¿Soy mayor para los deportes de riesgo? Hablamos con el único español cuatro veces olímpico del peligroso Skeleton

  • Ánder Mirambell es cuatro veces olímpico en la modalidad de skeleton, una de las más peligrosas del mundo. “Conozco pilotos de 60 años que siguen haciendo bajadas”

  • “Se pierde capacidad física, pero la experiencia te ayuda a valorar y asumir menos riesgos”

  • “Si conoces tu límite real, no el que te gustaría, se puede practicar deporte sin problema”

Ánder Mirambell es cuatro veces olímpico en la modalidad de skeleton, una de las más peligrosas del mundo. Fue abanderado junto a Queralt Castellet en Pekín 2022, su última participación antes de colgar el trineo. En febrero cumple 40 años y hablamos con él desde Saint-Moritz, donde entrena y es director deportivo del equipo español y de un prometedor piloto belga, aspirante a medalla. Desde la atalaya de su experiencia, toda la vida dedicada de una manera u otra al deporte, nos cuenta si practicar deportes de riesgo más allá de los 45-50 años es bueno o es una locura.

También vicepresidente de la Federación Internacional de Deportes de Hielo, ha escrito un libro, “Rompiendo el Hielo”, en el que narra las mil peripecias vividas en sus comienzos en un deporte inusual en España, y está preparando una docuserie sobre su experiencia, en la que sólo falta el empujón final para ver la luz. Además, tiene un hijo de 4 años con su pareja, Irina Rodríguez, también olímpica por España en natación sincronizada, plata en Beijing 2008. Los dos tienen un canal en Twich y en Youtube, “Agua con Hielo”, imperdible para los amantes del deporte.

También tiene una docuserie, que está en la fase final de saber dónde se emitirá, y que pretende que sea una especie de legado. “Quiero devolver al deporte y a España todo lo que me ha dado con este proyecto y dejar el camino bien marcado para que el skeleton y el bobsleigh no mueran en nuestro país”, explica.

P: Cuatro juegos olímpicos y 40 años

R: Cuatro décadas, pensarlo se pone la piel de gallina. Miras atrás y has vivido mucho, precioso. Si te has cuidado, con más de 40 puedes competir sin lugar a dudas, practicar deporte de riesgo al máximo nivel se puede hacer. Descanso y alimentación son claves. Cuando eres papá siempre es más difícil, pero la mente y la motivación, la ilusión es fundamental. Adaptar cargas de trabajo a la edad y conocer los límites, igual antes hacías 3 horas a tope, ahora con 2, o una y media, vale; seis series en vez de diez entrenando… en vez de volumen, más calidad, cuidarse y tener la cabeza en el objetivo a conseguir.

P: Se pierden facultades con el paso de los años, ¿pero muchas?

R: Lo que más pierdes es la capacidad para recuperar, para asimilar los entrenamientos, es más fácil lesionarse. También los viajes cansan más. Es bueno hacer hipnosis, tener protocolos de sueño para dormir profundamente, incluso en los aviones, tienes que buscar cosas extra. En cambio, en pilotaje, en capacidad de reacción, sabes donde arriesgar y donde están los límites, tienes experiencia, dejas de ser cabra loca para disfrutar apurando hasta ese último centímetro del que no puedes pasar. Hay curvas de más de 100 km/h y estás tan cerca del techo, del muro de hielo, que cuando tienes experiencia sabes que te puedes acercar sin peligro.

P: Los casos de Fernando Alonso o Valentino Rossi, jugándose la vida a 350 km/h con más de 40 años son poco corrientes. ¿Te imaginas bajando por un tubo de hielo a los 50 años?

R: Se juegan la vida entre comillas. Son tan buenos y saben tanto que su vida no corre peligro casi nunca. Los pilotos desarrollamos ciertos aspectos que no son comunes, hay riesgo, eres consciente, pero bueno, nuestro campo visual y capacidad de reacción está muy desarrollada, siempre pueden pasar cosas pero la experiencia y la sabiduría te dan un control y una tranquilidad espectacular. La gente se asusta de que conduciendo un coche en la ciudad pases a 5 centímetros de un coche, de un retrovisor, y tu vas tranquilo porque a más edad controlas la relación espacio-tiempo-velocidad.

P: ¿Es una locura tirarse en paracaídas más allá de los 50?

R: Si eres deportista y amante de la adrenalina, la necesitas para vivir, engancha. Claro que se puede seguir haciendo deportes de riesgo. Si eres consciente de tu físico, puedes afrontar cualquier actividad, siempre y cuando no esté por encima de tus posibilidades y tus habilidades. Si estás preparado para saltar en paracaídas, hacer un ironman, etcétera… la edad no importa, es más, conocimiento y sabiduría te dicen qué puedes hacer y qué no. Si conoces el límite real, no el que te gustaría, no hay ningún problema.

P: ¿Dónde está el límite?

R: Una persona debe ponerse sus límites. Y la mayoría de las veces los que nos ponemos son límites mentales. Deben corresponder a las habilidades físicas. Yo puedo ser muy fuerte mentalmente, pero sé que ahora mismo no puedo hacer un ironman en triatlón. Si mi cuerpo y mente me acompañan, estoy en condiciones, la mente y la edad no son el límite. Puedo hacer motocross, submarinismo, escalada extrema, etcétera, pero siempre dentro de los límites que te marca el cuerpo. Yo no puedo empujar el trineo ahora como cuando tenía 20 años. Es así, asumirlo y crecer en base a la experiencia. No hay que dejar de hacer nada por la edad y por la mente. Conozcamos nuestro cuerpo bien y adelante.

P: Con 50-60 años, ¿podrías bajar por el tubo a una velocidad muy parecida a ahora?

R: Sí. Con 50-60 años se puede hacer skeleton. Yo lo he visto. Eventos en Insbruck son habituales de este tipo con pilotos ya retirados. Los deportistas saben lo que hacen. Lo que pasa es que con esa edad un vuelco, un golpe, te puedes hacer más daño y tardarás más en recuperarte. No es que no puedan hacerlo, es que pueden pensar que no les compensa el riesgo a hacerse daño. Te retiras por lo que sea, pero el hándicap para no hacerlo al máximo nivel es el riesgo a no poder hacer más cosas si te pasa algo. Por ejemplo, quiero hacer mañana deporte con mi hijo y si me hago daño no podré. O viajar, pasar más tiempo con la familia. El hecho es que lo que valoras cambia, y una vez cumplida la etapa de la competición, o del riesgo, los deportistas de élite ya piensan en cuidar su cuerpo para disfrutar en otras cosas, familia, viajes, gastronomía, otras prácticas… los valores de la vida cambian.