¿Me paso al coche eléctrico? Pros y contras en el día a día

  • Hemos tenido la oportunidad de probar una docena de coches eléctricos de varias marcas: ¿merecen la pena?

Los periodistas especializados en motor tenemos la suerte de poder probar, prácticamente, todos los coches que salen al mercado. Con la aparición de nuevas tecnologías, los coches híbridos y eléctricos están llamando mucho la atención, aunque en ventas apenas pasan del 1% en nuestro país, llegando al 4% en algunos países de Europa.

El debate está en la calle. Somos conscientes de que no es lo mismo subirse a un coche eléctrico y hacer unos kilómetros con él, las impresiones casi siempre serán muy positivas, que hacerse cargo de un coche eléctrico una semana o diez días para ser conscientes, realmente, de lo que significa moverse realmente, en el día a día, con un coche eléctrico.

El que suscribe puede que haya probado en su vida más de mil coches diferentes, y en el último año, en el canal de Youtube Arrancamos!? un puñado de coches eléctricos han pasado por estas manos durante más de una semana. Y desde el minuto 1 ya te digo que no es lo mismo disfrutarlos un rato y no preocuparse de las cargas y recargas, que planear desplazamientos y autonomías en base a la capacidad de la batería del coche.

Smart ForTwoEQ, Hyundai Kona, Audi E-Tron, Nissan Leaf, Kia Soul (1ª gen.) Mazda MX-30, Tesla Model 3 Long Range, Fiat 500e, Porsche Taycan 4S Plus y Jaguar I-Pace han sido los coches eléctricos que hemos podido probar. Una decena de coches desde los poco más 20.000 euros de Smart y Fiat, a los más de 100.000 de Jaguar, Audi y Porsche. A la vista de todo esto, tenemos una idea bastante aproximada de lo que significa tener un coche eléctrico en el día a día.

Pros del coche eléctrico

Ecología. Si dejamos al margen las emisiones producidas en la producción de carrocería, baterías y demás componentes, superiores a las de los motores de combustión por culpa de las baterías, en el día a día podemos sentirnos muy satisfechos porque a nivel de emisión de gases a la atmósfera, la contribución es cero, es decir, en el día a día, cuidamos el planeta desplazándonos en este tipo de coches. Lo ideal es que la energía eléctrica se obtuviera completamente de energías renovables como solar a través de paneles o eólica a través de molinos de viento, pero por desgracia eso no es posible y para generar energía eléctrica hay que contaminar a día de hoy.

Suavidad y confort. Al ahorrarnos el ruido que hace el motor de combustión, tan sólo el del rozamiento de los neumáticos con el asfalto y el aerodinámico, serán nuestros compañeros al volante en cuanto a ruido. Hay que sumar a esto el sonido del propio sistema eléctrico, la mayoría suena parecido a una vaina de la Guerra de las Galaxias, pero es bastante ligero y para nada molesto.

Sin límites para circular. Hoy en día ya hay muchas ciudades, sobre todo las más grandes, que a menudo restringen la circulación a coches viejos, más contaminantes, o incluso algunas zonas, directamente, se prohíben a cualquier tipo de vehículos a motor salvo los eléctricos. Menos impuestos, aparcamientos en zonas públicas gratis, uso de carriles limitados, poder aparcar en el mismo centro de las urbes… la inversión inicial es mayor pero luego puedes recuperar buena parte de la misma en el día a día.

Ayudas a la compra. El Gobierno, en ocasiones, suele disponer de ayudas a la compra de vehículos eléctricos o no contaminantes. El Plan Moves otorgaba ayudas y subvenciones de hasta 5.000 euros, aunque no es oro todo lo que reluce, porque luego estas ayudas tributan a Hacienda y, en ocasiones, el papeleo es tan engorroso para un particular que muchas veces el total de las ayudas queda sin repartir.

Contras del coche eléctrico

El dueño perfecto para un coche eléctrico debe tener una serie de cualidades. Con que sólo te falte una de ellas es prácticamente imposible que tener un coche eléctrico tenga un saldo positivo para ti.

Autonomía. Salvo intentos, aún estériles, de Tesla, Porsche y alguna que otra marca que dice tener rangos de casi 500 kilómetros, como pueden ser Audi o Jaguar, y de poner supercargadores en lugares estratégicos del país, es imposible viajar con un coche eléctrico. Los que apenas tienen 200 de margen, como Mazda MX-30, Honda e, Nissan Leaf o Mini –El Smart ni llega-, directamente están pensados para el día a día en la ciudad, pero ojo con los imprevistos, que alguna vez en un centro comercial de las afueras no teníamos lo que buscábamos, nos han mandado a otro en la otra punta de la ciudad y ya hemos tenido que echar cuentas para ver si llegábamos o no.

Precio. Generalmente el desembolso inicial de un coche eléctrico es bastante superior, del orden de un 70%, sobre el equivalente con motor de combustión, con el mismo equipamiento. Eso ya de entrada elimina potenciales clientes que, quizá pudieran acceder a un medio de transporte que, en el día a día, una vez en casa, es asequible de mantener con una buena tarifa nocturna de recarga o con puntos de carga en el trabajo o públicos gratuitos, aunque estos últimos, los pocos que existen, están en peligro de extinción.

Recargas externas. La red de carga nacional, con distintos actores, potencias y precios, es realmente mala, muy deficiente. Aún no está preparada para dar un servicio a los pocos coches eléctricos que existen, no quiero ni pensar si las ventas se multiplicasen por diez. Muchas veces, en el día a día, te desplazas pensando en que en el destino vas a poder recargar pero la mayoría de las veces están rotos, fuera de servicio, o simplemente ocupados. O tienes que descargarte mil aplicaciones para que, al final, no tengas la tarjeta equis, necesaria para la carga. Es una aventura en la que te puedes quedar tirado a la mínima.

Además, hay que tener en cuenta que en un enchufe doméstico, con suerte, cargarás entre 12 y 14 kilómetros cada hora. La lentitud es un problema. Si quieres velocidad, la pagas. En puntos de Iberdrola se suele cobrar a 30 céntimos el kWh, lo que prácticamente iguala el coste a un coche diesel. Qué decir de algunos que recargan a más velocidad, más 50 kWh, que cuestan unos 57 céntimos, con lo que el coste del kilómetro dobla el de un diésel. Deja de ser rentable.

Tampoco queremos olvidar el reciente anuncio del gobierno, que va a poner un doble impuesto a todos los puntos de recarga de vehículos eléctricos, uno nacional y otra autonómico. Si el precio se le repercute al bolsillo del usuario, en breve una de las pocas ventajas que tiene hoy en día el coche eléctrico dejará de tenerla y será un sinsentido tener uno.

En definitiva

Hay personas a las que un coche eléctrico no les soluciona el día a día, bien porque hacen muchos kilómetros y la batería no tiene los kilómetros suficientes en su interior, bien porque no tienen donde cargarlo, bien porque no disponen del dinero inicial para su adquisición.

Sin embargo, hay otras personas, las menos, a las que el coche eléctrico se adapta de maravilla. Hacen un número de kilómetros al día tal que la batería es suficiente, tienen un punto de recarga en casa o en el trabajo, se desplazan al centro de las urbes donde no puedes pasar si no es con coche eléctrico… sin duda para ellos un EV es un adelanto espectacular y la solución a sus problemas de desplazamiento y estacionamiento.

La experiencia nos dice que es un segundo coche fantástico, para el día a día, en las ciudades, para desplazarse al centro, y para ir, como mucho, a poblaciones cercanas y no muy lejanas, porque en autovía y en autopista la autonomía cae en picada, puesto que en ciudad las frenadas y las paradas, amén de las deceleraciones, sirven para recargar un poco la batería. Para trayectos largos, aún a día, de hoy, es inviable y un coche con motor térmico se hace necesario.

El día a día que hemos tenido con prácticamente todos es insatisfactorio en términos generales. Hacer un simple Madrid-Toledo, muy frecuente en nuestro caso, 85 kilómetros puerta a puerta, ya te implica ser previsor y hacer números, porque a 120 km/h puede que gastes, fácil, 140-150 kilómetros de autonomía. Muchos de los coches probados anunciaban 400 kilómetros o más, homologados, pero la realidad es que un Madrid-Toledo-Madrid, con unas horitas cargando en Toledo en enchufe doméstico, nos hacen ver que, al final del día, ningún coche tenía 100 kilómetros de autonomía en sus baterías.

Si tienes la suerte de tener una casa unifamiliar, ni es necesario instalar un wallbox. Con conectarlo por la noche tendrás mínimo 120-140 kilómetros de autonomía garantizados. Si además en tu trabajo tienes enchufe, mejor que mejor. Pero claro, eso en el día a día. Si te gusta disfrutar del fin de semana o irte de vacaciones, ya puedes tener un coche de combustión o, al menos, híbrido enchufable… aunque algunas marcas como Nissan o Jaguar te ofrecen la opción de disfrutar de un coche de combustión puntualmente. Si no es así, ya sabes, a hacer números, planear muy bien el viaje a la playa y, sobre todo, rezar para que cuando llegues, el cargador rápido esté libre y en perfecto estado.

A nosotros nos ha pasado todo lo imaginable. Cargadores que no cargan, que te dicen que van a una velocidad y luego es mucho menor, reservar una hora y que esté ocupado, que el coche te diga que tiene autonomía para 200 kilómetros y con poco más de 100 ya te quedas tirado… en fin, a día de hoy, salvo compradores muy puntuales, es muy difícil que un coche eléctrico satisfaga tus necesidades de movilidad al cien por cien. Y nos da que van a pasar un buen puñado de años, más de una década, hasta que veamos cierta coherencia en el uso y disfrute de este tipo de coches…

… y eso por no hablar de los eléctricos que hablan de eficiencia, midiendo 5 metros de largo, pesando 2.500 kilos y con unas llantas de 21 pulgadas. Esto da para otro reportaje… ¡otro día! ;)

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