Pablo Carbonell: “Mis dos hijas son lo más importante de mi vida”

  • Continuamos con Ruta 67, una iniciativa de VidaCaixa y Uppers que nos permitirá descubrir las no tan conocidas vidas de personajes públicos relevantes y aquello que les hace únicos: sus experiencias y sus sueños

  • El cantante, actor y reportero nos explica sus hitos vitales: su infancia cantando ‘Mi carro’ en el colegio, su adolescencia escayolado tras una operación de columna y la relación con sus dos hijas

“¿Estoy guapo con esta?”, pregunta Pablo Carbonell en el estudio, mostrando al equipo la camisa de cuadros amarillos con la que luego se sentará frente a la cámara para hablarnos de su vida. Socarrón y rebelde, nunca se sabe cuándo este gaditano que acaba de cumplir los 60 habla en serio o le está sacando punta humorística a todo. Sea como sea, conversamos largo y tendido en este vídeo (dale al play) sobre su infancia, su adolescencia, su juventud y la época en la que conquistó la televisión tras dejar de tocar con ‘Toreros Muertos’. También de sus hijas Carlota y Mafalda, sus dos grandes tesoros, y de qué piensa hacer cuando se retire.

“A mi yo del futuro le diría que haga todo lo que desee con pasión: si te gusta pintar, péinate con aguarrás. Y que no sea tan soberbio”, explica este hombre del renacimiento, que canta, pinta, actúa, presenta y escribe. Tras conversar con el periodista David Cantero y la modelo senior Pino Montesdeoca, Carbonell es la siguiente aventura de Ruta 67, una iniciativa de VidaCaixa y Uppers, que está permitiendo descubrir las no tan conocidas vidas de personajes públicos relevantes, y aquello que les hace únicos: sus experiencias y sus sueños.

Una infancia y un carro

Su infancia, nos cuenta enseguida con ironía, la marcó cantar ‘Mi carro’ de Pablo Escobar en una de las fiestas del colegio. Desde entonces se hizo famoso y todo el mundo le preguntaba lo mismo: “¿Has encontrado ya el carro? Me decían un día sí y otro también. Desde entonces me hice famoso”. En el vídeo puedes disfrutar de la anécdota en todo su esplendor.

Adolescencia entre médicos

Hubo un suceso que marcó claramente su adolescencia: una operación de columna que le dejó varios meses con un corsé de escayola y una cicatriz que aún hoy puede verse. “Eso marcó mi donjuanismo, vamos que no ligué nada”, bromea. Esa época le hizo desarrollar mucho el sentido del humor, aunque fuese para poder comunicarse mejor con las chicas que le gustaban.

Una facilidad para la broma rápida que se agudizó en los veinte. “Yo iba para pintor, hacía dibujos y los vendía en la calle, pero conocí a Pedro Reyes y me fui hacia el teatro”, explica. Pero no se quedó solo en la actuación, Pablo enseguida probó también el rock, otra de sus pasiones. Fundó el grupo ‘Toreros Muertos’ y enseguida se recorrieron España con sus irreverentes conciertos, donde todo podía pasar. Pero aquella fase musical terminó con la disolución de la banda.

El salto a la televisión

Fue poco antes de que su amigo El Gran Wyoming le llamase para hacer el casting de ‘Caiga quién Caiga’, un programa de reportajes que marcó un nuevo modo irreverente y divertido con el que contar la actualidad. “Menos mal, estaba a punto de tener que vender mi casa”, bromea. Eran los 2000 y Carbonell se convirtió en uno de los rostros más conocidos (y temidos) de la televisión. “Y pude pagarla”, dice.

Con todo, lo que más le importa ahora son sus dos hijas: “Tengo que trabajar más, pero merece la pena”, explica. Mafalda y Carlota son un gran apoyo para él y siempre le enseñan algo: “En los periodos más oscuros son las que te sostienen”, dice.

“Solo me he equivocado en una cosa: pensé que iba a jubilarme a los 30”, explica. ¿Cómo se ve en unos años? Retirado, leyendo mucho y pintando, siempre pintando. “¿Mi estilo? Busco el eslabón perdido entre Mortadelo y Picasso”, dice. En el vídeo puedes descubrir más anécdotas de nuestro invitado.