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Es inevitable. Por mucho que intentamos tener el máximo cuidado, el coche siempre se acaba ensuciando. Por el uso diario, porque vas con prisas y te subes con los zapatos sucios, esas gotas de café que se cayeron tras un giro brusco, o si después de un trayecto con muchas curvas tu nieto no ha podido aguantar más y… ha vomitado. Un sinfín de manchas, unas más fáciles de quitar y otras menos. Pero lo importante es actuar rápido si no quieres que la suciedad se quede ahí para los restos y estropee tu preciosa tapicería. Por eso hoy te enseñamos cómo quitar esas manchas difíciles del interior del vehículo, que aunque parezcan imposibles, pueden salir.
Antes que nada, es muy importante tener el coche siempre lo más limpio posible no solo por fuera, sino también por dentro. Si te dejas ir y no le dedicas algo de tiempo, al final se va deteriorando y las manchas y la basura se van acumulando. Por eso, de vez en cuando no viene mal aspirar el interior en el garaje o con las máquinas que se encuentran en las gasolineras. Luego no te olvides de pasar un paño para dejar la tapicería como nueva y cuidar las alfombrillas, que son las que más fácilmente se ensucian. Tómatelo como una rutina para el buen mantenimiento de tu coche.
Casi todas las manchas, si se actúa rápido pueden salir perfectamente. Pero hay una en especial que a nadie le hace gracia: el vómito. En ocasiones es normal que algunas personas se mareen en los viajes en coche, en especial los niños. A veces, para no parar usamos la excusa de que casi hemos llegado y… sorpresa (y no muy agradable), no aguantan y hay vómito por todos lados. Limpiarlo no es plato de buen gusto para nadie, pero menos lo será si no lo limpias bien y queda ahí la mancha y lo que es peor, el olor.
Por eso, lo primero que debes hacer es retirar el vómito de la tapicería. Utiliza papel para quitarlo poco a poco hasta que ya no quede más que una mancha húmeda, que tendremos que hacer desaparecer de alguna forma. Y aquí empiezan los trucos caseros que son mano de santo para estos casos.
Con una mezcla mitad de agua y la otra parte de vinagre blanco, vas a pasar un paño humedecido por toda la zona y, cuando creas que lo has limpiado bien, pasa otro paño solo con agua. Ahora solo te queda esparcir bicarbonato de sodio por la zona donde se encuentra la mancha. De esta forma, en lo que la mancha se va secando, el bicarbonato irá absorbiendo los malos olores que el vómito ha dejado. Cuando veas que la zona ya está seca, solo te queda aspirar el bicarbonato y ¡listo! Adiós a la mancha y, lo más importante, ha desaparecido ese desagradable olor.
Si te quieres asegurar de que el interior del coche huele bien, coloca un ambientador. Pero lo más importante, limpia cuanto antes la mancha de vómito, porque si lo dejas pasar será prácticamente imposible de sacar. Y lo peor, te costará grandes sudores deshacerte del mal olor.
El vómito es, sin duda, la mancha más desagradable, pero hay otras muchas que se provocan por el día a día o las prisas. Por eso, es importante tener un kit de supervivencia en el coche por lo que pueda ocurrir: algún que otro paño, agua, papel, jabón o incluso toallitas. No te ocupan nada en el maletero y te pueden salvar de más de un apuro.
Por ejemplo, imagínate que sales corriendo al trabajo con el café en la mano y por las prisas se te derrama un poco. Pues no pasa nada, con un trapo y un poco de agua y detergente no deberías tener problema alguno para quitarla. En un día de lluvia es muy típico que un niño, en algún que otro descuido, se suba al coche con los zapatos llenos de barro. No te preocupes porque, una vez seco, podrás quitar lo mayor y luego con un trapo con agua, deshacerte de los restos y que no quede rastro del barro.
Ya lo ves, quitar las manchas de los coches no supone ningún problema si actúas a tiempo, en especial en aquellas que pueden dejar olores desagradables como el vómito. ¿Lo mejor? Llevar un pequeño kit de limpieza para emergencias que te salvará en más de una ocasión. Y muy importante, mantener siempre el interior lo más limpio posible para que la tapicería no se deteriore y esté en buen estado.