Viajar en Vespa remolcando tu propia caravana es posible: ya existe

  • La cámper es completamente artesanal, fabricada en espuma y fibra de vidrio

  • El remolque, con capacidad para una sola persona, es tirado por una Vespa de 1962

  • Thomas Burick es el artífice de es micro caravana “teardrop”

Hay veces que es difícil elegir entre dos o más pasiones. Si te gusta el fútbol y la Fórmula 1, algún domingo vas a tener que decidir entre ver a Fernando Alonso o ver jugar al equipo de tus amores. Es un ejemplo válido, aunque equivocado, para explicar lo que le ha pasado a un Upper como nosotros, el bueno Thomas Burick. Este profesor es un enamorado de las motos, pero también le apasiona el caravaning. ¿Se pueden unir ambas pasiones? Pues este hombre nos ha dejado claro que es posible, y con mucha imaginación, conocimientos y paciencia, ha fabricado, de manera completamente artesanal, una pequeña caravana para que su Vespa, de los años 60, pueda con ella y poder viajar con total libertad.

Suena difícil de creer, pero los documentos gráficos así lo atestiguan. Con mucha imaginación y un poco de espuma, aluminio y fibra de vidrio sin refinar, Burick ha construido una pequeña caravana de estilo teardrop (forma de lágrima), para su Vespa de 1962. Y funciona. Ya son miles de kilómetros los que acumula y, de momento, con una completa satisfacción de su creador.

Una cocina en el maletero

Y es que, viajar, no es una utopía con la Vespa arrastrando este artefacto. Thomas se las ha apañado para que, en la parte trasera de la caravana, haya sitio no sólo para unas cuantas herramientas, sino para una práctica cocina portátil, equipada con un hornillo de gas y todo lo esencial para acompañarle en sus escapadas.

Las cifras de este proyecto son realmente interesantes. Aunque la caravana parezca muy aparatosa, el módulo que se ancla a la Vespa de manera muy sencilla pesa sólo 77 kilogramos. Por su parte, la pequeña moto puede tirar de ella hasta una velocidad máxima de 60 km/h. No parece una velocidad muy alta, pero si tenemos en cuenta que la vetusta moto italiana tiene un pequeño motor de solamente 6,5 CV a 6.000 rpm y una cilindrada de 145 cc, con un cambio de cuatro velocidades y un peso total de 95 kilos… pues la cosa cambia, y mucho.

La pequeña caravana, fabricada con materiales básicos y de una forma completamente artesanal, a base de espuma y recubierta con fibra de carbono, no puede albergar a una persona de pie en el interior, pero sí que puede llevar una pequeña cama para dormir. Una pequeña ventana permite la entrada de luz natural, con lo que la impresión de espacio aumenta, e incluso no falta un pequeño fregadero para los quehaceres domésticos.

Las inclemencias meteorológicas, problema más grave que la potencia

Aunque pueda parecer absurdo, el mayor quebradero de cabeza para Burick se presenta no por la escasa potencia de la Vespa y el peso del remolque, sino cuando el mal tiempo acecha. Y no, no estamos hablando de la lluvia. La ligereza de esta mini cámper es el problema, ya que las pequeñas rachas de viento pueden poner en dificultades la integridad de moto y caravana.

 La fibra de vidrio y la espuma son materiales muy ligeros, delgados y poco resistentes. Al viento hay que añadir el tema de las temperaturas, pues si en el exterior hace mucho frío, obviamente, en el interior no vas a estar, precisamente, calentito. De ahí que sea imprescindible un calefactor portátil para el pequeño habitáculo.

Burick ha documentado el proceso de construcción de la caravana, y en internet hay fotos y vídeos para que no haya duda de la realidad de este vehículo. De hecho, la moto, arrastrando la diminuta cámper, ha recorrido ya una docena de miles de kilómetros sin mayor problema. Pittsburgh, Pennsylvania, San José en California, e incluso una escapada a México, durmiendo siempre en el interior, dan fe del gran éxito de este proyecto.

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