La apuesta por el transporte sostenible es una realidad que tiende a asentarse en la sociedad actual, especialmente en las grandes ciudades. Cada vez más, las personas optan por alternativas de transporte ecológicas. Y en tiempos de pandemia, individuales. Es por ello que ir al trabajo en bicicleta comienza a ser una postal habitual en ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia. Es el vehículo de moda entre los uppers: el 34 % de los usuarios regulares de bicicleta tiene entre 40 y 54 años, según un estudio de Bikester. En este contexto, no sorprende que la demanda de bicicletas se haya incrementado en un 231 % (en el caso de las eléctricas) y en un 179 % (en lo que respecta a las normales).
Un informe del comparador online Idealo señala que el crecimiento se ha producido durante los meses del confinamiento y el desconfinamiento. Alude a la "búsqueda de medios alternativos para la vuelta al trabajo", con especial interés en evitar el transporte público -por la pandemia- y el coche privado. En el segundo cuatrimestre de 2020, además, señala que una de las bicicletas cuya demanda ha crecido más es precisamente la plegable, que se utiliza sobre todo en las ciudades para realizar trayectos cortos. El crecimiento ha sido de un 92 % respecto al año anterior, una cifra que pone de manifiesto la relevancia que está adquiriendo esta forma ecológica de ir al trabajo.
Aunque el sector general de las bicicletas está experimentando un buen año de ventas, el mayor incremento se ha visto en las de montaña o 'mountain bikes'. Un crecimiento del 277 % entre enero y agosto de este año las pone en el podio de las más demandadas. En esta ocasión no se trata de una necesidad laboral sino de aprovechar el tiempo libre en la naturaleza. Idealo alude a los meses de confinamiento y a la importancia que cobró la posibilidad de hacer deporte al aire libre desde entonces, especialmente en montaña, donde el virus tiene menor cabida que en la ciudad.
Como no podía ser de otra forma, un aumento de la demanda siempre provoca el encarecimiento de los precios del producto. Al dispararse la venta de las bicicletas también lo ha hecho su precio. En el caso de las eléctricas, el precio ha subido un 20 % entre enero y agosto. Antes, el precio medio estaba establecido en 1886 euros: ahora, una bicicleta eléctrica con las prestaciones normales podría salir a más de 2200. Lo que parece claro es que mientras la demanda siga en auge, los precios seguirán al alza.
El patinete eléctrico también ha experimentado un creciente interés por parte de los usuarios. Entre abril y julio, las ventas han aumentado en un 38 %. También han sufrido un encarecimiento de los precios medios, siendo en este caso del 18 %. La posibilidad de desplazarse sin coste físico alguno, unido a la autonomía de estos vehículos (suficiente también para trayectos cortos) hacen de este medio de transporte una alternativa al alza en estos tiempos de pandemia.