{{#section.link.href}}
{{section.link.title}}
{{/section.link.href}}
Jokin ha ido hoy al supermercado. Ha recorrido los pasillos en busca de patatas, huevos, cebollas, atún en aceite y aceitunas, lo necesario para hacer su plato favorito del verano, ensalada campera. Ha pagado con un billete de 20, ha comprobado el cambio y se ha despedido de la cajera. Después se ha quitado las gafas de realidad virtual y le ha contado al terapeuta su experiencia. Después de mucho tiempo, Jokin ha vuelto a ir de compras, y no se le ha dado del todo mal. A sus 86 años tiene deterioro cognitivo y algún que otro problema de movilidad. Ahora ha encontrado en la realidad virtual un camino para volver a hacer algo que le gustaba.
Jokin (nombre ficticio) junto a otros 9 compañeros participa en un proyecto piloto de terapias con realidad virtual en la residencia Domusvi Berra, de San Sebastián. "La aplicación de técnicas de realidad virtual en la estimulación cognitiva ha venido para quedarse. Nos da un abanico enorme de posibilidades terapéuticas que de otra forma no podríamos realizar" explica Nagore Bergoa, neuropsicóloga del centro y responsable del programa.
La realidad virtual permite transportar al paciente a escenarios fuera de los centros residenciales, y recibir estímulos y reaccionar ante ellos de manera similar a cuando hacían su vida independiente. De este modo se restablecen conexiones y se generan otras nuevas, lo que mejora las capacidades neuronales de los residentes.
"A los profesionales nos abre el abanico. A mí me resultaría imposible salir al campo con 10 residentes, pero virtualmente sí puedo, y realizar así actividades en un entorno ecológico que de otro modo sería imposible. Desde que lo descubrí, me ha resultado una herramienta muy interesante, y ya está implantado como terapia en varios centros", explica Nagore.
En 2018, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts descubrieron que la realidad virtual reducía la depresión y el aislamiento entre las personas mayores. Otros estudios sugirieron que la reminiscencia de la realidad virtual mejora la moral, el compromiso, la ansiedad y la cognición, al estimular la actividad mental, aunque no necesariamente revierte el deterioro cognitivo. Este tipo de terapias de estimulación se están mostrando eficaces, y cada vez son más intuitivas, con lo que las personas muy mayores, no habituados al uso de tecnologías de este tipo, las aceptan con naturalidad.
Dentro de los muchas aplicaciones que tiene esta tecnología está la terapia de reminiscencia, a través de la música, o de las imágenes de lugares compartidos, que permite a los mayores recuperar recuerdos y dotarlos de significado. También favorece la conversación, ya que se comparten escenarios conocidos y se abren diálogos que dan lugar a nuevas relaciones entre los usuarios y los cuidadores.
Una de las aplicaciones permite al usuario recorrer en bicicleta o en barca diferentes escenarios, subir el Tourmalet o recorrer los fiordos noruegos en kayac, lo que posibilita interactuar con el entorno, a la vez que se hace ejercicio. "Se actúa sobre distintos elementos, tanto físicos como mentales, lo que hace que la terapia sea más intensa, más completa y más divertida", explica Nagore.
El 80% de las personas con problemas de movilidad o demencias leves o moderadas siguen viviendo en sus casas, con un cuidador que generalmente es un familiar. Estas terapias podrían ayudar también a los que no están ingresados en residencias, pero la experta puntualiza: "En casos de demencias que cursan con alteraciones de conducta, delirios, o agitación motora, quizá no es conveniente, por eso es importante hacer una valoración previa, pero con supervisión creo que también sería interesante utilizarla en domicilio".
La industria de la realidad virtual aplicada a terapias para mayores tiene un futuro espléndido, pero hoy por hoy está despegando. Existen pocas aplicaciones y no todo vale. "Hay programas de estimulación en RV que son farragosos, no hay quien los entienda. Y hay algunos muy intuitivos y atractivos. Hay que buscar que las aplicaciones sean útiles para los profesionales o para los cuidadores, sí, pero también que sean entretenidas y fáciles de usar para los usuarios, que son los que al final las van a usar o abandonar", explica la neuropsicóloga.
Un apoyo decidido a este tipo de terapias por parte de la administración ayudaría a dar un empujón a la industria. También ayudaría que los programas de estimulación en RV fueran diseñados conjuntamente por profesionales sociosanitarios y desarrolladores informáticos, para adecuar el producto a las necesidades terapéuticas y de ocio de los potenciales usuarios.
"Los profesionales debemos impulsar estas tecnologías y difundir la eficacia y facilidad de uso que tienen. Hay que hacer difusión y formación específica para los profesionales, tanto en estimulación, como en fisioterapia y otros campos, porque está demostrado que en muchos casos mejora la calidad de vida, y creo que, por las enormes posibilidades que nos ofrece, son el futuro", concluye Nagore.