El hombre de 93 años que tiene la salud de una persona en forma de 50

Richard Morgan, un irlandés de 93 años, tiene impresionada a la comunidad científica con unos valores fisiológicos propios de alguien de menos de la mitad de su edad y el porcentaje de grasa corporal de un gato montés. Este nonagenario ha sido cuatro veces campeón del mundo de remo en pista cubierta, pero lo curioso es que no siempre llevó un estilo de vida saludable. De hecho, empezó a hacer ejercicio regular a los 73 años; antes había sido panadero y operador químico en Irlanda y Japón. Nunca había hecho deporte.

Journal of Applied Physiology analizó el entrenamiento, dieta y fisiología de Morgan para explicar por qué posee el corazón, los músculos y los pulmones de una persona sana de 40 o 50 años. “Fue uno de los días más inspiradores que he pasado en el laboratorio”, afirma Philip Jakeman, catedrático de Envejecimiento Saludable, Rendimiento Físico y Nutrición de la Universidad de Limerick y autor principal del estudio. 

Los resultados de Morgan en aquel examen fueron sorprendentes. Con sus 65 kilos de peso compuestos por un 80% de músculo y apenas un 15% de grasa, alcanzó una frecuencia cardiaca máxima de 153 pulsaciones por minuto, muy por encima de la esperada para alguien de su edad, y uno de los picos más altos jamás registrados en alguien mayor de 90 años.

Lo más impresionante es que desarrolló esta forma física con una rutina de ejercicios relativamente sencilla. Según la investigación los hábitos que sigue Richard Morgan para mantenerse vital y rejuvenecido a sus 93 años son esencialmente cuatro:

Hace ejercicio durante 40 minutos todos los días para completar unos 30 kilómetros de remo a la semana, algo que le ha permitido ver resultados impresionantes y duraderos.

Morgan realiza una mezcla de ejercicios e intensidades fáciles, moderados e intensos. Alrededor del 70% de sus entrenamientos los realiza en circuitos fáciles, el 20% se encuentran en el rango de los difíciles pero tolerables y solo el 10% se realizan con el máximo esfuerzo.

Dos o tres veces por semana el nonagenario también entrena con pesas, utilizando mancuernas ajustables para completar unas tres series de estocadas y flexiones, repitiendo cada movimiento hasta que sus músculos están demasiado cansados para continuar, algo que le brinda vitalidad y buena condición física.

Come muchas proteínas y su consumo diario supera regularmente la recomendación dietética habitual de unos 60 gramos de proteínas para alguien de su peso.