Depresión, adicciones o ruina económica: deportistas de élite y el trauma de la retirada
Muchos deportistas de élite no están preparados psicológicamente para la retirada
Es fundamental haberse preparado con tiempo para ese cambio buscando nuevas motivaciones personales
Asumir la retirada en plenitud de facultades físicas y mentales, sin una cana que asome por las sienes, con toda la gloria a tus pies y dejando atrás un larguísimo séquito de fanáticos, no debe de ser fácil. Tampoco lo es desprenderse de contratos millonarios y de esa lujosa burbuja que enfunda a los deportistas de élite. La jubilación llega antes de que se contemple, obligando a pasar del todo a la nada sin intermedio. "Soy un viejo de 40", dijo Manu Ginóbili, uno de los jugadores más influyentes de la NBA. Hablamos con terapeutas y expertos sobre por qué es tan traumático ese punto de inflexión vital, que en muchos casos acaba con problemas de drogas y alcohol, y cómo es necesaria ayuda psicológica en la mayoría de las ocasiones.
"No es una jubilación al uso que pone fin a una vida trabajadora. Generalmente, un deportista de primer nivel no quiere retirarse, puesto que supone un apagón a nivel social, personal, económico y mental", indica Luis Astrain Romano, psicólogo deportivo y coordinador de esta área en el Colegio Oficial de Psicólogos de Navarra.
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Y con esas, el héroe va cumpliendo años en un entorno que a veces no acaba de reconocer como propio y obligado a reinsertarse como un ciudadano más. Sin excusa para luchar por ser el mejor o para medirse cada día como en otros tiempos. Con muchos trofeos, pero poco más. Y si no hay otros resortes, muchas vidas se van al garete. ¿Qué ocurre? Antonio Moreno Tenas, psicólogo deportivo especializado en ciclismo, explica: "A quienes alcanzaron la maestría física se les exige una imagen pública y una capacidad física similar a cuando se dedicaban a ello. Parece que deban ser perfectos, como cuando eran referentes y se les admiraba por sus éxitos".
Pero como apunta este profesional, no dejan de ser personas corrientes que merecen vivir una vida plena con sus altibajos, discutiendo con quienes consideren y teniendo malos días como cualquiera de nosotros. "Habrán sido los mejores del mundo en un deporte, pero no por ello deben ser las mejores personas durante el resto de sus vidas. Merecen ser quienes ellos quieran ser y, por encima de eso, nuestro respeto".
La diferencia de retirarte con éxito o con 'espinas clavadas'
Por lo demás, los cambios que experimentan los deportistas de alto rendimiento en la edad adulta son los mismos que los del resto de personas de su edad, dado que son cambios evolutivos. "Emocionalmente, va a ser diferente que un deportista se retire de la competición sintiendo que ha cumplido sus objetivos deportivos y habiendo alcanzado el máximo rendimiento a que alguna circunstancia haya truncado sus aspiraciones o las expectativas que tuviera o se esperaran de él", indica Moreno.
Desde su experiencia como psicólogo deportivo durante diez años en el C.A. Osasuna, con golfistas profesionales y diferentes federaciones deportivas, como la de taekwondo, Astrain Romano considera que debería invertirse en proyectar la retirada tanto tiempo como en la preparación deportiva. "Es fundamental -dice- tener preparado ese cambio con motivaciones personales y profesionales, estudios, formación y recursos fuertes que compensen esa ruptura con la rutina que ha ocupado absolutamente sus vidas durante los últimos años y que, además, era su fuente principal de ingresos. Antes de que ocurra ese paso tan abrupto, hay que encontrar un tiempo en medio del éxito para parar y reflexionar sobre todo ello".
La importancia de construir una nueva identidad
Llegar a la madurez sin planificación y sin haber podido reconstruir esa nueva identidad laboral, social y geográfica, sin haber echado de nuevo raíces y sin un entorno satisfactorio con relaciones saludables es muy doloroso, según explica el psicólogo deportivo Carlos Ramírez, y puede ser origen de trastornos alimentarios, adicciones y cuadros depresivos graves. "Son personas que han jugado mejor que nadie, se les ha obligado a crecer y a alcanzar las máximas cotas de rendimiento. Cuando todo ello ha perdido su significado, pueden caer en una melancolía destructiva. Lo eficiente es ayudarle a construir una nueva identidad y otra vida", aconseja.
Reconoce que la tarea es más compleja cuando se trata de un campeón cuyos músculos, cerebro y pensamientos han estado apegados a su rol de deportista y dedicados a generar ingresos, éxitos, resultados, marcas y audiencias. "Su planeta se desintegra y se hace la gran pregunta:¿quién soy sin objetivos?", añade Ramírez. Tenemos casos muy célebres. Al exfutbolista inglés Paul Gascoigne se le fotografió borracho, inconsciente y con un aspecto físico lamentable después de una fiesta. Se dijo que había tocado fondo, pero hoy luce una imagen bastante más saludable y nuevas aficiones, como la pesca y el golf.
No es fácil colgar las botas y convertirse en gente corriente. Los problemas con la cocaína de Maradona se agravaron después de finalizar su carrera como futbolista, en 1997. En 2007 tuvo que ser ingresado por una hepatitis química, aguda y tóxica. Juanele, gran delantero en la década de los 90, tampoco asimiló su declive. De los goles pasó a un historial de drogas, acusación de malos tratos y prisión. Algunas noticias sobrecogen especialmente. El veterano Andrés Gimeno, uno de los tres mejores tenistas del mundo en su época, publicó que le faltaba dinero para pagar la luz y el agua. El boxeador Perico Fernández, ya fallecido, acabó durmiendo en una cama que le prestaba un amigo después de cerrar su club de alterne. El motociclista Joan Garriga, adicto a la velocidad, se enganchó a un consumo escandaloso de drogas.
Aceptar que se aproxima la vejez desocupado y con el prefijo ex no es fácil. "Algunos deportistas de élite -explica Moreno-, encuentran muchas dificultades en sentirse competentes de nuevo, dado que alcanzaron la maestría en actividades para las que estaban biológicamente dotados y en las que invirtieron su infancia, adolescencia y juventud. El desafío de sostenerse económicamente con tareas para las que carecen de experiencia, o que implican habilidades que nunca antes tuvieron necesidad de entrenar, crea sentimientos de incompetencia, de no servir para otra cosa más que para su deporte".
En realidad, casi todos ellos poseen recursos muy valiosos para poder emprender en otros ámbitos, aunque a veces se les haga un mundo. Además, disponen de contactos y de reconocimiento, y eso abre puertas a quien se atreva a abrirlas. "Son muchos los deportistas que incluso han logrado continuar vinculados con el deporte como entrenadores, comentaristas o empresarios. Y realmente tienen un gran valor por delante", confirma Astrain.
El cuerpo: de dar el máximo nivel al desplome
Ocurre también que hablamos de cuerpos sometidos a trabajos extremos que ahora pueden pasar factura. En general, un ex deportista de élite arrastra la tensión de un organismo obligado a no escatimar esfuerzos y a sobrepasar sus propios límites. ¿Qué puede significar? Se ha especulado mucho acerca de la vejez de estos profesionales, pero la ciencia va arrojando luz. Durante mucho tiempo se creyó que envejecían antes por su elevado consumo de oxígeno, hasta que investigadores de la Universidad de Navarra han desmontado la idea al descubrir un mecanismo antioxidante que reduce el daño celular acumulado durante las sesiones de entrenamiento y competición, aumentando así su rendimiento. Los autores de este estudio lo comparan con un motor que genera el doble de potencia, pero a la vez duplica su duración y su vida media, asegurando un envejecimiento más saludable.
Y según un trabajo dirigido por Juliana Antero-Jacquemin, investigadora del Instituto Nacional francés del Deporte, la alta competición eleva en siete años la esperanza de vida de quienes alcanzan esta posición. De ellos, unos dos se ganan gracias al menor riesgo de enfermedad cardiovascular. Además, se reducen las enfermedades del sistema digestivo en un 48%, los trastornos mentales un 77%, las patologías relacionadas con el sistema respiratorio un 85% y las endocrinas y metabólicas un 88%.
Otra revisión realizada por diferentes universidades españoles sobre 42.807 atletas mostró de nuevo que los deportistas de élite tienen mayor esperanza de vida que la población general y un menor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular y cáncer. Donde sí aparecen problemas es en el aparato locomotor, sobre todo artrosis y enfermedad degenerativa en las articulaciones. En deportes de pelota y raqueta son frecuentes las lesiones de hombro y cervicales, igual que en fútbol americano o hípica desarrollan traumatismos craneoencefálicos. Los expertos en medicina deportiva calculan que aproximadamente un 70% de los atletas de alta competición sufren en su edad madura intensos dolores óseos o musculares causados por el uso excesivo. No son cuadros graves, pero sí empeoran la calidad de vida a medida que avanzan los años.
Pero la pena más perversa es el olvido. "Son conocidos los casos de atletas y deportistas que, en los últimos años, hablan abiertamente de la depresión que les originó pasar de ser estrellas internacionales a caer en el ostracismo. El deporte de élite es como una trituradora de carne, si no puedes dar el máximo te busca un sustituto. Es un espectáculo darwiniano bajo el lema citius, altius, fortius (más rápido, más alto, más fuerte)", concluye Moreno. Ayer ya es pasado y solo vales por lo que puedas aportar mañana.