Preocupados por lo físico y lo emocional: así serán los supercuidadores, las nuevas figuras que se ocuparán de ti en el futuro

  • DiverOSénior, la feria dedicada al mundo silver y en la que Uppers participa, acoge la presentación de 'Supercuidadores', el libro que muestra la situación de tres millones de personas dedicadas a los cuidados de los mayores

  • Aurelio López-Barajas, coordinador del libro: "Todos deberíamos cuidar como nos gustaría ser cuidados"

  • Además de los cuidados físicos, la capacidad de comunicación y la empatía son necesarias para favorecer un bienestar completo

Cuidar de uno mismo y cuidar de los que nos cuidaron. La ecuación parece sencilla, pero no suele resolverse fácilmente. A veces, no nos cuidamos lo suficiente y, a su vez, no cuidamos de nuestros mayores como merecen. En una sociedad cada vez más envejecida y compleja, las circunstancias y necesidades cambian de manera vertiginosa. Ya no basta con ser cuidadores o intentarlo, es necesario dar un paso más. ¿Hacia dónde? 'Supercuidadores' es el libro, desdoblado en dos volúmenes escritos por hombres y mujeres, que da cuenta de ello.

Hemos hablado con Aurelio López-Barajas, CEO de Supercuidadores, empresa de formación y servicios de cuidado a los mayores, y coordinador de esta obra, que se presentará el próximo 1 de octubre en DiverOSénior, la feria dedicada a los mayores, en la que Uppers tendrá una presencia destacada.

¿Qué habéis pretendido con la publicación de este libro?

El libro 'Supercuidadores' refleja la situación en la que viven tres millones de cuidadores en España (más de 500.000 profesionales y el resto, familiares) con ejemplos motivacionales. El objetivo es que nadie se sienta solo y que sea una luz de esperanza. Todos deberíamos cuidar a nuestros mayores como nos gustaría que nos cuidaran a nosotros.

¿Cómo ha cambiado el escenario de los cuidados?

Desgraciadamente, el Covid ha resaltado la importancia del cuidador y no solo de los profesionales sanitarios y sociosanitarios. Los cuidadores no profesionales son más numerosos aún que los profesionales. Si reflexionamos un poco, veremos que es una labor poco reconocida. Las mujeres forman el 80% del colectivo y los hombres, el 20% restante. ¿Qué hace falta para cuidar bien? Actitud y aptitud. Pero hasta que los cuidadores no estén bien formados y cualificados no se va a reconocer la labor con la remuneración que merece.

¿Hacia dónde avanza el sector?

Hacia los cuidados integrales, que conllevan los cuidados físicos, emocionales y sociales. Estos dos últimos aspectos son cada vez más importantes. Una persona que carezca de relación con otra persona y que se sienta sola no va a estar bien. Es la soledad pandémica del siglo XXI, desde antes de que llegara el Covid. Se nota incluso más en las grandes ciudades. Los cuidados no se quedan ya solo en lo físico, sino que hemos avanzado hacia lo saludable, cuidando la alimentación y practicando cierta actividad física.

¿Qué tiene que tener un cuidador para convertirse en supercuidador?

Para dedicarse de manera profesional, tiene que tener la formación adecuada. Por eso ofrecemos un certificado de profesionalidad que cubre tanto el componente social y psicológico como la vertiente sanitaria de cuidados físicos, por ejemplo, movilizar a los pacientes, cuidar su alimentación, revisar la medicación…

¿Hay algo que sea, en tu opinión, lo más relevante?

Para mí, lo más importante es la psicología y la capacidad de comunicación, lo que se llama las soft skills: empatía, asertividad y capacidad de persuasión, cuando es necesario. Muchas veces es más importante ese encaje de comunicación que las aptitudes de los conocimientos. Si una persona no empatiza, la probabilidad de que haya rotación de cuidadores es alta. Lo ideal es que se complementen las soft y las hard skills.

Respecto a los cuidadores familiares, ¿cuál crees que son los principales desafíos a los que se enfrenta? ¿Tienen, por ejemplo, suficiente información?

Es cierto que falta información. Hay ayudas a la dependencia y determinadas prestaciones por dependencia o discapacidad. También hay servicios sociales para que los trabajadores puedan ofrecer recursos de respiro familiar. Es imposible que un cuidador este 24 horas al día los 365 días del año. Hay que evitar que desarrolle el síndrome del cuidador quemado y que caiga enfermo por exceso de celo en el cuidado de su familiar.

Las personas que quieran dedicarse profesionalmente a ser cuidadores, ¿dónde pueden formarse?

Ahora mismo hay una gran demanda social. Se necesitan supercuidadores y para ello hemos creado unos certificados de profesionalidad con 400 temáticas diferentes que pueden estudiarse de manera online. Son tantas temáticas porque no todos necesitamos los mismos cuidados y atenciones. Por ejemplo, las personas con Alzheimer, cáncer o problemas de movilidad requieren dinámicas diferentes.

Con el envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida, ¿crees que deberíamos formarnos desde edades tempranas para saber cómo hay que cuidar a los mayores?

Nacemos siendo cuidados, somos cuidadores y volveremos a ser cuidados cuando no seamos capaces de realizar las actividades diarias, como asearnos, vestirnos o alimentarnos. Debemos aprender desde la escuela lo que implica esta etapa de la vida y lo que supone vivir con una persona dependiente. Debemos fomentar el respeto y el cuidado de nuestros mayores. Una manera de lograrlo es pensar en cómo nos gustaría que se portaran con nosotros.

El decálogo de los cuidados

Profesionales como Aurelio López-Barajas y un equipo multidisciplinar han elaborado un decálogo de ayuda para todas esas personas, profesionales o no, que se dedican a la tarea de cuidad de los nuestros. El decálogo incluye tanto las buenas prácticas como las dinámicas que hay que evitar.

  1. Informarse y formarse. Si quieres ser cuidador de manera profesional, tendrás que prepararte. Hay muchos videotutoriales, cursos, masterclass y certificados de profesionalidad, presenciales, online o mixtos, para aprender a cuidar a cualquier persona con independencia de su edad, enfermedad o grado de discapacidad o dependencia.
  2. Personalizar la atención. Un buen cuidador debe mostrarse receptivo y tener la capacidad de poder resolver las necesidades que surjan. Velará por el bienestar de la persona cuidada. Sin embargo, ese bienestar no es hacer todo por él, sino garantizar su autonomía en la medida de lo posible.
  3. Comunicarse y empatizar. El objetivo es crear un clima de confianza y bienestar. Cada paciente requiere su espacio: conversaciones, música, vídeos familiares, álbumes de fotos… En definitiva, estímulos que sean agradables y que mejoren su capacidad cognitiva.
  4. Respetar su personalidad y espacio vital. El respeto crea un ambiente de cordialidad y seguridad, también es la expresión de la personalidad de cada uno. Evitemos la ironía y cualquier expresión o actitud que pueda ser ofensiva. Respecto al espacio vital, forma parte de la intimidad de la persona cuidada y, por tanto, debe cuidarse con igual respeto.
  5. No imponer criterios propios. Hay que valorar la situación de la persona que cuidemos. ¿Es dependiente, está enferma, tiene alguna discapacidad? Si la persona mantiene su capacidad mental, hay que respetar sus decisiones sin imponer criterios propios.
  6. Respetar sus rutinas. Si lo hacemos, evitaremos sentimientos de inutilidad o de baja autoestima.
  7. Activos, pero protegidos. Para evitar el deterioro físico y mental es recomendable practicar ejercicios físicos y cognitivos, siempre adaptados a las capacidades específicas de cada persona.
  8. Facilitar la movilidad. La inmovilidad supone un riesgo para la integridad de la persona, por eso es muy importante estimular la movilidad para ayudar a la persona mayor o dependiente a mantener un buen estado tanto físico como psicológico.
  9. Facilitar las relaciones sociales. Hay que evitar el aislamiento de la persona a cuidar intentando que siga en contacto con su red social más cercana y sociabilizar con ellos. Es importante también favorecer el acceso a información y al ocio de manera activa.
  10. Aprender a pedir ayuda. El cuidador puede verse arrastrado por la sobrecarga de trabajo. Los cuidados que debe procurarse el cuidador son tan importantes como los cuidados que la persona dependiente necesita.