Radiografía de una pregunta que ha traído la pandemia: ¿se puede vivir sin coche tras años teniendo uno?

  • Además del transporte público, tienes patinetes desde 1.000 euros y scooters desde menos de 2.000

  • La bici o compartir vehículos eléctricos puede ahorrar toneladas de emisiones nocivas a la atmósfera

Hace unos días publicábamos en Upper.es lo que costaba cada año tener un coche en propiedad, durante todos los años de vida útil del coche. En el estudio enumerábamos y cuantificábamos todos los gastos habituales derivados de la posesión de un coche, para ayudar a llegar a una cifra final que a muchos les cuadrará, pero a otros no tanto.

El contexto actual de nuestra perspectiva vital está marcado por una pandemia provocada por la COVID-19 que ha provocado, por un lado, el aumento del paro, pero por otro también el teletrabajo ha tenido una gran acogida para evitar contagios por contacto. A pesar de estas dos circunstancias, aún son muchos, los que más, los que deben desplazarse cada día físicamente a su trabajo y para ello siempre van a tener la opción de recurrir a un coche, con los gastos que ya hemos visto, o a otras formas de transporte, sean públicas o privadas.

Bicicleta, patinete, moto… incluso servicios de movilidad compartida, también bicis, motos o coches, son otras opciones antes de recurrir a un transporte público que, ahora mismo, se mira con recelo por la alta concentración de viajeros en según qué momentos y medios de transporte determinados. Además, en plena concienciación en este siglo XXI sobre contaminación y emisiones nocivos a la atmósfera, queda claro que, prácticamente, cualquier alternativa es menos lesiva con el planeta que la producen los coches, aunque poco a poco, mínimamente, eléctricos e híbridos ganen un poquito de terreno a los motores de combustión.

Un ahorro para el bolsillo

Lo primero que tenemos que tener claro, es que son tiempos difíciles y si hablamos en términos económicos, el transporte público y colectivo va a ser siempre menos doloroso para nuestro bolsillo que tener, pagar y mantener un coche en propiedad. Si tenemos la suerte de que el transporte público, sea metro o autobús, principalmente, nos ofrecen un servicio que nos cuadra y nos permite ir a trabajar y volver de manera diaria, los abonos anuales, mensuales, o incluso de 10 viajes, nos harán ahorrar una cantidad de dinero apreciable, más si cabe cuando ya parten de un precio mucho menor que el de adquirir y mantener un vehículo en propiedad.

Las tarifas dependen del tiempo, los viajes, las características particulares del transporte y, sobre todo, de la ciudad donde residas. Como dijimos hace unos días, no es lo mismo un abono transporte en Madrid que en Toledo. El servicio y la red de vehículos es absolutamente dispar.

Sharing: La mejor opción, aunque con algo de riesgo en tiempos de pandemia

La opción de compartir vehículo es un poco más gravosa para nuestra economía, pero sin llegar ni mucho menos al coche en propiedad nos va a permitir disfrutar de un servicio que en la mayoría de los casos es rápido, limpio y fácil de utilizar. A menudo con descargarte una aplicación en el Smartphone y registrarte tendrás acceso a poder alquilar puntualmente coches, motos o bicis, incluso patinetes, sin preocuparte de nada más. El único problema será que haya vehículos disponibles en tu zona. Sólo ese será tu posible quebradero de cabeza.

Obviamente, las tarifas cambian en función del vehículo. Lo más caro es hacerse con un coche, aunque en torno a los 30 céntimos el minuto puedes conducir uno. La moto va un escaloncito por debajo, aunque en torno a los 20 céntimos por minuto puede ser un coste que muchos verán de buen grado para acercarse al centro de la ciudad a realizar la actividad que sea menester y vuelta.

El alquiler de bicicletas y patinetes, tanto municipal como privado, empezó siendo muy económico aunque las tarifas ya no son una ganga. A algunos les cuadrará, vale recordar el BiciMad de Madrid o Bicing, el servicio de sharing de bicicletas en Barcelona, dos grandes ciudades en las que tienen mucho tirón. En cuanto a los patinetes, hace aproximadamente un año hubo una auténtica invasión de distintas compañías, estaban por docenas en cualquier esquina, pero ahora apenas si se ven, aunque eso no quiere decir que hayan desaparecido.

Vehículo en propiedad, pero con sólo dos ruedas

Pero claro, la opción de compartir vehículo también puede tener su riesgo. Si no queremos transporte público, no queremos afrontar los costosos gastos de un coche en propiedad y lo de compartir vehículos menores tampoco te da seguridad, van quedando pocas opciones. A mí se me ocurren varias, y son tener en propiedad una moto, una bici o un patinete, que te permita solucionar tus necesidades de transporte diario.

Hasta hace poco la bicicleta requería el esfuerzo físico, pero con la llegada de las bicicletas eléctricas éste se reduce de manera notable, aunque sigues teniendo que dar pedales.

También están expuestas a las inclemencias meteorológicas las motos, aunque la gran variedad de modelos y precios te facilitan encontrar la que mejor se adapta a tus necesidades y a tu presupuesto. Desde menos de 2.000 euros un scooter de 125 centímetros cúbicos, que se conduce con carnet de conducir coche, puedes desplazarte de manera cómoda y poco contaminante por la ciudad. Si quieres una eléctrica vas a emitir menos gases, pero también tendrás que gastar bastante más dinero, en torno a 4.000 las más económicas, y tendrás que estar pendiente de la carga de la batería y contar con autonomía suficiente.

¿El patinete ya cayó en el olvido?

También pasa esto con los patinetes eléctricos, cuyo boom no ha durado ni un año pero que sigue siendo un medio de transporte coherente y usado por miles de personas en España en la actualidad por su facilidad, practicidad y economía de uso. Puedes subirlo contigo a casa, plegarlo cómodamente, y se carga de manera rápida. No tienen mucho rango de uso pero generalmente es suficiente para tus desplazamientos diarios, pudiendo cargarlos de noche. Ahora mismo ya los tienes desde mil euros, y la luz que cuesta cargarlo no pasará de unos pocos céntimos cada vez. A nivel de circulación no es el más seguro del mundo, vas “vendido”, pero con raciocinio y coherencia puede ser tu mejor aliado para los atascos y tus desplazamientos diarios, sin castigar apenas el bolsillo.

Como ves, todas las alternativas aquí expuestas son ventajosas a nivel económico y a nivel medioambiental. Tu cuenta bancaria no se verá mermada a cada poco con los gastos de un coche en propiedad, y si muchos de nosotros adoptamos estas nuevas formas de movilidad, estaremos ahorrando millones y millones de kilos de CO2 a la atmósfera, entre otros muchos gases nocivos, como el controvertido Nox de los coches diesel.

Ahora la pelota está en tu tejado. Toca hacer cuentas, revisar mapas, horarios e incluso la climatología, para mejorar y optimizar tu movilidad en el día a día.

De nada.

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