Los pastores alemanes de Joe Biden y otras mascotas presidenciales que vivieron en la Casa Blanca

  • Major será el primer perro adoptado que vivirá en la Casa Blanca

  • Trump ha sido el único presidente que no ha llevado mascotas a la residencia presidencial

  • Desde Champ y Major (los pastores alemanes de Biden) hasta Fala (el terrier escocés de Roosevelt), repasamos algunas de las mascotas más carismáticas de la historia presidencial de los Estados Unidos

Los perros han vuelto a la Casa Blanca. Después del mandato de Donald Trump, el primer presidente de la historia de Estados Unidos que no llevó mascotas a la residencia presidencial, Joe Biden y su familia han llegado con dos inquilinos muy especiales: Champ y Major, dos pastores alemanes. De hecho, la vuelta de los perros a la Casa Blanca fue uno de los lemas de la campaña del actual mandatario: "Let's put dogs back in the White House" (volvamos a llevar perros a la Casa Blanca). Te contamos la historia de Champ y Major y repasamos algunas de las mascotas que han acompañado a los presidentes durante su etapa al frente de los EEUU.

Champ es el que lleva más tiempo en casa de los Biden. Entró en la familia en 2008 cuando el hoy presidente asumió el cargo de vicepresidente en el gobierno de Barack Obama. Major fue adoptado en 2018 y será la primera mascota que proviene de una protectora de animales en vivir en la Casa Blanca. A Major se le hizo, incluso, una 'toma de posesión' virtual organizada por la Asociación Protectora de Animales de Delaware, de donde fue acogido.

A finales de noviembre, Biden sufrió accidente mientras jugaba con Major, el último de los dos canes en llegar a la familia. Al parecer, el entonces presidente electo se resbaló mientras jugaba con él. Aunque en un primer momento se informó de que no hubo fractura, según indicó su médico personal, una radiografía posterior descubrió pequeñas fisuras en el pie, por lo que tuvo que llevar una bota ortopédica durante algunas semanas. Fue una de las primeras veces que sus perros saltaron a la esfera pública.

Bo y Sunny, los perros de agua portugueses de Obama

Bo llegó primero, en forma de regalo del senador Edward Kennedy en 2009, y después, cuando los Obama llevaban 5 años en la Casa Blanca, llegó Sunny para hacerle compañía. Ambos son perros de agua portugueses. Una de las principales particularidades de esta raza es que apenas sueltan pelo. También destacan por su carácter alegre, el aprendizaje rápido y la obediencia. Es, por tanto, el perro perfecto para las 'labores presidenciales'.

Sully, el fiel labrador de Bush padre

Una de las imágenes más representativas de los perros como 'mejores amigos del hombre' se dio en el funeral de George H. W. Bush. El expresidente republicano padeció de Alzhéimer durante los últimos años de su vida y Sully, su perro labrador, le ayudó en todo lo posible. Era su acompañante más fiel: le abría las puertas y alertaba de posibles peligros. En el funeral de su dueño, Sully se volvió viral al protagonizar una tierna imagen en la que se le veía cerca de su amo hasta el día de su muerte.

Buddy, el mejor amigo de Bill Clinton

Llegó antes de que estallara el affaire del entonces presidente con Monica Lewinsky, una empleada de la Casa Blanca de 22 años. Fue servicial hasta el día de su trágica muerte en 2002. Al parecer, Buddy se escapó de la residencia familiar, corrió hacia la carretera y fue atropellado por un conductor al que se le eximió de toda culpa. Su nombre respondía a un homenaje del expresidente a su abuelo Bill, que había fallecido recientemente.

Fala, el obediente terrier escocés de Roosevelt

Fue el primer gran protagonista canino de la historia presidencial de los Estados Unidos. Era obediente y querido entre la opinión pública. También protagonizó algunos episodios que lo llevaron a la primera plana de las principales cabeceras norteamericanas. En 1944, líderes republicanos comenzaron a difundir la historia de que Fala había sido abandonada en las islas Aleutianas y que había sido enviado un destructor de la marina para encontrarlo, pagado con dinero público. Hábil, Franklin D. Roosevelt respondió a las críticas en un discurso en el que su perro fue protagonista, donde tiró de humor para zanjar el asunto. "No ha sido el mismo desde entonces", dijo en el speech.