaña que descubran el mundo de pequeños acompañados con sus padres, hermanos y compartan actividades con otros niños, primos etc... Que vayan a coger espárragos o setas o se manchen de harina al hacer un pastel o jueguen con plastilina, con pinturas de manos o haciendo manualidades con barro. También es bueno que desde pequeños aprendan a ir en bici o a patinar, juegos con la pelota... Todo real y multisensorial siguiendo la pedagogía activa tipo María Montessori o Decroly.

¿Ser 'caracol' se asocia a otros comportamientos o circunstancias?

Hay comportamientos que nos pueden avisar. Muchas dificultades a socializar, timidez y dependencia podrían facilitar que se enganchen a las pantallas o mas bien que se escondan detrás de ellas. Cuando les cuesta integrarse o sufren algún tipo de acoso o problemas familiares, se vuelven más vulnerables y pueden tener tendencia a refugiarse en un mundo virtual en el que se semienten mas protegidos.

La adolescencia es el momento en que se crean barreras entre padres e hijos, ¿cómo podemos acercarnos a nuestros adolescentes?

Compartiendo con ellos tiempo de calidad, actividades conjuntas, buscando momentos para compartir confidencias… A veces va bien llevártelos a comer una pizza... Y también no tener miedo de abrazarlos, achucharlos y besarlos o hacer peleas de almohadas. Aunque al principio te rechacen, luego se dejan. Hay que probarlo, es infalible.

La comunicación es quizá el asunto más complicado, ¿cómo podemos comunicarnos con ellos con fluidez?

Pues abandonando los interrogatorios tipo "¿A dónde vas?, ¿qué haces?, ¿con quién has quedado?". Y después explicando tú en primera persona situaciones que te ocurren a ti, hablando de verdad y desde el corazón de tus amigos, situaciones y cosas que pienses que ellos se pueden sentir identificados. ¡Funciona!

Si ya convivimos con un 'caracol', ¿qué podemos hacer para que se 'deshaga de su caparazón'?

Los niños caracol son los niños que no salen de su habitación. En su habitación tienen todas su conexiones, internet, ordenador, tablet, móvil y sin moverse de su habitación tiene acceso a su mundo virtual, desarrollan agorafobia, debido a que las únicas noticias que tiene del mundo exterior son los 'headlines' de noticias bien por televisión o bien por internet y estas suelen ser, muy catastrofistas y no salen de su habitación para nada ni para ir a la escuela. Este síndrome surgió en Japón ('hikikomori') pero poco a poco se ha ido extendiendo por el mundo. Lo que yo recomendaría es evitar tantas conexiones y más contacto con el mundo real para que vean que lo que se ve por el mundo virtual muchas veces no coincide con la realidad, puede ir muy bien que se estropee la conexión wi-fi, que nos quedemos sin datos... ¿Cómo hacerlo? Pues fin de semana en casa rural sin conexión o casas de abuelos, en el pueblo, yendo a campamentos… Han de experimentar contacto con la naturaleza y ver por si mismos. También es bueno que compartan su espacio invitando a primos o a amigos a pasar días en casa.

Si no es un niño-caracol, pero está en fase rebelde (no obedece, contesta mal etc.), ¿qué estrategia debemos seguir?

Si son menores de ocho años, para conseguir que implementen conductas o rutinas positivas, hay que incentivar no castigar. Ellos han de comprobar que cuando actúan de forma adecuada se les valora y se les tiene en cuenta. Sus logros son valorados. También se puede hacer con un cuadro de incentivos, 'smiles', puntos, 'gomets' en los que cada vez que cumple alguno de los objetivos propuestos en cada trimestre se pone un punto positivo (lo negativos no existen). Si no lo hace, no se puede poner la pegatina. Cuando consigue ciertas pegatinas logra su incentivo, que puede ser invitar a un amigo a casa, hacer una excursión, hacer un pastel juntos o que el finde sea el rey de la casa (le hacemos una corona con cartulina).Hacer alguna actividad extra y compartida suele ser lo que funciona mejor.

Si hablamos de adolescentes, va muy bien pactar con ellos unas normas básicas que si las cumplen obtiene sus privilegios (móvil, tablet...). A la vez tanto a los pequeños como a los mayores hay que escucharlos con atención y huir de los juicios de valor.

¿En qué momento debemos acudir a terapia?

Si desarrollan agorafobia por estar siempre ocultos tras las pantallas. Allí es donde se sienten protegidos y el contacto social real les da miedo. Al final tienen pánico a salir de su habitación, que es su refugio como la concha del caracol. Su único contacto con el exterior es a través de la televisión o de internet.

¿Qué otras señales deben alertarnos?

Todos aquellos cambios de actitud en los que el niño deja de hacer sus actividades reales, quedar con su amigos, ir a jugar, etc por quedarse en la habitación conectado. Si se le propone ir de excursión o hacer algún plan chulo y no quiere venir porque esta acabando una partida esta viendo una serie y no es capaz de apretar el 'pause' y apagar sus aparatos para hacer alguna actividad real... Y sobre todo cambios de humor: un niño risueño que ahora esta malhumorado, que comía bien y ahora solo quiere patatas y aperitivos o chuches, que deja de jugar, hablar, dormir... Estos son los momentos importantes en los que se den acudir a terapia.

Y si hubiera una receta mágica, ¿cuál sería?

Fomentar la conexión emocional entre padres e hijos compartiendo actividades, momentos pero con sentimiento y verdad. Es decir, si no te apetece explicar cada día un cuento porque a ti no te gusta, pues lo sustituyes por otra actividad en la que te sientas implicado y realmente trasmitas tu emoción. Vas en bici, haces gimnasia o un pastel o te sientas a mirar una peli juntos y la vas comentando con un buen cubo de palomitas. ¡Cualquier cosa sirve, mientras sea verdad!