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El mundo del motor está lleno de pequeñas guerras entre compañías por superar a sus adversarios cuando sacan un modelo con prestaciones muy similares a las que ellos tienen y que se convierten en competencia directa una vez salen al mercado. Está claro que las comparaciones son odiosas, pero cuando estas cosas ocurren es prácticamente inevitable no hacerlo, como pasa con el el nuevo Chevrolet Corvette C8 Stingray y el Porsche 911 Carrera S, dos modelos que se han mantenido en una especie de guerra silenciosa pero que ahora con ambos en plena forma son simples detalles lo que convierten a uno en mejor que otro.
Quizá el Chevrolet Corvette con su generación C8 sea el que más ha conseguido avanzar y destacar en los últimos años con un motor V8 de 6.2 litros que se sitúa en medio del vehículo y unos 500 caballos de potencia en la versión que se espera que salga en el 2021. En cuanto al Porsche este cuenta con un motor B6 biturbo en la parte trasera que le ofrece 450 caballos de potencia. Y ojo, porque en velocidad el Corvette gana por la mínima, pues mientras el Porsche alcanza una velocidad máxima de 308 km/h el de Chevrolet puede llegar a alcanzar los 312 km/h.
Aún así, parece que en aceleración ambos coches se mantienen a la par entre los 3’5 y 3’7 segundos para llegar de 0 a 100 km/h, cogiendo aquí cierta ventaja el Porsche por su motor, pues al C8 Stingray parece que dependiendo del tipo de asfalto le sentará mejor o peor la aceleración. Pero en conducción el Corvette ha pegado un gran salto de calidad, en parte por la ubicación de su motor V8, ya que antes al encontrarse en la zona delantera hacía que su conducción fuese mucho más complicada.
A ello también hay que sumarle ciertos detalles que suman en vez de restar, entre los que destaca el pequeño cambio en la posición del asiento, más hacia delante, con un agarre mucho mejor, lo que permite al conductor un manejo del vehículo mucho más sencillo, cómodo y liviano. ¿Quiere esto decir que el Porsche 911 Carrera S sea peor? No, pero en cuestión de evolución este modelo siempre se ha mantenido en un nivel muy alto y ahora el Corvette ha pegado un gran salto de calidad en este aspecto que los iguala al máximo.
Es más, el Porsche se caracteriza por la gran capacidad que cuenta para llevarlo a su límite, de tal manera que cualquier conductor que se siente a sus mandos se sentirá cual piloto de carreras, más aún en el momento de coger las curvas, donde la adrenalina recorrerá todo cuerpo, todo en parte gracias a su asiento colocado en un posición muy deportiva.
Comparar su velocidad y su potencia está bien, pero el exterior también importa. Comenzando por el Corvette C8 Stingray lo cierto es que cuenta con un diseño afilado, elegante e imponente con un espíritu de lo más deportivo. En su superficie quizá lo más destacado sea su capota retráctil para convertirlo en un espectacular descapotable que disfrutar en verano. Una capota liviana para que en todo momento puedas disfrutar de las prestaciones del Corvette sin que el llevarla abierta o cerrada interfiera en la velocidad o la potencia de tu coche.
En cuanto al Porsche nada más verlo queda más que claro que estamos ante un coche de la marca alemana gracias a su icónico diseño. En su parte delantera cuenta con el morro tan característico de la firma y sus ya míticos faros circulares. La parte trasera también es de lo más reconocible, con un techo en caída que se puede abrir para hacerlo descapotable y unos faros traseros en una fina línea para rematar un diseño de lo más top.
Ambos deportivos ya están sobre la mesa y ahora es tu decisión elegir uno u otro. Una elección de lo más complicada teniendo en cuenta que son dos marcas más que conocidas con dos vehículos de gran renombre pero donde es cierto que el Corvette ha tenido el mayor salto en cuestión de calidad y prestaciones. ¿Ya sabes cuál es tu elegido?