La forma de arranque, los filtros o los acelerones: ¿cómo cuidar el turbo del coche para evitar averías?

  • Los motores turbo incorporan un sistema de sobrealimentación que comprime el aire e incremento la potencia

  • La base es la lubricación a partir de un buen aceite de motor de todo el sistema

  • Arrancar el coche y dejar el coche al menos un minuto al ralentí o llevar al día las revisiones que marca el fabricante son algunos de los consejos básicos

Uno de los compañeros del equipo tiene la visa echando humo tras pagar la reparación del motor turbo de su coche. En Uppers hemos hablado con el jefe del taller para que nos explique punto por punto cómo cuidar el turbo del vehículo para evitar averías. Los consejos que nos ha dado se aplican a todos los modelos. Con algunos no hemos necesitado mayor explicación, como el de cumplir a rajatabla las revisiones de mantenimiento que indica el fabricante. Con otros, hemos entrado en más detalles como, por ejemplo, por qué esperar a que se enfríe el turbo.

Un turbocompresor o turbo es un sistema de sobrealimentación que comprime el aire, lo que hace posible que el motor reciba más oxígeno para realizar la mezcla con el combustible. La consecuencia es un incremento de la potencia. Este sistema es casi imprescindible en los propulsores diésel y es muy habitual en los motores de gasolina. En lo que nos respecta como dueños o conductores de un vehículo con un turbocompresor es que exige prestarles mayor atención para alargar su vida útil y que no se vea comprometida su fiabilidad.

Las roturas del turbo implican facturas muy elevadas en el taller porque además pueden provocar daños importantes a toda la base mecánica, sin mencionar que se multiplican las horas de mano de obra. Estas son las principales recomendaciones para cuidar el turbo del coche para evitar averías:

1. Arranca y deja el coche al menos un minuto al ralentí

Consiste en dejar que el aceite bañe los componentes del turbo; necesita una lubricación y coger una temperatura mínima para su buen funcionamiento. Mientras te abrochas el cinturón, te acomodas y ajustas los espejos retrovisores el turbo estará listo para empezar a funcionar. Si emprendes la marcha con el coche en frío el sistema no se habrá lubricado suficientemente y se pueden generar averías por rozamiento.

2. Arranca con el embrague pisado y sin acelerar

Desde el taller nos explican que, cuando se acelera nada más arrancar, el sistema sufre mucho, ya que tendrá que trabajar muy fuerte sin que haya dado tiempo a que se lubriquen todos los componentes del turbopropulsor, como se ha explicado en el primer punto.

3. No des acelerones y espera a que el motor se caliente

En un primer momento el motor todavía está frío, por tanto, lo recomendable es no subir de las 2.000 rpm y pisar el acelerador sin forzar. En el taller insisten en que las piezas todavía se están lubricando. En caso de que, nada más arrancar, esperes a cambiar de marcha cuando el motor alcanza las 4.000 rpm, se carga demasiado y es posible que se dañen mecanismos del propulsor que todavía no se han engrasado completamente.

Lo más aconsejable para conducir de forma ágil es esperar a que la temperatura del agua llegue a su punto óptimo, de forma que el aceite ya se haya calentado también, lo que implica rodar con tranquilidad primero al menos unos 15 minutos.

4. Utiliza aceite y filtros de la máxima calidad

Tal como ha quedado claro, la base es esa lubricación que proporciona el aceite a todo el sistema y favorece el buen funcionamiento de la mecánica en su conjunto. Los aceites de mayor calidad normalmente son los sintéticos, que además brindan una mayor durabilidad en cuanto al número de kilómetros. Lo mismo sucede con los filtros, impiden que las impurezas y los residuos del aceite entren en un sistema mecánico tan ajustado. Emplear lubricantes y filtros sin la garantía de los fabricantes de los motores al final sale caro porque no cumplen correctamente su función.

5. Comprueba el nivel de aceite de forma regular

Los profesionales del taller también destacan la importancia de comprobar el nivel de aceite habitualmente en cualquier tipo de motor y más aún en el turbo. Puede estar consumiendo más aceite del que piensas así que es aconsejable disponer de una lata en el coche para rellenar el depósito. Ten presente que los daños en el motor por falta de lubricación son irreversibles.

6. Cumple con las revisiones de mantenimiento

Los fabricantes son los que recomiendan revisar el motor y el cambio de piezas cada cierto tiempo o kilómetros recorridos. Es imprescindible cumplir con el calendario e incluso adelantarse por ejemplo si se circula mucho por ciudad. Los expertos del motor inciden en que hay que mantener el aceite siempre en buen estado, porque se va degradando con el uso. Es muy arriesgado no acudir a las revisiones y dejar que pase el tiempo por el sufrimiento al que se exponen todos los componentes.

7. Antes de apagar el motor deja que repose el turbo

En el taller aseguran que es recomendable dejar reposar el turbo antes de apagar el motor sobre todo si has estado conduciendo con más alegría. Apuntan que el consejo es igualmente válido cuando se lleva una velocidad constante en carretera o se realizan desplazamientos cortos o habituales. Es suficiente con mantener el motor encendido mientras recoges las cosas del vehículo, te desabrochas el cinturón y compruebas los mensajes nuevos en el móvil.

En concreto, especifican que es necesario esperar unos dos minutos si la conducción ha sido más deportiva pero solo medio minuto cuando se ha callejeado. La explicación está en que cuando se apaga el motor de golpe todo el aceite que está en el interior del turbo se carboniza al detenerse la lubricación porque la turbina está a una temperatura muy alta.