Los cinco accidentes más graves de la historia de la Fórmula 1: de Niki Lauda a Fernando Alonso

  • La Fórmula 1 es uno de los deportes más peligrosos del mundo

  • A pesar de que en las últimas décadas se ha mejorado la seguridad, este deporte arrastra un trágico historial de accidentes

  • Pilotos como el legendario Ayrton Senna, Ronnie Peterson o Jules Bianchi han perdido la vida en la competición, y otros como Niki Lauda o Fernando Alonso se han llevado más de un susto

La Fórmula 1 es un deporte de alto riesgo. A pesar de que los avances tecnológicos y en materia de protección han permitido aumentar la seguridad en las carreras y reducir el peligro con respecto a los primeros años de fundación del deporte, cuando el riesgo de perder la vida estaba presente en casi cualquier Gran Premio, disputar una carrera de Fórmula 1 sigue siendo un peligroso reto en el que cualquier error o despiste puede acabar en accidente.

Desde que se fundó en 1950, el Gran Circo ha presenciado multitud de choques, de mayor o menor gravedad. Algunos de ellos se han quedado en un enorme susto, pero, lamentablemente, hay otros que sí se han cobrado vidas.

El más reciente ocurrió en 2014, cuando el piloto francés Jules Bianchi perdió el control de su Marussia en el Gran Premio de Japón e impactó contra la grúa que estaba atendiendo al piloto alemán Adrian Sutil, que anteriormente había sufrido un accidente con su propio coche. Nueve meses después de la colisión, Bianchi falleció en el hospital de Niza. Tenía 25 años.

Antes del fatídico accidente de Bianchi, en la Fórmula 1 se han visto otras sobrecogedoras colisiones, imágenes impactantes que ponen de manifiesto por qué este deporte está considerado como el más peligroso del mundo. Estos son algunos de los más recordados.

Niki Lauda, Nurburgring (1976)

Uno de los accidentes más famosos del Gran Circo es el que protagonizó en 1976 el legendario piloto austríaco Niki Lauda en el Gran Premio de Nurburgring (Alemania), un circuito de 23 kilómetros conocido como el Infierno Verde por las dificultades que entrañe.

El accidente, que aparece representado en la película Rush (2013), un film que explora la rivalidad entre Niki Lauda y el piloto británico James Hunt, ocurrió en la segunda vuelta del campeonato y se produjo como consecuencia de un fallo en la suspensión de su Ferrari 312T2.

El monoplaza se estrelló contra el muro y, al momento, fue envuelto en llamas. Afortunadamente, Lauda, que estuvo a punto de morir abrasado, sobrevivió, aunque perdió una oreja y quedó marcado con importantes secuelas físicas en su rostro.

Ronnie Peterson, Monza (1978)

Tan solo dos años después del accidente de Lauda, la Fórmula 1 presenció una fatídica colisión que se saldó con la vida del piloto sueco Ronnie Peterson.

El accidente se produjo al principio del Gran Premio de Monza, en Italia, en una aparatosa salida en la que James Hunt acabó chocando contra el Lotus que pilotaba Peterson, provocando que el monoplaza se estrellase contra el guardarrail.

Peterson fue llevado inmediatamente al hospital, donde tuvieron que operarle de ambas piernas. Al día siguiente, y a pesar del pronóstico favorable, el piloto falleció de una embolia como consecuencia del gas del combustible quemado, que había obstruido sus pulmones. Tenía 34 años.

Jos Verstappen, Hockenheim (1994)

Antes de Max, hubo otro Verstappen en el mundo de la Fórmula 1: Jos, el padre del vigente campeón. Aunque, eso sí, su carrera fue muchísimo más discreta que la de su hijo. De hecho, y lejos de sus méritos deportivos, uno de los momentos que más se recuerdan de su tibia carrera fue, precisamente, un accidente, el que protagonizó en el Gran Premio de Hockenheim (Alemania) en 1994.

En este caso, el accidente no se produjo sobre la pista, sino en los boxes, cuando repostaba. Al conectar mal la manguera de repostaje, la gasolina empezó a verterse dentro del vehículo, que se incendió. El susto fue monumental, pero, por suerte, se quedó en eso: un susto, ya que tanto el piloto como los mecánicos pudieron salir ilesos.

Ayrton Senna, San Marino (1994)

El accidente que, sin duda, marcó para siempre a la Fórmula 1 fue el que acabó con la vida del legendario Ayrton Senna en el Gran Premio de San Marino (Imola, Italia) de 1994.

Este circuito, que entonces estaba en condiciones mejorables, presenció dos accidentes fatales en un mismo año: el de Ayrton Senna y el de Roland Ratzenberger, que perdió la vida al estrellarse contra una barra de hormigón durante la sesión de clasificación, un día antes de la carrera en la que fallecería Senna.

El fatídico accidente de Ratzenberger, de hecho, hizo que tanto Senna como otros pilotos se mostrasen muy preocupados por la seguridad de la carrera, que finalmente sí se acabó compitiendo. Por desgracia, y como todos sabemos, el legendario piloto perdió la vida en un accidente producido en la séptima vuelta del circuito, cuando perdió el control de su monoplaza y se estrelló contra el muro.

La muerte de Senna conmocionó al mundo del automovilismo y, a raíz de su fallecimiento, se instauraron nuevos protocolos de seguridad en la Fórmula 1.

Fernando Alonso, Albert Park (2016)

Uno de los accidentes más recientes de la Fórmula 1 fue el que protagonizó Fernando Alonso en el Gran Premio de Albert Park (Australia) de 2016.

El español, que a lo largo de su carrera ya había protagonizado otros accidentes, como el de Interlagos en 2003 o el de Mónaco en 2004, se vio envuelto en un choque con Esteban Gutiérrez en la decimoctava vuelta del circuito. Con la colisión, las suspensiones del coche de Alonso volaron y el monoplaza dio varias vueltas de campana hasta acabar estampado contra un muro. Afortunadamente, todo quedó en un susto, y el español pudo salir por su propio pie del coche. Eso sí: él mismo reconoció que con el accidente había gastado una de sus vidas.