Salir a entrenar: reglas para hacerlo de forma segura en tiempos de coronavirus

  • Protegerse durante los entrenamientos es imprescindible para mantener el virus a raya: distancia mínima de seguridad y rituales estrictos de limpieza son la clave

Toda España ha entrado ya en la fase 1 de la desescalada, o eso que el Gobierno ha definido a su manera crepuscular y rimbombante: la ‘nueva normalidad’ está entre nosotros (escalofrío). Muchos se preguntan cómo va a ser entrenar ahora que debemos mantener estrictas medidas de seguridad; qué precauciones hay que tomar, y sobre todo, cómo hacerlo de la forma más segura posible (si se debe llevar mascarilla o no, por ejemplo) para que el emperador de las pandemias, este virus hijo del pangolín y la mala suerte, no se cuele en nuestro organismo por alguna puerta trasera.

Cuidar nuestra higiene y protegernos es cuidar también el bienestar de los demás, lo mismo que hacer caso a las recomendaciones oficiales.

Antes del entrenamiento

En efecto, al igual que con el sexo, los preliminares son tan importantes como la seguridad del ‘durante’, y será necesario emprender unos pequeños ‘ajustes’ previos a la sesión de entreno que atajen uno de los mayores inconvenientes del virus: la alta capacidad de contagio.

En primer lugar, destierra toda molicie higiénica y elige ropa de entrenar limpia para cada entrenamiento, desinfecta las zapatillas con una solución de hipoclorito o algún producto recomendado por las autoridades. Por supuesto, hay que lavarse las manos (frotar, frotar, frotar también entre los dedos) como si fueran a pasarte revista en la mili. Elige la zona donde desinfectarás todo una vez termines de entrenar y acuérdate de llevarte el DNI: la policía puede solicitártelo.

Entrenamientos alerta

Todas las fuentes oficiales y los médicos están hartos de repetir que la mejor medida para evitar la expansión del virus es mantener una distancia de seguridad. A rajatabla, piden, casi infructuosamente. Quién pudiera darle una pequeña descarga eléctrica a algunos ciegos, sordos y casi mudos para todo lo que provenga de la autoridad.

Estos días es muy normal ver por la calle a deportistas que creen que la vuelta a la normalidad es algo así como una piscina de bolas, y que mantener ese distanciamiento no va con ellos. Los virus no tienen conciencia, solo infinitas formas de llegar hasta nosotros. Acercarse a otros a menos de dos metros, respirar cerca de alguien o dejar que nos respiren en la nuca es sinónimo de contagio. Minipunto para el runner insolidario.

Si estamos quietos, la distancia debe ser de 1,5 a 2 metros. Si caminamos o trotamos, tenemos que aumentarla a 4. A la carrera será necesario mantener unos 10 metros aproximadamente, y si estamos con la bici, 20 metros como mínimo. Puede resultar difícil con las aglomeraciones y las orgías de yoguis y crossfiteros, como la que se vio en la playa de la Barceloneta hace unos días, pero desde luego es mejor prevenir que entrar en territorio inexplorado de la tosecilla, la dificultad respiratoria, el trombo y todos los síntomas del SARS-Covid que aún nos están relatando los médicos.

En el deporte junto a otros hay que evitar saludarse, besarse, abrazarse y todo lo que termine en -arse. Nunca compartir botella o alimento, taparnos la boca si vamos a toser y evitar aparatos y materiales (si estamos en un gimnasio) que no hayan sido desinfectados previamente. Hay que estar seguro de esto, precisamente por el tiempo que el virus vive sobre las superficies. No es ninguna tontería llevar con nosotros un pulverizador para desinfectar los aparatos durante el entrenamiento, si lo hacemos en un parque con nuestro propio equipo o en un circuito de calistenia, por ejemplo.

En el caso de la mascarilla, por más bulos, decálogos, tratados y capítulos de novela que hayamos escuchado, no hay como consultar alguna fuente oficial para saber cuál hay que elegir para la práctica deportiva. Las higiénicas de 0,96 en la farmacia no se recomiendan, ya que no tienen la suficiente protección en caso de exhalar gotitas y vaho durante la práctica deportiva. Es aconsejable elegir una mascarilla que no dificulte la respiración: autofiltrantres, con filtros de partículas o duales. Según la normativa, no es obligatorio utilizarlas, aunque sí recomendable para estar más protegidos.

Bien está lo que bien acaba

Y si el antes y el durante eran importantes, al terminar de entrenar nuestros hábitos deben seguir siendo estrictos. Si no hemos preparado una zona para dejar el material deportivo y aislarlo del resto de nuestra vivienda, es el momento. Hay que limpiarlo con una solución de agua y lejía (20cc por cada litro), lavar la ropa a 60º como mínimo, desechar los guantes si los llevamos y tirar la mascarilla o lavarla en caso de que sea reutilizable.

Estiramiento, ducha, lavado de manos (otra vez) y baile de agradecimiento por haber esquivado a la alimaña microscópica.