Del tipo y uso a sus complementos: consejos para elegir una bici con la que hacer rutas perfectas con tus amigos

El invierno pronto terminará. Ahora que las temperaturas empiezan a subir y la primavera está ya a la vuelta de la esquina, es un buen momento para desintoxicarnos de la rutina del teletrabajo, salir de casa y probar a reconectarnos con el mundo haciendo ejercicio al aire libre, siguiendo siempre, eso sí, las restricciones sanitarias de nuestra provincia.

Uno de los mejores deportes que podemos practicar al aire libre es el ciclismo de montaña, una disciplina que nos permite explorar la naturaleza mientras ejercitamos nuestro cuerpo y disfrutamos de la compañía de la familia o unos buenos amigos. No obstante, para poder divertirnos en estas rutas, es necesario que contemos con una buena bicicleta que nos permita avanzar sin sufrir complicaciones. Para ayudarte a elegir, en Uppers hemos recopilado una serie de consejos que te llevarán por el buen camino.

A la hora de elegir una buena bici, lo primero que debemos saber es para qué vamos a utilizarla. En el mundo del ciclismo de montaña, existen varios tipos de ejercicios que podemos realizar, y cada uno de ellos tiene unas necesidades concretas. Si vamos a iniciarnos en este deporte por primera vez, lo más recomendable es que nos compremos una bicicleta tipo Trail, una modalidad muy versátil que nos permitirá hacer frente a distintos tipos de rutas, desde caminos de tierra a senderos pedregosos, y que además es muy popular entre los aficionados.

También puedes decantarte por las XC, unas bicicletas diseñadas para atravesar terrenos de montaña sin muchos descensos, llanos o en subidas, a gran velocidad y que suelen emplearse en las carreras de elite. En cambio, si vamos a atravesar senderos con grandes saltos y desniveles, es preferible que nos hagamos con unas bicicletas de enduro, unos modelos diseñados para subir, bajar y divertirse por todo lo alto.

Por el contrario, si ya tienes experiencia en el mundo del ciclismo, te has cansado de las rutas convencionales y buscas nuevas experiencias como el Downhill, una modalidad deportiva que se practica en terrenos accidentados y, como nombre indica, cuesta abajo, tu mejor opción son las bicicletas de descenso, ya que están totalmente orientadas a este tipo de competiciones.

Que los grandes nombres no te engañen: cuando vayas a comprar tu bicicleta, elige aquella que tenga los componentes que más se adapten a tus necesidades. Tres aspectos fundamentales que tendrás que tener en cuenta son la suspensión, el freno y el tipo de neumático.

A la hora de salir a la montaña, es preferible que nuestra bicicleta cuente con un sistema de doble suspensión, ya que ofrecen mayor seguridad, estabilidad y tracción. Son, no obstante, más caras, lentas y pesadas que las bicicletas de suspensión fija o las rígidas, pero a cambio disfrutaremos de una experiencia mucho más tranquila, especialmente en las bajadas.

En cuanto al freno, los más recomendables son los frenos de disco y, en concreto, los de tipo hidráulico, ya que tienen un mejor comportamiento en terrenos mojados y para superar los descensos y los obstáculos. No obstante, los frenos de disco mecánicos también pueden servirnos si vamos a realizar rutas cortas, sin grandes complicaciones y con tramos sencillos.

En el caso de las ruedas, lo mejor es que optes por unos neumáticos sin cámara, también llamados “tubeless”, ya que sufren muchos menos pinchazos, permiten controlar mejor los caminos y ofrecen una mayor tracción. Eso sí, antes de salir a la montaña, asegúrate de que están bien hinchadas y tienen presión suficiente.

El cuadro es la pieza básica de toda bicicleta, y es fundamental que elijamos uno acorde a nuestras necesidades. El peor error que podemos cometer al adquirir una bici es elegir una talla demasiado grande o pequeña para nosotros, ya que hará la experiencia mucho peor. Por eso, a la hora de hacerte con tu bici, asegúrate de elegir una que se ajuste bien a tu cuerpo.

Para ello, no te centres solo en la altura, sino también en la longitud de tus piernas. Multiplicando esta medida por 0,22 pulgadas obtendrás la talla de cuadro que necesitas, mientras que, si la multiplicas por 0,0885, conseguirás las dimensiones del sillón que más se ajustan a tus necesidades.