La multa por no hacer caso a las líneas quebradas de la carretera

Cuando nos lanzamos a conducir hay que tener los ojos bien abiertos y todos los sentidos alerta para no saltarnos nada que sea susceptible de una multa. En general intentamos hacerles caso a las señales de tráfico más comunes, así como evitar pasarnos del límite de velocidad marcado en cada vía. No obstante, hay que estar atento también ante los cambios que va haciendo y añadiendo la Dirección General de Tráfico (DGT), ya que constantemente aparecen nuevas normas y señales que también debemos cumplir.

Ahora poco a poco está llegando a las carreteras españolas una nueva señal que primero se instauró en 2021 en Burgos y que, si se incumple, puede suponer una sanción de 200 euros. En general las señales de tráfico son chapas situadas en vertical en lo alto de una barra metálica a la derecha de nuestro rumbo en la carretera, pero esta vez se trata de una que está directamente pintada sobre la calzada.

La multa puede llegar a los 200 euros

La señal quebrada son unas líneas haciendo zigzag en la parte externa del carril por el que circulamos y que nos indica que estamos entrando en una zona de especial precaución. ¿Por qué?

Estas líneas pretenden advertirnos de ir con más atención sobre la carretera y reducir la velocidad hasta los 30 kilómetros por hora como máximo. Además, con estas líneas quebradas se avisa de que los conductores están entrando en una zona en la que hay usuarios vulnerables, como pasos de peatones concurridos o mayor presencia de niños y personas mayores. Hace más de un año entraron en vigor en Burgos, donde primero se han instaurado, pero poco a poco empiezan a llegar a otras localidades, como Alcobendas.

Si no cumplimos con lo que estipula la señal, tal y como establece el Código de Circulación, y superamos los 30 kilómetros por hora de velocidad en estas zonas, la multa puede ascender a los 200 euros.

Los dientes de dragón

A la vez de estas líneas en zigzag, en los últimos meses también se han pintado sobre las calzadas los dientes de dragón, unos triángulos separados entre sí que el conductor, al percibir que el carril se hace más estrecho, se ve obligado a reducir la velocidad.